sábado, 12 de diciembre de 2009

fantasia cumplida de Raquel

Hola a todos como están me llamo Raquel tengo 30 años soy delgada de 1.67 de estatura buenos pechos y un culo muy apetecible según me dicen lo que les voy a contar es algo que me sucedió cuando tenia unos 20 años por ese entonces me volví adicta a las pelis porno de Rocco Sigfredi .Soñaba con que el me cogía me hacia tragar toda su polla y yo la mamaba con todo fervor luego me la metía por el culo como el solo sabe hacerlo, a veces soñaba que el y otro de sus amigos esos negros con unas pollas del tamaño del burro me hacían correr todo me cogían por adelante por atrás por la boca etc. En otras ocasiones fantaseaba con que estaba en una orgia de esas que hacia Rocco.Así pues siempre que estaba con alguien imaginaba una polla fenomenal como ese pero no lograba satisfacer mis deseos, casi a todos mis ocasionales amantes se las mamaba, me cogían por mi panocha y por el culo pero no era lo yo quería.Un fin de semana como otras muchas salí con la idea de cumplir mi fantasía ya que donde yo vivo no creo que llegue Rocco, así que debía buscar alguien parecido, esta noche me puse una panti muy pequeña que se escondía dentro de mi culo tenia la panocha bien depilada, un sujetador blanco como mi panti que elevaba mas mis pechos hacían que se vieran mas grandes de lo que son unas medias blancas hasta la rodilla, una minifalda a cuadros de color beige y una chaqueta corta de color negro, me maquille, perfume me unte algo de lubricante por si había suerte en el culo por que hay cada ejemplar de hombre que te lo mete sin compasión y a al búsqueda.Llegue a un bar estaba algo muerto encontré unas amigas allí nos pusimos a tomar en una mesa muy cercana habían unos chicos que nos miraban de rato en rato hasta que uno de ellos se acerco y nos invito a tomar algo con ellos nos juntamos ambas mesas luego de unas cuantas copas uno de ellos dijo que vayamos a otro lugar mas divertido.Nos llevaron a una disco media escondida en un barrio medio peligroso tocaron la puerta uno de ellos le mostro algo abrieron y entramos carro y todo, bajamos y entramos en un ligar que jamás imagine existiera una especie de garaje grande convertido en Disco todos bailaban tomaban y otras cosas mas nos sentamos en unos muebles el mozo trajo la carta y los chicos pidieron el especial. Mientras esperábamos mis amigas me dijeron que vayamos a bailar fuimos mientras ellos esperaban en la mesa.Mientras bailábamos vi a un hermoso moreno en una esquina con una copa en la mano, voy al baño les dije a mis amigas pase por el lado del moreno y le mire el paquete que tenia note que era algo grande tal vez como el que yo buscaba, en eso que iba al baño choque con una muchacha que salía del baño, he mira por donde caminas que dijo, disculpa le dije no me fije bien, a ya me di cuenta por que estás mirándole el bulto a Renzo, no te lo aconsejo nadie puede con el , yo le dije gracias y me fui al baño me sentí muy excitada con lo dicho por la muchacha y solo quería estar con el ya, al salir del baño pase por su lado me le insinué y le pedí que invitara un trago.Bueno si eso quieres me dijo y me invito el trago me dijo su nombre me dijo que era la primera vez que me veía allí y que no sabia quien era yo le dije que si, me invito a bailar y sentí su bulto en mi culo cuando se pegaba a mi, tienes un culo rico me dijo y ese panti invita a entrar en el dijo, yo que estaba sobre excitada solo atine a decirle cuando tu quieras, bueno me dijo vamos a otro sitio mas intimo entonces, me olvide el grupo y salí con el, lo único que pude ver es como las chicas del lugar se quedaron viéndome medias perplejas.Llegamos una habitación de un hotel cercano al lugar, entramos en la habitación el me jalo hacia su cuerpo y me dio un beso con toda su legua dentro de mi boca a la vez que soltaba mi chaqueta y de solo jalón el sujetador dejando al aire mis pechos me echo sobre la cama y puso sus manos sobre mis tetas que se pusieron duras así como mis pezones que parecían de fierro empezó a morderlos a jalar de ellos hizo que me corriera como nunca lo había echo sentía como mis líquidos salían por mis piernas bajo hacia mi vientre mientras que sus manos bajaron la mini así como mis medias y los zapatos bajo hacia mi panocha y por encima del panti empezó a besarlos y a lamer de mis piernas todo el jugo que botaba mi panocha, jalo a un lado la panti y metió su lengua yo sentía morir de placer metía su lengua como también metía sus dedos lo mas profundo que podía y yo me corría con cada metida y sacada de sus dedos, luego levanto mi culo un poco mas alto jalo la panti de atrás y empezó a lamerme el culo que delicioso lo sentía luego entraron sus dedos uno detrás otro era algo delicioso.Se paro y se quito la chompa y el polo tenia unos pectorales regulares luego se bajo el pantalón y se notaba que tenia algo grande allí, bajo sus interiores y Dios algo gigante estaba allí todavía dormido echado sobre su pierna y así se veía algo gigante como de unos 23 centímetros y grueso como un frasco de desodorante, me dijo podrás conmigo al verlo todas salen corriendo, esto era algo mas grande que los actores negros de las pelis de Rocco Sigfredi no lo dude y lo cogí entre mis manos y me lo lleve a la boca entraba con las justas empecé a mamarla y sentí como crecía mas en mi boca la tenia muy dentro mío muy adentro de la garganta y notaba que entraba mas allá y tuve que sacarla por que no podía respirar estaba dura la boca empezó a dolerme ahora tendría unos 30 centímetros o mas y tenia el grosor de uno de esos frascos de mus para el cabello muy grueso, cuando lo saque me dijo no vas poder yo solo le mire a los ojos y volví a engullir esa verga todo lo que pude el empezó a moverse y sentía que entraba hasta mi estomago, me acomodo al filo de la cama con la cabeza inclinada hacia el piso y me la metió de un solo trancazo toda la verga hasta el fondo de la garganta y sentí que me había roto la garganta porque sentí un dolor solo con señas le dije que la sacara pero el empezó un mete y saca que no aguante y cuando lo saco corrí al baño, regrese el estaba acostado en la cama boca arriba fui y me senté sobre su verga poco a poco era muy grande dificultaba en entrar eso que yo estaba muy lubricada por la excitación y cumplir mi sueño con un dolor grande entro la mitad y empecé con el mete y saca en cada metida sentía que entraba un poco mas de un momento a otro vi como esa descomunal verga estaba dentro de mi panochita que estaba toda babosa y roja y lista a romperse pero con ganas de ser cogida mas fuerte, el me volteo hacia la cama levanto mis piernas las puso a su hombro y empezó a meterla con fuerza sentía dolor y placer pero no quería que lo saque, si que eres una hija de puta me dijo eres la primera perra que se la traga toda en la boca y la concha, luego me levanto en vilo sobre sus piernas el parado y yo con las piernas alrededor de sus caderas sentí como esa cosa me entraba hasta el útero el dolor en el vientre era fuerte pero yo quería mas luego me bajo al piso me puso de espaldas y me volvió a coger por atrás jalándome los pezones que los tenia rojo de tanto jalarlos, me tomo del cabello y jalo como si fuera una yegua en esa posición me hizo caminar alrededor de la cama mientras el golpeaba mi panocha con esa cosa, me llevo hasta el filo de la cama apoye mis manos en la cama y me dijo ahora te voy a reventar el ojete es lo que yo quería, pon la cara sobre la cama y muerde la almohada perra que no quiero oír tus gritos hice lo que me dijo mientras seguía empujándome saco lubricante de ropa la esparció por mi culo y metió sus de dos uno por uno hasta que estuvieron todos se sentía agradable me dije a mi misma ya esta bien dilatado no habrá problemas para que entre allí.Saco su verga de mi panocha la puso en la entrada de mi culo y me dijo muerde la almohada y agárrate fuerte de la cama y empezó a meterlo ni bien entro la cabeza sentí un dolor tan fuerte que nunca había sentido eso que yo ya me había comido muchas vergas por el culo, le suplique que la sacar pero muerde la almohada perra me dijo y siguió metiéndola sentía que me ardía todo el culo sentía que se rompía algo le rogué que le pusiera mas lubricante adentro porque muy adentro no estaba lubricado y dolía pero el continuaba hundiendo su barreta solo gritaba mordiendo la almohada y sentí lagrimas que me salían de los ojos, con sus manos separa mas mis nalgas para que estas estuvieran mas abiertas luego comenzó con un mete y saca suave pero el culo me seguía doliendo, cogió mis manos e hizo que me abriera yo las nalgas mientras el me jalaba de los cabellos sentía algo húmedo que corría por mis piernas al ver mi mamo vi que era un poco de sangre que salía de mi culo como a los 15 minutos que me cogía el culo sentí un placer agradable deje de llorar y de gritar ahora le pedía que me la metiera mas, ya ves puta te iba a gustar en eso sentí que de un solo golpe que me dolió el vientre la metió toda hasta los huevos yo quise empujarlo pero el me sujeto con fuerza y solo tuve que agárrame de sus huevos sentí un ardor tan fuerte que dolía el estomago pero también un placer muy grande la saco toda se sentó en una silla y me dijo ven perra métetela toda en el culo yo obediente me puse de espaldas a el y me senté sobre su vergota que un solo golpe me la metí toda y me quede sentada un largo rato así con toda la verga clavada en el culo luego empecé el mete y saca cada vez con mas que ya no sentía mi culo después en esa misma posición alternaba mi panocha y mi culo y de rato en rato se la mamaba para darle algo de humedad cambiamos así varias posiciones en las me cogía por el culo y por la panocha y por la boca, donde quieres que te la deje me pregunto yo le dije en el culo para que refrescara mi culo, se corrió dentro de mi culo sentí como salía su leche a borbotones luego de moverse un poco mas la saco y me pidió que se la mamara, se la mame con el mayor placer hasta dejarla limpia de leche y brillante, se vistió y me dijo que me dejaba allí para que pudiera descansar que nos veríamos todas las que yo quisiera en la discoteca y me dejo un pase especial. Yo solo atine a echarme sobre la cama porque empecé a sentir dolor del vientre para abajo sobre todo en mi culo y en mi panocha pero era feliz me acerque al espejo levante mis piernas y vi como mi panocha estaba toda abierta pero mi culo era algo descomunal parecía un forado de un túnel bien abierto entraba toda mi mano incluso las dos pero ya no quise averiguarlo vi como salí la leche del negro mezclado con la sangre de mi culo roto me bañe y me dormí, al día siguiente no podía caminar me dolía todo sobre todo el culo, tuve que llamar a una amiga para que viniera a buscarme y me trajera algo de ropa ligera porque no podía usar la ropa que tenia porque me ardía toda. Luego de una semana de descanso volví a la discoteca y empezó todo de nuevo hasta que el negro se fue del país y me quede con las ganas pero ya había cumplido mi fantasía.

iniciacion del sexo de la guera

Desperté al sexo con un hombre casado el cual hizo de mi lo que quiso. Esta es mi historia. -Gustavo nunca me llamo por mi nombre me decía GUERA – la primera vez que salí con el sabia que estaba jugando con fuego que el no se conformaría solo con besos y caricias pero no me importo en el fondo lo deseaba- y acepte pensando que podía manejarlo –ese fue mi error – --cuando me beso por primera vez – fue un beso apasionado hice un vago esfuerzo por zafarme – fingiendo rechazarlo – pero no cedió sus manos me sujetaron con mas fuerza. Y me beso con mas pasión sentía su lengua hurgar en mi boca. - sus manos comenzaron a levantar mi vestido – acariciando mis piernas – hice un ultimo intento por zafarme – e irme me tomo de la mano con fuerza pero sin lastimarme – Güera – te deseo - quiero cogerte. – tengo novio por favor déjame ir y me soltó. -un día saliendo del trabajo me invito a platicar tuve miedo pero me subí a su auto y nos fuimos sucedió lo que tenia que suceder – me beso estrechándome con sus brazos – quise oponerme – no lo logre pues en el fondo lo deseaba – me sentía de verdad indefensa. ----sentí sus manos recorrer mi cuerpo comenzando con mi cara y terminando en mis piernas – comenzamos a besarnos con pasión – tome su lengua y la enrolle con la mía – en ese momento escuche sus palabras – me tomo de mi cintura y sin mas preámbulo me dijo – quiero que seas mía – entrégate. --me asuste - mi corazón latía a mil por hora - casi como autónoma le dije – no eso no por favor – soy señorita – tu eres un hombre casado y yo tengo novio -por favor no me presiones - comenzó a besarme por todo mi cuello – a morder mis oídos – sus manos acariciaron mis pechos – mientras yo le decía - – no lo hagas por favor-- detente – no me hagas esto – me voy a casar – tengo novio. --Déjame por favor Gustavo - pero sus caricias y sus besos me tenían completamente atontada. – No dejaba de acariciarme y besarme – me recorría el cuello con sus labios – y sus manos me acariciaban – comencé a excitarme – a calentarme – el comenzó a desabrocharse su pantalón – estábamos en su auto y tenia miedo que alguien nos viera. Cuando se bajo el cierre mire su verga con cierto temor – era de un grueso impresionante - Tomo una de mis manos y la coloco en su verga con miedo y timidez tome su verga y lo comencé a masajear mientras nuestras bocas se unían. No sabia en ese momento que me tenia dominada de esa forma tal vez era la brutalidad y lo tosco del trato de Gustavo en comparación con el suave y tierno trato de mi novio – de todos modos no me importo en ese momento solo quería sentirme mujer -- sentí como una de sus manos hurgaba debajo de mi ropa intima – sentí su dedo acariciar mi sexo por encima de mis pantaletas – ---En ese momento presentí el peligro – mi virginidad mi sexo lo mas sagrado que tenia estaban a milímetros de sus dedos -- hizo aun lado el elástico de mis pantaletas y comenzó acariciar mi sexo – no pude contenerme comenze a gemir al sentir su dedo rozar los labios de mi sexo - quería irme pero no podía estaba paralizada --cuando su dedo comenzó a dedearme – mi cuerpo era un volcán pero reaccione y me libera de sus brazos – y nuevamente le dije – no por favor no lo hagas déjame ir - y sin pensarlo me Salí. -escuche sus palabras vas a regresar nena – se que vendrás a buscarme - - camino a mi casa me sentí temblar – en el fondo me había excitado – --Al otro día no lo quería ver a los ojos por vergüenza – --- el se daba cuenta de mi inquietud y nerviosismo –. --Sus palabras eran para mi como un imán era todo lo contrario a mi novio no era tierno era mas bien vulgar y en su mirada había algo que despertaba en mi el deseo por estar con el - me tienes loco güera –te voy romper completa - te deseo y tu sientes lo mismo – --Me fue imposible poder rechazarlo y terminamos en su departamento para que hiciera de mi lo que el quisiera. – Llegue a su departamento sin control sobre mi cuerpo – sus dedos comenzaron a trabajar en mi sexo y su lengua a besar mis labios a succionar mis pechos que ya no pude detenerme – ---Me desvistió de prisa con brusquedad y ala vez suavemente – hasta dejarme desnuda completamente – con mis manos cubrí mi desnudez- pero el comenzó a besarme y a besar mi cuello a enloquecerme de placer - beso mis senos y comenzó a chuparlos con ansiedad – tomo mi mano y la llevo a su verga – a esas alturas me moría de ganas por tocar su verga por palparla – y probar su sabor – ---mire su verga – era grande –gruesa – me acorde de mi novio y de cómo en una ocasión en el cine le palpe su verga pero no había comparación – entre su miembro de el y el de mi novio – Escuche su voz ¡Abre tu boca mámalo! ----Abrí mis labios y comencé a mamar su verga – cerré mi ojos - me deje llevar por la sensación de tener por primera vez en mi vida un pene en mi boca. – se que le di placer – lo note a pesar de que no sabia como mamarle su verga – lo escuche gemir cada vez que mis labios formaban una o en el tronco de su verga – ---en ese momento sentía en mi cuerpo una excitación grande – tenia un insoportable cosquilleo en mi vagina y también sentía algo de miedo por ser mi primera vez –sentía que probablemente me fuera a causar daño al intentar penetrarme – y llego un momento en que ya libre de todo prejuicio comenze a gemir a recorrer con mi lengua todo su pene provocándole placer –me levanto para llevarme a la cama – me llevo entre sus brazos – me coloco en la cama. Me beso con pasión y me decía no tengas miedo – hoy te vas a convertir en mujer – te voy a meter mi verga por todos tus huecos - te voy a estrenar y dar el placer que tu cuerpo pide a gritos - ¿de acuerdo? Sentí su lengua – lamer mis muslos – mis pantorrillas – una corriente eléctrica paso por mi cuerpo cuando sentí su lengua en los labios de mi sexo – comenze a gemir – era algo delicioso sentir su lengua hurgar en mi intimidad en lo mas sagrado de mi ser- quería que parara y el no se detenía – Mi cuerpo comenzó a contorsionarse – me sentí elevar al cielo – sentí una oleada de placer no sabia si reír o llorar – pero comenze a mover mis caderas a rotar mi sexo contra su lengua áspera – y así me llego mi primer orgasmo entre gritos y jadeos me sentí estallar – fue para mi una locura – --algo paso en mi que me hizo cambiar mi conducta de niña por el de una mujer salvaje – me olvide de mi madre y de mi novio - me alce de la cama y me abrase con fuerza a su cuello – lo bese - me encontraba en un momento de excitación que no me importaba nada – tomo uno de sus dedos y lo metió en mi boca – ensalívalo me dijo y después – sentí su dedo hurgar en mi culo – que haces le dije – me vas a lastimar - el solo me contesto- ¡tienes un culo que me vuelve loco! -- ya no se detuvo era una bestia excitada al máximo. Se hinco a mis piernas y me comenzó a mamar mi sexo – me abrió las piernas al máximo – me agarre de su cabeza de sus cabellos para no caer de la cama -- entre abrí mis piernas - comencé a sentir ese placer nuevamente – su lengua recorrió todo mi sexo de arriba abajo – me coloco boca abajo – con sus manos separo mis nalgas y me dio lengua en el culo en ese lugar que jamás imagine – que fuera tan sensible – comencé a mover mis caderas con fuerza cada vez que su lengua me mamaba era una sensación única. - se levanto de la cama un segundo solo para mirarme – y decirme estas preciosa – tomo una cámara que tenia sobre su buro y me tomo una fotografía – que haces le dije eso no por favor no lo hagas – tranquila no pasa nada. Y siguió mamando mi cola. ---- llego el momento que no aguante tanto placer me deje caer sobre la cama el Se tomo su pene con sus manos y comenzó a pasar la punta de su verga por mi sexo virgen – mientras mamaba y mordisqueaba mis pezones. --Sentí claramente como coloco su verga en la entrada de mi sexo y comenzó a empujar a penetrarme - sentí una punzada de dolor al sentir mis labios íntimos abrirse – cerré mis piernas evitando el dolor por instinto. –pero el nuevamente me abrió de piernas y comenzó a presionar y yo comencé a quejarme – siento que me partes. -- sentí como la cabeza de su verga entro en mi sexo – sentí mis carnes intimas desgarrarse –intente moverme – pero no lo logre - sentí como su verga siguió avanzando dentro de mi cuerpo hasta que llego a mi himen con mi mas apreciado tesoro lo que mi madre siempre me pidió guardar hasta casarme mi sello de garantía – hizo presión por empujar - por romperlo y ser el primer hombre en mi vida. -- no me dio tiempo de pensar ni de reaccionar – sentí como su verga entro en mi me penetro con fuerza – sentí su verga rasgar lo mas intimo que una mujer tiene su virginidad – di un grito fuerte al sentirme penetrada – al sentir como su verga me rompía mi virgo - y me hacia mujer. -- me duele – el no se movió se mantuvo firme dentro de mi vagina. -- Extendí una de mis manos como buscando apoyo – a mi dolor de sentirme penetrada - -- tranquila nena – ya estoy dentro de ti – ya estas rota mi amor – ya te hice mujer – mi mujer – mi putita – estas bien estrecha – güera – jamás imagine tenerte ensartada y desvirgarte pero ya paso ahora vas a gozar – --- Ah me duele solo comente – se quedo quieto dentro de mi hasta que yo misma comencé a mover mis caderas a mover mi vientre buscando nuevas sensaciones. – comencé a gozar a disfrutar de mi primera vez -- comenzó a sacar y a meter su verga un par de ocasiones mas hasta que no hubo siquiera una muestra de molestia en mi cara y en un movimiento rápido me ensarto toda su verga hasta que sentí su huevos chocar con mis nalgas. Me dio una cogida fenomenal - comencé a jadear – a gemir – mi cuerpo era un volcán sentía mi vagina con ardor pero me gustaba el martilleo de su verga - me gustaba sentirlo dentro de mi vagina – me estuvo cogiendo sin descanso sin prisas hasta que sus gritos y sus gemidos me indicaron que estaba a punto de darme su leche – ----Fue en ese momento que me horrorice – pero el martilleo de su verga dentro de mi vagina me ponía loca – entre palabras entrecortadas le decía – salte – salte no usaste -condón – salte no te vengas dentro no lo hagas ag. –Por favor Gustavo no te vengas dentro de mi – lo golpee con mis manos – lo arañe – pero todo fue en vano ---Me enterró su verga hasta el fondo y lo sentí explotar dejando su semen dentro de mi cuerpo – termine desfallecida agotada- las piernas me dolían – mi sexo me punzaba sentía mi intimidad desgarrada – pegajosa- - nos quedamos acostados en la cama – yo no quería moverme – pero tenia la sensación de ir al baño – --Al orinar me ardió- me vi mi sexo abierto – desflorado – en mis piernas tenia sangre que escurrió de mi sexo. --En la cama sobre la sabana estaba una pequeña gota de sangre como testigo de mi desvirgue. -tuve un leve remordimiento y comencé a llorar – el me tomo entre sus brazos – me beso en los ojos – por que lloras güera tu cuerpo lo pedía – entre sollozos le dije – y si salgo embarazada que voy a decir en mi casa a mi novio – tranquila me dijo te vas a tomar unas pastillas que te voy a dar y con eso vas a evitar quedar preñada – -- ven vamos a bañarnos – me bañe con el – comenzó a lavar mi sexo – nos estuvimos bañando juntos – beso cada parte de mi cuerpo lentamente -- que culo tienes rebeca – sabes nunca me cansaría de estarte cogiendo – – cuando nos estábamos bañando me dio su verga a mamar – se la chupe de nuevo - casi vomite cuando sentí su leche – vamos abre tu boca – cométela – así suave –despacio – chupa – chupa –abre tu boca – sentí asco no lo niego pero recibí su semen mi boca - --Agotada, nos acostamos en la cama nos quedamos semi dormidos – yo completamente desnuda – cerca de la media hora sentí sus dedos hurgar en mi sexo. Mis caderas comenzaron rotar en un vaivén loco sobre sus dedos como buscando que la fricción de sus dedos fuera mas fuerte sobre mi clítoris. ---bajo su cabeza a mi vagina y con su lengua recorría todo el contorno de mis labios íntimos, hasta mi clítoris, con mis manos le tome su cabeza y se la talle con fuerza sobre mi sexo al momento que explotaba en un orgasmo colosal producto de la mamada que me estaba dando. ---Quede desfallecida agitada sudorosa, pero al instante sentí como su verga se abría paso en mi vagina – me penetro con furia – grite al sentirme ensartada – y le dije despacio me duele a un – despacio por favor - separando mis piernas me comenzó a penetrar sentía que su verga me llegaba al fondo de mi matriz, lo rodee con mis piernas por su espalda evitando que se saliera de mi sexo, y comenzó a penetrarme lentamente. --Comencé a mover mi cabeza con fuerza, le enterré las uñas en la espalda. Y comencé gemir a pedirle que me ensartara hasta el fondo, comenzó a mover sus caderas más rápido, hundiendo cada vez más fuerte su verga en mi concha. No pude más y estalle gritando como loca sentir el roce de su verga me producía tanto placer. Me lastimas y me matas pero me gusta me llenas toda ah. ---Me saco toda su verga y me puso bocabajo y me ensarto por detrás hasta los huevos, que grite al sentir como me ensarto – me estuvo cogiendo en cuatro patas hasta que sentí como su verga le crecía y comenzó a explotar llenándome de su semen todo el interior de mi vagina. Quede desfallecida, tendida sobre la cama con la vista perdida, jadeando llena de su semen. --No sentí el tiempo cuando mire el reloj eran las 3.45 de la mañana en ese momento me acorde de mi mama que estaría preocupada por mi – -Le llame y le dije mama estoy bien no te preocupes llego mas tarde, y colgué por que tenia miedo que mis gemidos me delataran cuando le llame a mi madre el me comenzó a mamar de mi sexo nuevamente y me hizo estallar – me puse salvaje su lengua áspera y rasposa me volvía loca – sabia como mamar y donde chupar tome su cabeza con fuerza y grite ahogando un gemido de placer cuando me sentí estallar - Nos quedamos dormidos – eran las 7.30 de la mañana reaccione al sentir su lengua en mi trasero con sus manos me separo los cachetes de mi culo y su lengua comenzó a darme de piquetes en mi cola. Era una sensación única – muchas veces escuche los piropos de los hombres en la calle cuando salía en short o en pantalón – nunca supe si mis caderas eran una bendición o un mal con el que debía cargar – --Me estuvo dando lengua en mi trasero sin asco sin repulsión – sentía su saliva correr por mis nalgas – estuvo mas de una hora mamando mi cola. ---sentí algo frio en mi abertura anal que haces le dije – y voltee para ver como me untaba aceite y uno de sus dedos comenzó a penetrar mi cola – después sentí otro dedo en mi culo – y comenzó a moverlos dentro del ano. Sentí molestias pero lo deje continuar. – me gustaba la sensación de sentir su lengua y sus dedos en mi cola pero era muy distinto a que me ensartara su verga. Tuve miedo al dolor al grosor de su verga a que me desgarrara - y se lo hice saber – Gustavo - no - por favor me da miedo – me vas a lastimar. --Quise levantarme – pero me tomo de mis caderas con firmeza y se coloco detrás de ellas - sentí otra vez su lengua hurgar mi abertura anal – sentía la punta de su lengua desde mi vagina hasta mi cola – sentí algo cremoso en mi abertura anal y al instante sentí su dedo ejerciendo presión en mi ano. -Gustavo me vas a lastimar – comenzó a besarme por toda la espalda – tomo mis caderas con fuerza y me coloco sobre el filo de la cama boca abajo - tomo las almohadas y las coloco en mi vientre levantando mis nalgas. -un sudor frio recorrió mi espalda al sentir la presión de su verga sobre mi abertura anal Ag. – Ay – no – ay ag. – Me lastimas no – ay. --- Lo intento una y otra vez sin lograr vencer la resistencia de mi esfínter. Lo regrese a ver y lo note desesperado, ansioso por estar dentro de mi culo. Tenia miedo al dolor sin embargo un deseo prohibido se apodero de mi - cerré mis ojos y espere el ataque decisivo -levante mis caderas y empuje mi culo al encuentro de su verga. -- para que mentirles – fue un dolor atroz – enorme se me nublo la vista – grite – llore – implore – suplique – Cuando sentí como la cabeza de su verga entraba en mi abertura anal - Quise zafarme – pero me tenía bien agarrada de la cintura. – Sentía mi ano violado – desgarrado- me arrepentí en ese momento de haber levantado mis caderas al encuentro de su verga. - comenzó a empujar y tense mis nalgas en un vano intento por ofrecer resistencia a su verga – pero lo único que logre fue aumentar su placer al apretar mis glúteos la unión se hizo mas estrecha. No aguante mas y me deje caer sobre la cama - - mis ojos se llenaron de lagrimas - jalaba aire con la boca. - comencé a pedirle que por favor me la sacara que me estaba lastimando. --Me lastimas Gustavo - Me duele - - tranquila – pronto vas a gozar – se que duele pero ya estoy dentro de ti. Con sus manos tomo mis caderas y me levanto de la cama – el se puso de pie y apoyo sus dos pies sobre el piso – y comenzó a empujar con fuerza – Y me ensarto su verga. --grite –llore –patalee- me sentí morir – quise arañarlo –morderlo - me estaba lastimando - Del esfuerzo que hice me quebré dos uñas al apretar las almohadas- buscando mitigar el dolor –ya por favor salte - - me duele - salte por favor – - Quede como muerta – no quería moverme – tenia miedo de hacerlo pero algo cambio en mi -era mucho el dolor que sentía en ese momento pero comencé a mover mis caderas – --Gustavo no espero más y con fuerza me ensarto hasta al fondo de mis intestinos. ---Apreté las manos y di un grito fuerte al sentirme completamente rota del culo. --Escuche su voz – decirme ya estoy dentro no te muevas -déjame a mi hacerlo. Y comenzó a ensartarme con fuerza metiendo y sacando su verga con mayor rapidez. --Tienes que acostumbrarte no te muevas no te muevas - --- me dolía el culo me ardía - Ah me matas, despacio. --Me estuvo cogiendo sin parar – como loco – poseído – con fuerza me proyectaba sobre la cama cada vez que me ensartaba – sentí ganas de ir al baño – de cagar – tuve vergüenza pena de que le cagara su verga –pero no aguante mas – es una sensación enorme de ir al baño- el se sentía feliz y lo reflejaba en su rostro - --mi cuerpo se curvo permitiendo que su verga profundizara aun mas en mi recto – era una cogida salvaje animal en donde yo lo único que tenia que hacer era soportar sus arremetidas, que golpeaban con fuerza mis nalgas. – me costaba aceptar que su verga se pudiera enterrar en toda su extensión en mi agujero trasero – pero la realidad era que estaba enterrado hasta lo mas hondo de mis intestinos. Sentí las contracciones de su verga y comenzó a empujar en mi culo - y fue cuando sentí como su verga bañaba con su semen mis entrañas. -Me levante con dificultad y fui al baño – cerré la puerta y comencé a llorar me dolía el culo. Me ardía, sentía abierto mi hoyo – desflorado – lacerado - -- Me levante de la taza –con dificultad – Me limpie con unas toallas – observe rastros de sangre en la toalla. Salí del baño. Regrese a la recamara, Gustavo tenia una toalla entre las manos y se limpiaba su verga. – me acerque a el con dolor en mi cara al caminar- me hizo sentar sobre sus piernas – me coloco bocabajo nuevamente – tuve miedo le dije que no que ya era mucho pero me calmo – tranquila te voy a limpiar. Y comenzó a pasarme la toalla con crema por el borde de mi ano -- --Esa fue mi primera vez y a un no lo puedo olvidar - ¿Cómo olvidar al hombre que le di mi virginidad? Han pasado cerca de 4 meses en que me entregue a Gustavo. Después de esa primera vez me convertí en su amante en su mujer en su puta Me enamore de su verga de su forma como me cogía. --Llegue a mi casa a las 10.30 de la mañana – Esa noche y parte de la madrugada me cogió dos veces por el culo y tres veces por mi vagina. Las piernas me dolían y apenas podía caminar en una farmacia compre unas toallas intimas y una crema vaginal por que sentía los labios de mi sexo hinchados – inflamos por la fricción de su verga al estarme ensartando -- y el culo me dolía horrible. --Mi madre como que intuyo algo pero no me dijo nada - mi novio me estuvo llamando todo el día y me mando un mensaje que pasaría a verme –le conteste de prisa que no estaría que iría al doctor la verdad no lo quería mirar a los ojos tenia miedo que se diera cuenta que me había entregado a otro hombre. --Una vez que la calentura sexual termina entra la cruda moral. Estuve una semana sin poder sentarme. --No puedo explicar con palabras lo que siento – después de todo Gustavo tu me hiciste mujer tu fuiste – el primer hombre que me estreno vagina – culo y boca. Y eso no es fácil de olvidar – marcaste mi inicio sexual – - Si un día lees mi relato sabrás que cumplí y lo escribí. - mi cuerpo pide un hombre a mi lado - con mi novio no tengo esa confianza de decirle lo que siento –el aun cree que soy señorita – no le quiero hacer daño y muchas veces he pensado dejarlo pero no lo quiero lastimar.

sábado, 31 de octubre de 2009

mi maestra privada

Desde mi más temprana edad adulta tuve la suerte de conocer siempre mujeres que al momento de llegar a la intimidad se han abierto a las experiencias sin miramientos o tabúes y eso ha sido muy beneficioso, pues cada nueva experiencia me permitió conocer más de la naturaleza femenina, de cómo es esa compleja máquina de amar, sus deseos, gustos y, por sobre todo, de cómo tratarlas al tiempo de darles placer.
Celeste siempre estuvo allí, nunca se opuso a que fuera de nuestra relación yo buscara el amor de una mujer para formar una unión duradera y, mucho menos, que conociera a otras e incrementara mis experiencias, lo único que nunca hice con ella fue contarle de cada mujer que había conocido e intimado, porque lo que nos unía además de la atracción y el afecto era por sobre todo el respeto del otro y su integridad de persona con sentimientos, pensamientos y deseos.
Desde mi inicio sexual junto a Celeste en los tiernos años de la adolescencia fueron pasando los años y además de las relaciones con ella fueron pasando diversas novias, amigas o compañeras de estudios e, incluso, un matrimonio que duró poco. Después de cumplir mis 26 años, yo ya había terminado mis estudios universitarios, había tenido un hijo maravilloso, trabajaba en mi profesión y, como todo divorciado, vivía en un departamento de tan solo dos ambientes, cocina, baño y balcón exterior y, todas esas comodidades me daban las posibilidades de tener una vida sexual intensamente activa, con visitas a mi casa de novias, amigas y amantes con total libertad.
Esos años que corrieron entre los 26 y los 33 han sido los mejores años de mi vida y los más intensos y precisamente de ese periodo de mi vida quiero relatarles hoy a los estimados lectores la historia vivida con Helen. Para ir entrando en nuestra historias les contaré brevemente los antecedentes y como llegamos a conocernos con Helen. Ya dije recién, yo contaba con 26 años, vivía en un barrio de la ciudad de Buenos Aires donde lo mejor era el ambiente de su gente, muchos jóvenes que estudian, lindas calles y parques o plazas, donde se notaba siempre un espíritu jovial y donde las mujeres destacan por su simplicidad y buena educación.Yo vivía en un sexto piso con balcón a la calle y su orientación hacia el nor-noreste, permitía que en los meses de octubre a marzo (primavera y verano) uno pudiera tomar el sol sin salir de la casa y eso hacía yo precisamente sentándome siempre en el balcón a leer en shorts de baño o deportivos y disfrutar del lugar y la tranquilidad, máxime que mi trabajo de oficina sólo cubría el horario de 7.00 AM hasta las 3.00 PM o 15.00 horas y me dejaba toda la tarde hasta las 19.00 PM para disfrutar del sol y mi casa.
Ni que decirles a los lectores que cuando no me encontraba leyendo, escuchando música o haciendo algo de la casa, me la pasaba al sol en el balcón y observando la vecindad y fue así que descubrí a Helen y su amiga Patricia. Helen resultó ser una mujer de nacionalidad Europea oriental que vino a la Argentina de joven junto a sus padres y un hermano saliendo de un país bajo la influencia de la Unión Soviética, soltera a los 38 años de edad en que la conocí, trabajaba como secretaria en una institución por el horario de las mañanas y por las tardes se recluía en su departamento. Pese a la gran cantidad de años en que vivía en Buenos Aires, su acento y forma de hablar dejaban notar su ascendencia europea, vivía sola en un apartamento de tres ambientes donde todos daban a la calle, dos habitaciones y una sala de estar confortable y ubicado tan solo dos pisos más abajo del mío cruzando la calle y un poco hacia la derecha, digamos que entre su balcón y el de mi casa habría unos 30 a 40 metros de distancia, máximos.
La primera vez que noté su presencia en su casa ella se encontraba echada en un sillón de tres cuerpos viendo la televisión, y desde ese primer momento no pude dejar de observarla pues era una mujer muy apetecible. Ella usaba por entonces el cabello por sobre sus hombros, de color rubio y reflejos de tintura más clara que le daban un brillo especial a su rostro, la piel blanca como la nieve o la leche, una boca de labios finos, con amplia sonrisa donde resaltaban sus blancos dientes como un collar de perlas y, lo mejor de todo y que más recuerdo, unos ojos claros, de color verde suave con pintas marrones pequeñas que cuando los veías quedabas como hipnotizado.
El cuerpo de Helen no era el de una mujer joven pero si era delgada, no era de esas que van al gimnasio a modelar y no lo necesitaba, su altura era poco más de 1,75 cms, tal vez 1,80. Los pechos no eran grandes, incluso, mis manos en ellos parecían enormes y pese a que me gustan de pechos grandes las mujeres, los suyos tenían la ventaja que con la edad aun se mantenían firmes. Sus brazos eran largos y sus manos grandes con unos dedos finos y alargados que siempre tenía bien cuidados en lo estético, usaba esmaltes de color rojo en las uñas y pocas joyas, un anillo o dos a lo sumo.
Sus piernas eran tan largas que podemos decir que era la mejor parte de su bien conservada forma física, por su condición de delgada no tenía celulitis, era de muslos firmes y sus pantorrillas eran fuertes pero estéticamente delicadas y los zapatos de tacón le daban un aspecto de mujer sensual y de una finura que eran envidiables.
Es decir amigos, que sin ser una modelo, Helen tenía toda la belleza de una mujer que se sabe arreglar, que sabe como gradar a los hombres y junto a la experiencia personal que tenía como luego lo comprobé hacían de ella un espécimen femenino casi irresistible. Pasó poco tiempo desde que vi por primera vez a Helen y tuve oportunidad de conocerla y en ese tiempo siempre la había visto en su sala, viendo sola la televisión y/o circulando por su casa y la única vez que la vi en su habitación fue después de una ducha, intentando ir a dormir y, como ella sabía que desde el frente yo la observaba, bajó las persianas impidiéndome una visión completa de ella y como la odie ese dia por privarme de tamaño espectáculo.
Los días transcurrían sin mayor novedad y estando una tarde a principios del mes de diciembre en casa con mi mejor amigo Matías, pudimos ver a Helen que estaba en su casa, en su sillón pero en compañía de una amiga. Esa era Patricia, también de 40 años, divorciada, psicóloga, más baja que Helen pero de buenas formas, algo más rellenita pero apetecible. Ya Matías conocía de mi vouyerismo con Helen y estando ambos en el balcón disfrutando del sol y bronceándonos, nos quedamos observando la actividad de ambas mujeres y allí se dio todo para que las conociéramos. Desde nuestro lugar de observación en nuestro balcón podíamos ver claramente que ellas se encontraban hablando de que siempre era observado el departamento por mi o mis amigos, pues constantemente la amiga de Helen se asomaba por la ventana y miraba hacia arriba hasta nuestra ubicación e incluso, en un momento ambas salieron al balcón a tomar aire y ver la calle y allí estuvieron por varios minutos.
Es obvio que todo ese largo tiempo los comentarios entre Matías y yo trataron con exclusividad la existencia de ambas mujeres y cuando entraron ellas al departamento no quedamos con la bronca de no haber hecho el intento de contactarlas pero, la vida te da segundas oportunidades y ese mismo día sucedió eso.
Unos quince minutos después que las mujeres se metieran en el apartamento, las vimos salir por la puerta de calle, cruzaron la calle en dirección opuesta a la entrada de mi edificio y claramente pudimos verlas observando nuestra presencia aun en el balcón y cinco minutos después regresaron haciendo el camino inverso y otra vez lo mismo que antes, su mirada en el balcón. Fue entonces que sin pérdida de tiempo, a puro grito desde el piso sexto hacia la calle, comenzamos un dialogo, invitándolas a subir a nuestro departamento y ellas, con risas y carcajadas, depusieron la invitación con cortesía y nos saludaban con sus manos extendidas hacia lo alto. Que bronca sumamos en ese momento, no podía ser que aquellas mujeres se escaparan tan fácilmente de nuestros deseos, sólo el humor y gracia de Matías que bromeaba con las circunstancia hacía que todo eso fuera menos terrible, máxime cuando llevas semanas deseando ese instante y donde era obvio que ya existía un interés común de ambas partes.
Ellas entraron al edificio, nosotros volvimos a nuestro descanso bajo el sol y no fue sino hasta unos veinte minutos después que volvimos a descubrir a ambas mujeres en el balcón, mirando disimuladamente nuestra permanencia en aquel lugar y desde donde podía oírse levemente la risa de la amiga de Helen. Otra vez volvimos a la carga ambos, ahora con más insistencia y desesperación, ellas con señas rechazaban la invitación a que vinieran a mi casa, sonreían, hablaban entre ellas y volvían a hacerse las desentendidas del tema, haciendo de todo esto un juego de seducción infernal que sólo elevaba nuestra temperatura más que el mismo sol bajo el que nosotros nos encontrábamos.
Tras unos treinta minutos de insistentes actos de invitación a iniciar un contacto entre todos, fue Helen la que cambió todo y cortésmente nos invitó a ir para su casa y sin siquiera esperar un instante tanto Matías como yo respondimos afirmativamente, nos dio el número de departamento y tres minutos después estábamos tocando el portero eléctrico del departamento de Helen. Eran como las 18.00 horas, aproximadamente, cuando llegamos al departamento de Helen, ella nos hizo subir y al llegar a arriba nos abrió la puerta y nos presentamos:
- Hola, yo soy Paco, tu vecino de enfrente y él es Matías, mi mejor amigo.- Hola, pasen (dijo ella), Yo soy Helen y ella mi amiga Patricia, pasen (risas por lo bajo).
Los cuatro nos ubicamos en la sala del departamento, ellas sentadas al sillón de tres cuerpos desde el cual se veía mi balcón, Helen más cerca de la ventana de su propio balcón y su amiga hacia el interior, Matías a un costado, de frente a la ventana y a mí y yo a la izquierda de la dueña de casa y de espaldas a la ventana. Helen se encontraba vestida con un pantalón de jeans color azul oscuro, una blusa liviana y de mangas cortas color negro y unas sandalias bajas, Patricia vestía una falda que pertenecía a un trajecito tipo ejecutivo color beige, zapatos cerrados al tono y una blusa blanca, Matías y yo sólo zapatillas, playera y pantalón short de baño.
Comenzamos una charla bajo los nervios propios de la situación, comentamos actividades de cada uno, edades, estado civil, actividades sociales, etc. y nos fuimos soltando para conocernos mejor.
Inmediatamente tras las cortesías de rigor y de convidarnos un vino que todos nos pusimos a saborear mientras hablábamos, Helen fue directamente al punto y desató el mismo con un comentario simple pero eficaz para romper el hielo y dijo: -Te he visto casi a diario en tu balcón tomando el sol para poder observar el movimiento de mi departamento. Su frase sonó como una bomba en mis oídos, no me lo esperaba en ese momento y menos de forma tan clara y estridente. Reaccioné de inmediato y sin esquivar el bulto, le contesté:
- Es cierto. Hace como más de ocho meses que vivo en el edificio de enfrente pero recién hace un par de meses que noté que vivías acá y ahora es imposible ocultar que en estos dos meses te he visto más de una vez y que, incluso, hasta he esperado por verte cada día porque desde allí arriba tu imagen es espléndida y un gusto infinito y todo eso me dio ganas de conocerte, por eso estamos acá, ¿No? Ella echó a reír por la respuesta franca que le había dado y Matías agregó unos comentarios más sobre nuestras propias conversaciones donde o le había dicho que me gustaría encontrarla en la calle para hablarle o algo que me permitiera decirle que me gustaba. La reacción de ambas mujeres fue de risas, nos veían no como a dos adolescentes pero si como a dos hombres jóvenes, pensando que éramos inexpertos con las mujeres y como abordarlas y parecían querer jugar con nosotros y divertirse.
El tema de conversación se centró en las relaciones de todos, en que no había compromisos, novios, ni parejas, en reconocer que Helen me tenía loco y que de saber que había amigas como ella cerca algo hubiéramos inventado para acercarnos antes y de parte de ellas a hacerse las mujeres interesantes, reír, bromear al respecto y dejar ver que la situación era del agrado de ambas.
Habremos estado una hora o más charlando abiertamente entre todos y el vino se había acabado, le di mis llaves a Matías para que buscara una o dos botellas de mi casa y salió para allá junto a Patricia mientras Helen y yo quedamos en casa de ella esperando. Cuando se notó que Matías llegó a mi departamento, Helen me avisó y me pidió que me acercara para ver desde allí como se veía cuando ella notaba que había gente en mi casa. De inmediato me senté a su lado en el sillón, bien cerca de ella y miré para arriba a mi balcón, sólo se podía ver la luz encendida y parte del interior del techo de la sala, era necesario que alguien se acercara a la ventana para ver quien estaba ahí.
Justo en ese momento me di cuenta de que si ella quería mostrarme como se veía de abajo era porque ella también miraba buscando la presencia de personas en mi casa u observaba mis movimientos desde su lugar y eso me alegró y me dio el impulso necesario para avanzar con ella. Así sentados uno al lado del otro y mirando para mi departamento estuvimos un instante y al volverse ella para hacerme algún comentario yo no le di tiempo a nada, me le acerqué lento y decidido y tomándola del rostro la acerqué más para comenzar a besarla. En esa fracción de segundo pude ver como su rostro no denotaba sorpresa, sino agrado; como ella se dejó llevar por mis manos que la atraían y ladeando un poco su cabeza, cerrando los ojos y entreabriendo la boca, se ofreció para ese primer beso.
Al hacer contacto mis labios con los suyos mi lengua penetró su boca y comenzamos a jugar con ambas, dábamos vueltas entre una y la otra, las rozábamos, hurgábamos en el interior de nuestras bocas y un instante mi lengua estaba en su interior y ella me la succionaba con voracidad y al instante era a la inversa. Sin soltarle el rostro me acerqué más a ella mientras ese beso se prolongaba en el infinito y con mi otra mano la tomé de su cintura y recién allí pude sentir como ella rodeó mi cuello con sus largos brazos fundiéndonos en uno solo.
No sé cuantos minutos duró ese primer beso, porque sólo nos separamos cuando se sintió la puerta de la casa de Helen y entraron Matías y Patricia portando las botellas de vino que habían ido a buscar y nos encontraron en trance sobre el sillón. Nos dejamos de besar en ese instante y como si nada, nos levantamos para ir a tomar las botellas y dirigirnos a la cocina para abrirlas e invitamos a nuestros amigos para que se acomodaran mientras les traíamos el vino. Abrir y servir el vino no tardó más de dos o tres minutos (incluyendo mis caricias a ella o las de Helen hacia mi mientras el otro se ocupaba de la tarea) y al regresar a la sala nos sorprendimos de ver a Matías y Patricia, de pie junto al sillón y también besándose.
Los dejamos hacer, nos llegamos hasta nuestros lugares y continuamos charlando y solo para entonces ambos amigos se dieron cuenta de nuestra presencia y se acercaron para compartir el momento todos juntos y beber el vino. Seguimos todos charlando como por una hora, más o menos, en la cual nos bebimos toda la nueva botella de vino los cuatro. Cada tanto las parejas nos besábamos y seguíamos luego con la charla y el clima se iba distendiendo entre todos y subiendo el tono de excitación que ya nos embriaga tanto como el vino que disfrutábamos.
Matías se puso a besar a Patricia en un rincón de la sala y desde donde estábamos Helen y yo se podía ver cómo le metía mano por el cuerpo y sobre la ropa a Patricia y ella disfrutándolo. La escena era como ver una película o escena erótica (no porno) y nos hizo entrar en calor también a nosotros y de inmediato comenzamos a besarnos los dos sin importar lo que nuestros acompañantes hacían al otro lado y mis manos comenzaron a acariciar el cuerpo de Helen con suavidad, primero por su espalda y cintura, luego subiendo por la blusa hasta sentir los pechos en mis manos y las manos de ella bajando por mi pecho hasta situarse sobre el bulto debajo de mis short de baño y comenzar a acariciar suave mi pene que ya estaba en plena erección desde hacia como media hora y no se me podía bajar. Estuvimos besándonos así por largo rato y mis manos comenzaban a desabotonar la blusa de Helen cuando siento la voz de Matías que me interrumpe y dice:
- ¡Paco! Hey Paco, nosotros nos vamos a tu departamento y nos vemos después ¿OK? – Claro, vos sabes dónde está todo, tomen lo que quieran y nos vemos después o mañana.
Me volví para ver a Helen y seguimos besándonos e inmediatamente se sintió la puerta del departamento abrir y cerrarse atrás nuestro y nos quedamos solos allí. Nos levantamos tal y como estábamos a medio vestir o, mejor dicho, desvestir y nos encaminamos hacia el sillón de la sala pero Helen me tomó de la mano, me guió por el pasillo hacia las habitaciones y me llevó a la suya. Al llegar ella encendió la luz del techo, caminó por un lado de la cama y encendió la luz de mesa de noche y volvió para la puerta a apagar la otra. Yo permanecía en la puerta reconociendo la habitación desde un ángulo que no conocía, tenía una cama de dos plazas, con ambas mesas de noche a su lado y por sobre toda la pared encima de ella y en una altura de unos 40 centímetros dos estantes de biblioteca que estaban llenas de libros. Frente a la cama se veían las puertas del placard y del lado de enfrente a la puerta de entrada la puerta del baño de la casa.
Ella se acercó a mí, me volvió a besar y me introdujo en la habitación, me hizo sentar en la cama y me soltó. De inmediato se comenzó a quitar la ropa frente a mi dándome un espectáculo que muchas veces imaginé desde el balcón de enfrente pero que jamás pude ver, ni tampoco conocer lo espectacular que era.
Comenzó abriendo sus pantalones de jean y dejando sus sandalias a un lado y con un movimiento de sus caderas y piernas en lento vaivén comenzó a bajarlo colocando las manos sobre las nalgas y tirando o deslizándolo hacia abajo hasta que pasó las caderas y solo cayó hasta los pies. Entonces levantó un pie y luego el otro para despojarse definitivamente del pantalón y dejarlo tendido en el suelo de la habitación. Acarició mi rostro suavemente con su mano y de inmediato comenzó a desabotonar los dos botones que le quedaban prendidos a su blusa negra, la abrió suavemente con sus dos manos y con un dulce movimiento de los hombros la dejó caer por su espalda y abrió los brazos para que en su caída la prenda pudiera llegar al suelo también.
Ahí estaba Helen, tan sólo en su ropa interior de color negro frente a mis ojos, sus pechos (como dije no eran grandes) estaban bajo un sostén de esos que tienen relleno en su base y hacen que tomen una forma redonda y más abultada que hacen que sobresalgan por encima de la tela esa parte de piel suave y sedosa y bajo la prenda sus pezones se marcaban con fuerza de lo erectos que estaban.
Su bombacha era negra también, no de esas que siempre se describen aquí como tanga o de hilo dental, eran normales, un triángulo al frente que era brilloso y compacto frente a su pubis y que en los laterales tenía un bordado o encaje que subía trepando por las caderas hasta convertirse en una banda que la cruzaba hacia la cola y que al darse vuelta pude ver como la tela de la parte trasera le cruzaba ambas nalgas a la mitad formando otro triangulo y se le introducía en la raya del culo poco antes de llegar al final y se perdía hasta su unión con la tela frontal.
En ese momento me quité mis zapatillas como pude con los pies sin agacharme para no dejar de verla y raudamente me quité la playera quedando sólo en mis short de baño que usaba para tomar el sol en mi casa horas antes. Ella tomó desde atrás su sostén y lo desabrochó y con un movimiento inverso al de la blusa lo dejó caer por el frente hasta el piso y apoyó sus manos en mis hombros lo que me permitió una visión de sus pechos completa. Esas dos masas de carne eran un sueño, la piel parecía más de una mujer de 20 que de una de 40, no tenía arrugas ni piel que le sobrara, eran con la forma de dos gotas de agua y por la parte media baja coronados por dos pezones color oscuro que apuntaban hacia el techo en una evidente erección.
Ahí la tomé por su cintura y la acerqué para besarla otra vez y ella se prendió a mí como una bomba succionadora y me abrazó por el cuello con sus delgados y largos brazos y del peso de ambos nos dejamos caer sobre la cama, yo por abajo y ella sobre mi cuerpo. Mis manos automáticamente comenzaron a acariciar su espalda y costados, aprovechando esa posición trataba de acariciar sus pechos pero el contacto de ellos con el mío me lo impedía, decidiendo entonces continuar con su cuerpo hacia abajo y meter mis manos por sobre sus nalgas y bajo el calzón o bombacha. Me deleité acariciándola de esa forma por largos minutos mientras ambos disfrutábamos de ese beso interminable, mis manos aferraban sus nalgas, jugaba con ellas apretándolas, separándolas, acariciándolas en movimientos circulares o subiendo y bajando mis manos a voluntad y mientras hacía esto, ella fregaba su sexo sobre el mío aumentando nuestra excitación.
Al meter mis manos bajo esa prenda pude sentir de inmediato la humedad de su sexo que mojaba la ropa interior y ayudado por esa humedad mis dedos se fueron lubricando y los fui usando para esparcir por toda la zona entre la vagina y el ano todo su flujo y poder jugar dándole placer por todos lados. Las manos de Helen seguían abrazándome por el cuello y nuestras bocas devorándose con ansiedad y ella con movimientos intensos se frotaba sobre mi sexo hasta que la sentí venir en el primer orgasmo que ella anunció soltando mi boca para poder gemir a gusto mientras su cuerpo se convulsionaba, tensionaba y liberaba una gran cantidad de energía. En ese instante para ayudarla a disfrutar mis manos la aferraron con más fuerza, la pegué a mis caderas aumentando la presión de nuestros cuerpos y froté mi sexo con furia por toda la zona y ella solo permaneció quieta sintiendo como simulaba penetrarla en esa posición. Tardó un instante en recobrarse del orgasmo, se acomodó el cabello volvió a besarme solo con los labios y luego con dulzura me dijo:
- Uff, hacía mucho que no sentía así, tantos meses sin pareja casi me habían hecho olvidar lo que se siente y se siente rico, de maravillas y como lo extrañé. – Pues mejor que estamos de vuelta, dije yo. Y más que te ha tocado conmigo revivirlo con todo lo que he fantaseado desde la otra vereda contigo y todo esto, para mi es perfecto. Ella volvió a besarme y me dijo: -Déjame sacar la bombacha y seguimos, porque ni muerta te dejo ir ahora hasta que los dos estemos satisfechos.
Se puso de pie al final de la cama y comenzó a quitar sus calzones y yo aproveché para levantar mis caderas y piernas y hacer lo mismo con mis short de baño y quedarme en pelotas como ella, listo para lo que seguía. Caminó por el costado de la cama que daba hacia la pared opuesta a la ventana del balcón y se sentó junto a la mesa de noche, sacó de ella una pluma de ave, color entre salmón y rojo, se recostó y me invitó a su lado haciéndome recostar junto a su cuerpo. Helen se reclinó sobre mi con la pluma en la mano y me dijo:
- Yo disfruto mucho de las sensaciones, me gusta sentir todo en mi cuerpo, jugar con mi hombre y ahora te voy a mostrar a vos como es.
Dicho esto, comenzó a besarme suavemente en el rostro y con la pluma comenzó a jugar con la punta en mis propios pezones. Madre mía que sensación tan tremenda. Si como les cuento, al que no lo haya probado, se lo recomiendo. Primero sentí el tacto suave de la pluma de ave con mi piel y de inmediato, cuando inició el juego con mis pezones, me invadió una electricidad que aumentó mi excitación un ciento por ciento. Con todo eso hizo que se me erizara toda la piel, los pelos de la nuca y, porque no decirlo, los del culo también.
Pero no acabó con ello en tan solo eso, luego de estar un buen rato dándome esas caricias (casi cosquillas) sobre los pezones, bajó por mi vientre, pasó por el ombligo y siguió su curso para abajo. Ella al llegar a mi pelvis inició la caricia por el tronco de mi verga, por sobre el frente llegando a mis huevos, subiendo y bajando varias veces y después, ayudándose con los dedos, bajó mi prepucio y descubrió el glande, todo rojo y húmedo por mis líquidos pre-seminales y comenzó a pasar la pluma por toda la cabeza, jugando por la punta y el orificio y volviendo a la punta.
Si mis amigos, juro que eso hizo por un largo rato y de lo agradable que es ya me tenía listo para soltar toda mi descarga ahí mismo y aun no me había tocado como yo imaginaba que sería o como la costumbre en el sexo nos indica. Tan fascinante era ese momento, verla jugar así conmigo, como lo disfrutaba, que yo no cabía dentro de mi cuerpo y si lo están pensando, si se los recomiendo, vayan y compren o busquen una pluma y ténganla siempre a mano, verán que no se arrepienten jamás de usarla. Tuve que parar sus caricias de ese modo diciéndole que me haría soltar mi semen si continuaba y entonces ella se rió a carcajadas y dijo: Está bien, está bien, no quiero que la sueltes todavía. Soltó la pluma sobre el colchón de la cama y de inmediato tomo mi verga en sus manos, acercó su rostro un poco más y de una sola bocanada se la introdujo toda hasta la garganta mojándola con su saliva al irla sacando.
Cuando llegó a la cabeza, jugó con la boca abierta a darle lamidas con su lengua y otra vez volvió a comérsela íntegra para comenzar una paja con sus manos mientras su cabeza comenzó a subir y bajar al unísono acompañando ese movimiento. Las cosas no estaban para que se quedara haciendo eso, yo ya tenía un calentón como jamás me había tocado antes y no podía aguantarme tanto placer y le dije que quería acabar y de inmediato me soltó y dijo: No, aun no por favor me toca a mi sentirte. Me dio la pluma a mi y se recostó en la cama boca arriba, abrió sus piernas un poco y dijo, juega conmigo como yo con vos, eso me vuelve loca. Comencé por acariciarle su rostro, la nariz, orejas y bajando por el cuello me dirigí a sus pezones, primero uno y luego el otro. Utilizaba la pluma como su fuera un pluma estilográfica y le estuviera dibujando su cuerpo, dibuje el contorno de sus pechos, la aureola del pezón marcando el circulo que lo diferencia del resto del órgano y luego jugué con la punta de la pluma sobre la punta erecta del pezón y salté para hacerle lo mismo en el otro pecho.
Mientras tallaba la forma de sus pechos, las manos de Helen comenzaron a jugar con su concha, abrieron sus labios vaginales y los dedos recorrían toda la extensión del sexo intentando meterse o al subir frotarse con intensidad sobre el clítoris.
Yo seguí jugando en los pechos acompañando sus movimientos y luego también bajé hacia su gruta para hacerle lo mismo que me hizo a mí. Al ir descendiendo noté como tenía la piel como de gallina y se la acaricié con mi mano para ir directamente con la pluma a su sexo. Al estar allí primero lo pasé por los lados, allí donde el torso y las piernas forman la entrepierna de la mujer, donde se le forma esa hendidura plana que marca la articulación y bajé hasta donde se une ella con las nalgas. Luego salté directamente a jugar con la pluma sobre el clítoris. Helen tenía sus piernas completamente abiertas, yo arrodillado entre ellas, sus manos abrían la vagina para mí y con sólo la pluma me dispuse a jugar con ese botón de placer que aparecía completamente erecto y sobresalía del contorno un par de centímetros dejando ver en evidencia su excitación.
Al primer toque de la pluma su cuerpo se estremeció, jugué suave y lento como ella me mostró para hacerlo, y ella se fue relajando y entregando a la caricia para dejar que aumentara el placer que le estaba dando. Estuve acariciándola así por unos cinco minutos o más, solo dando círculos en la punta de su clítoris y ya sus caderas se movían con una cadencia similar a la que se hace cuando la estás penetrando. Ahí decidí innovar y a la par de la pluma fui acariciando la parte inferior con mi dedo índice que cada tanto lo introducida y sacaba lentamente del interior de su sexo. Ella soltó a gemir en voz alta, hablaba diciéndome como se sentía, como le gustaba ese juego y que yo había aprendido bien, que no dejara de usar la pluma y hasta me pidió que metiera dos dedos por su vagina cosa que hice sin más. Esta parte del juego había hecho o logrado que mi excitación no fuera tanta como la que sentía cuando ella jugó conmigo y eso me dejaba más tranquilo porque no quería terminar apenas la penetrara y entonces le dije:
- Helen, esto es genial, pero ahora te quiero mostrar cómo me gusta jugar a mí.
Solté de inmediato la pluma, me hice unos centímetros para atrás con mis piernas hasta quedar a la altura de sus pies y me recliné para darle una buena chupada a su sexo que para ese momento era un mar de jugos y excitación. Mis manos tomaron los labios exteriores de su vagina y los abrí lo más posible y comencé a darle lamidas con mi lengua. Las manos de Helen buscaron de inmediato sus pezones para retorcerlos, estirarlos y acariciarlos a gusto. Mi lengua recogió cada gota de flujo para bebérmelo y dejar su sexo seco por completo, busque su clítoris, lo coloque entre mis dientes incisivos y con la punta de la lengua le daba pequeños golpes a una alta velocidad haciendo que las cosquillas de la pluma se intensificaran más.
Mientras me comía su clítoris, metí mi dedo medio en su vagina, lo giré varias veces para que se humedezca y lo saque con fuerza y rozándolo desde la vagina lo dirigía su ano donde inicié una penetración suave pero sostenida y pude sentir como la zona se dilataba dejándome metérselo casi por completo. Una vez que estaba adentro inicié un movimiento de entra y sale, girando cada tanto el dedo para que entrara en otra posición, todo esto sin dejar de lamerle el clítoris y ella comenzó un movimiento de caderas que me facilitaba la penetración con el dedo. Instantes después Helen me estaba pidiendo que metiera otro dedo más y así lo hice y comencé a darle con los dedos como si la cogiera por el culo y con más fuerza cada vez que entraba. Fueron pocos movimientos que hice en esa situación cuando ella misma comenzó a gritar:
- Sí, dámelos así, con más fuerza. Dame fuerte Paco que me vengo. Dame mi amor que no resisto más. Ahhhhhhggggg y soltó un orgasmo fortísimo que llenó la habitación.
Ahí dejé de lamerle y lentamente saqué mis dedos de su culo para montarme sobre su cuerpo y besarla. Ella se abrazó a mí y todavía temblaba de forma incontrolable y rodeó mi cadera con ese par de piernas largas que tenía anudando sus talones en mi espalda y quedo completamente agarrada a mí.
Helen metió una mano por entre nuestros cuerpos, buscó mi verga que estaba completamente dura y la enfiló para su concha. Sólo fue necesario un movimiento de mis caderas para comenzar una penetración de un solo movimiento y hasta el fondo. Ella levantó un poco su cadera para permitirme entrar bien hondo y mi pene se deslizó a lo largo de su vagina como un cuchillo candente sobre la manteca. Cuando estuvo todo adentro, seguíamos besándonos y abrazados y sin mediar palabra iniciamos el movimiento de mete y saca, suave, lento, quedando un instante cuando llegaba a fondo y vuelta a empezar otra vez.
Con el correr del tiempo los movimientos se comenzaron a intensificar y las respiraciones a agitar, todo lo cual nos provocó que nos dejáramos de besar. Ella quedó con sus manos sobre mi cuello y yo me elevé por sobre su cuerpo apoyándome en las manos y brazos estirados y desde esa posición nuestros movimientos eran más libres. Solo sonaba en la habitación el sonido del elástico de la cama y el movimiento que le imprimían nuestros cuerpos al mueble. Entonces pasé mis manos por debajo de sus piernas para levantárselas más y ella me correspondió con un movimiento casi de atleta elevando su cadera un poco para que mi penetración fuera casi vertical, como cuando se perfora la tierra clavando una estaca. La intensidad de movimiento se hizo aun mayor y los gemidos de ambos hacían notar que se acercaba el momento del clímax, el orgasmo tan deseado y buscado.
Fue entonces cuando esta maravillosa mujer me sorprendió donde yo ya creía que nada más podría hacerse. Si ella hizo un simple movimiento que a mí me sorprendió pero que me excitó tanto que comencé a darle verga sin controlarme, quería partirla en dos partes, quería reventarle el sexo con mi verga y que así lo sintiera ella y ya se preguntaran que hizo, pues así fue que sucedió.
En la clásica posición del misionero, las piernas de ella enganchadas en mis antebrazos y flexionadas por la parte de sus rodillas y yo dándole verga con intensidad, ella estiró sus brazos, tomó sus dos tobillos con las manos desde la parte interior y con fuerza tiró a los lados de ambas piernas con sus brazos logrando que ella se abriera de piernas como una bailarina clásica hasta quedar en forma completamente paralela al colchón de la cama y todo el espacio de su sexo en contacto con mi verga completamente despejada lo que permitió que cada estocada llegara más hondo o más al fondo de su ser.
Sí, eso me puso como loco, ¡que mujer!, como le gustaba el sexo y cuanto sabia de cómo lograr su goce a plenitud y no pude más que entregarme a darle todo lo que tenía dentro de mí y comencé a darle con fuerza, como si fuera un taladro de un pozo petrolero, metiéndome en su caverna cada vez más y más, resonando el ruido de los golpes de las caderas, pelvis y sexos en toda la habitación con cada movimiento y los dos comenzamos a gemir y gozar de todo lo que estábamos haciendo.
No tardé ni dos minutos en irme y soltar toda mi leche en su interior y ella otro tanto, llegando los dos juntos al orgasmo bajo jadeos, gemidos y toda clase de frases calientes como. – Que buena puta sos o dámela toda, partime que no resisto más.
Cuando estalló el orgasmo en nuestros cuerpos mis manos se aflojaron y de inmediato caí sobre su cuerpo abrazándola por las caderas y agarrando su cola para dar las últimas estocadas con mi pene en su vagina y ella soltó sus piernas, las entrelazó a mi cuerpo y sus brazos me abrazaron por sobre los míos. Al terminar de disfrutar ese instante, sólo nos besamos con dulzura y pasión por largo rato. Luego ella se dirigió al baño y luego a la cocina y volvió con más vino mientras yo fumaba un cigarrillo e intentaba recobrar el ritmo normal de respiración.
Bebimos un poco más, hablamos de lo agradable que fue conocernos y lo bueno que estuvo hacernos el amor en ese momento y cuanto tiempo ambos lo habíamos deseado y fantaseado desde sus propias casas sin iniciar un contacto. Tras media hora nos asomamos por la ventana para ver mi departamento donde estaban Matías y Patricia y con placer notamos que las luces estaban encendidas y que ellos seguirían allí y nos volvimos a la cama. En la habitación ella me hizo sentar otra vez en el borde de la cama y comenzó a lamerme otra vez la verga hasta dejarla dura y lista para otra batalla, me dio un rato más de placer con eso y luego lo dejo y poniéndose de pie, me dijo:
- Y ahora, ¿que hacemos esta vez? Yo quiero más sexo y todavía es temprano para que te vayas mi amor. – Hacemos cualquier cosa que quieras, le dije. Lugo me rectifique ahí mismo y le respondí. Quiero darte por el culo si vos querés. – Claro que sí, me encanta eso Paco. Sin esperarse más, se subió a la cama, se recostó boca abajo y me dijo: -Comenzá.
Yo me recosté sobre su espalda, le besé el cuello y bajé por su columna dándole más besos y seguí bajando dando mordidas a sus nalgas mientras ella abría sus piernas. Pase mi lengua mojándola toda y seguí bajando buscando su culo con mi lengua hasta que encontré su ano. Ella me ayudaba abriendo sus nalgas con ambas manos y yo me dediqué a darle una lamida a su ano como nunca lo había hecho antes, estaba riquísimo, le latía mucho y cada vez que intentaba meterle mi lengua sentía como se abría y dilataba con facilidad y mientras tanto ella revoleaba su culo para sentirme por todos lados mientras sus manos le separaban las nalgas con fuerza.
Con mis manos jugaba en su sexo, acariciándole el clítoris y sus flujos comenzaron a salirse en cantidad y los aproveche otra vez como antes para humedecer mis dedos (tres de ellos) y dirigirlos a su ano para metérselos. Comencé con el dedo medio y este se fue para adentro sin problemas y al instante, entonces lo junte al índice y empecé el movimiento con los dos juntos. Ahí costo un poco más pero al poco rato de estar dándole con los dos dedos su ano se había dilatado perfectamente y ya no costaba el movimiento por lo que decidí sacarlos e intentar con los tres dedos, el índice, el medio y el anular.
Primero volví a mojarlos todos juntos en su vagina donde cupieron sin problema y el saqué chorreando sus propios flujos y los llevé a su ano que ya comenzaba a denotar la dilatación provocada, empujé con firmeza pero lento y fueron entrando y ella elevó más su culo para permitirme una entrada mejor y dijo:
- ¿Que me estás metiendo Paco?, eso está bárbaro.- Sólo tres dedos Helen pero ya te voy a dar mi verga.
Ella comenzó a gemir y moverse demostrando que disfrutaba de lo que le hacía y entonces decidí que era hora de darle verga nomas y saqué mi mano, la froté primero en su sexo para que se mojara un poco y la apoyé sobre su ano. Al sentir la cabeza en posición fue Helen la que inició un movimiento al empujar para atrás intentando introducírsela en su culo y yo solo la dejé hacer reclinando mis caderas para delante.
Arrodillado desde atrás de ella, la vi soltarse las nalgas, apoyarse en las palmas de la mano e iniciar un movimiento de levantarse empujando para atrás que permitió que la penetrara sin tener que moverme y dándole a ella la amplitud de movimientos necesarias para hacerlo que no tenía echada sobre el colchón de la cama.
Fue así que en esa posición ella comenzó a tallarme la verga con su culo haciendo que a cada embestida entrara más y mientras tanto resoplaba y decía, “-Tanto hace que no entra nada por ahí, vaya que cuesta empezar otra vez, y seguía sus movimientos de penetración. No tardó mucho en alcanzar la dilatación necesaria para que el dolor de la penetración diera lugar al placer de los dos y para entonces yo le estaba metiendo mis 17 centímetros por el culo sin ningún tipo de problemas y con muchísimo placer. Ella reclinó un poco su cara hasta tocar las sábanas y levantando el culo me tomó de la cadera y me dijo:
- Movete Paco, dame bien fuerte que es como me gusta. No tengas miedo, dámela con toda tu fuerza. – Siii le dije yo. Como me gusta coger con vos Helen. Tóma y sentí como te lleno el culo de mi leche..Tras esto, solo comencé a moverme queriendo romperle el culo como instantes antes lo había sobre su sexo. La mano de Helen se apoyó en mi cadera y me comenzó a tirar dándome a entender cuál era la cadencia que quería y yo respondí al instante dándole bien fuerte y duro con mi verga en movimientos cortos como a cúpula de un animal y aumentando la intensidad a cada vaivén.
No crean que me tardé en llegar porque recién lo habíamos hecho, nada que ver, estaba tan o más caliente que la vez anterior, esta mujer no tenía reparos para el sexo, lo disfrutaba horrores y, por sobre todo, gemía, decía cosas calientes y pedía verga a los gritos y yo estaba extasiado de estar con alguien tan genial que no tardé más de cinco minutos en decirle que le tiraba mi leche en su culo.
Cuando le dije que soltaba mi leche, ella comenzó sola a tallarme y darse con fuerza contra mi pelvis haciendo sonar sus nalgas, comenzó ella a cogerme a mí y buscar su propio orgasmo que tampoco tardó en llegar entre sus gritos de placer que, les juro, se debieron sentir por todo el edificio. Ella y yo caímos derrumbados sobre la cama y permanecimos ahí recobrándonos y tomando aire hasta que sólo mi pene se salió de su ano al perder la rigidez de la erección y entonces ella se fue al baño, abrió la ducha y volvió por mí a la habitación para invitarme a ir con ella.
Nos metimos bajo el agua tibia y miré mi reloj, eran como las dos de la mañana por la madrugada y calcule que Matías y Patricia se habrían ido cerca de las 22.30 horas. Me sorprendí con alegría, eso quería decir que con un breve descanso habíamos estado casi tres horas y media de sexo intenso y placentero. Se lo dije y ella echó a reír. Nos enjabonamos mutuamente, jugamos en el agua, nos besamos un poco más, ella lavó su cabello para tenerlo limpio al día siguiente al ir al trabajo y yo me dediqué a seguir acariciando y besar sus pechos que me atraían tanto. Todo ese juego hizo que me comenzara a erectar otra vez y Helen lo nota y dijo:
- Vaya que tenemos otra vez por acá. Estas seguro que quieres más. – No lo sé, la verdad no sé si pueda otra vez. Ella reaccionó y dijo, -A ver déjame a mí, yo te diré.
Pues solo estiró la mano y comenzó a jugar con mi verga en su mano mientras me besaba, hablaba de lo lindo que fue hacernos el amor y todo eso hizo que mi pene creciera a su máxima expresión otra vez. Cuando ella notó todo duro de nuevo, solo se reclinó en la bañadera colocándose de rodillas, yo de espalda a la lluvia de agua y ella frente a mí y comenzó a darme una mamada otra vez y yo la dejé hacer porque eso me encanta. Ella se comía mi verga como si fuera un cono de crema helada, le pasaba su lengua todo a lo largo y recorriendo las venas y luego se lo metía todo en su boca hasta su garganta. Se ayudaba con ambas manos para masturbarme, con una jalaba arriba y abajo mi pene mientras con la otra jugaba con los huevos. En un momento bajó y se metió un huevo y luego los dos a su boca para después volver a mi verga nuevamente.
Ya para entonces yo estaba excitado y con deseos de cogérmela otra vez y comencé a mover mis caderas como penetrándola por la boca y ella, dándose cuenta de mi estado, dejó de lamerme por un instante y sonriendo con lujuria y picardía me dice: -Si querés más y se volvió a chuparme.
Ella volvió a hacer un movimiento de penetración con su boca largo y profundo hasta su garganta y con ambas manos me daba una paja para luego ir disminuyendo la intensidad de los movimientos de su boca hasta sacarla por completo la verga y pajeándome me mira a la cara y me dice:-Dame ahora toda la leche la quiero acá mismo, dámela.
Ella siguió masturbándome, frotando mi verga por todo su rostro y los pechos y yo no me pude resistir más y le solté toda mi leche. Los movimientos de la paja hicieron que la leche saltara por todos lados. Yo me maravillé que todavía me quedara tanta cantidad en mis huevos después de dos cogidas como las pasadas en el rato previo a esa ducha y ella con la felicidad en el rostro dejó que la leche le cayera en su cara y pechos para luego meterse la verga en la boca y chuparla hasta dejarla completamente limpia. Ella se puso de pie, nos besamos y la ayudé a terminar de bañarse agradeciéndole el placer que me dio y ella me decía, cuanto le había gustado estar ahí conmigo y como lo disfrutó.
Salimos de la ducha, nos secamos en el baño y nos dirigimos a la habitación de Helen donde nos metimos a la cama, nos besamos un rato. Ambos estábamos exhaustos pero felices después de esa sesión de sexo y ya ninguno de los dos podía continuar pero nos resistíamos a irnos o a dormir. Fue entonces que Helen me dijo, déjame abrazarte y vamos a dormir que mañana es otro día, hay que trabajar y en la noche aun estaremos los dos acá para continuar y apagando la luz solo nos dormimos.
A la mañana siguiente ella me despertó en su cuarto con una taza de café y leche, tostadas y compartimos el desayuno, ella salió para su trabajo como a las 6.30 y yo para mi casa a cambiarme y también ir a trabajar. Al despedirnos esa mañana, ella me beó otra vez y me dijo, te espero a cenar en casa, a las 20.00 horas y trae la ropa para cambiarte y mañana ir a trabajar y solo la vi alejarse rumbo a su trabajo.
Ese fue el comienzo de una hermosa relación que duró poco más de un año en que vivimos los dos uno frente al otro y luego supe que ella se casó con uno de los jefes de la institución donde era secretaria y perdí todo contacto con ella, pero los momentos que viví a su lado y las cosas que ella me enseñó en el sexo nunca me las podré olvidar como tampoco a mi Helen, mi maestra privada.

damas ricas y casadas

He aquí lo que me sucedió aquella vez en Puerto Vallarta. Sucede que fue en aquella ocasión que el tiempo pasa volando, y no sabes con certeza si lo que pasó fue un sueño o fue la realidad. Lo que les voy a contar aquí supera en todo cualquier fantasía que haya tenido jamás por el simple hecho de que ocurrió, fugazmente como cualquier momento agradable, y etéreo como alcohol bajo el sol caliente del Pacífico Mexicano.
Pues era entonces la celebración de la independencia mexicana, y todo mundo nos tomamos el puente de Jueves a Domingo, para “celebrar” nuestra libertad alcoholizándonos en algún antro de Vallarta para terminar agarrando cualquier morra loca que estuviera lo suficientemente caliente para aceptar ir a “echar pata” a mi departamento de playa. Me fui con dos amigos de la universidad a mi depto., que está enclavado en una hermosa zona de Puerto Vallarta, quizá la más bella de la bahía, rodeada de mansiones lujosas de señoras ricas que van ahí una vez al año, alternando con sus otras casas de Aspen, San Diego y Cancún. En el edificio donde esta mi departamento también van varias señoras, muchas de ellas amigas de mi madre y otras amigas de esas amigas, pero en general todo mundo nos conocemos. Son 12 unidades, y puedo decir que conozco de toda la vida a los dueños de 10 de esas 12 unidades. En fin, el ambiente es más bien familiar. Pero no del todo. Ahí se hospedan señoras con las que he fantaseado desde que compramos el apartamento, cuando yo tenía 12 años. Las he visto crecer a ellas y a sus hijas, y mis puñetas playeras se las dedico casi siempre a ellas.
Hay tres señoras en especial, que indudablemente son mis favoritas. La primera es Andrea Campos, señora de unos 43 años, compartimos el piso 7 en el edificio. Andrea es muy delgada y no es muy guapa, pero tiene un exquisito par de tetas operadas que, en tan delgado cuerpo, se ven ridículamente redondas y jugosas. Y que decir de sus pies, perfectos y siempre bien cuidados. Esa señora podría hacerme una paja con los pies cualquier día de la semana. El esposo de Andrea, Antonio, es un hombre de negocios dedicado a las zapaterías, y si digo que pesa 120 kilos es que me fui muy por debajo de su actual peso. Es muy gordo y los problemas maritales que tiene con Andrea son de conocimiento común en el edificio. Andrea tiene dos hijas, de 16 y 14 años. La grande va por el buen camino físico de su madre. La otra por el de su gordísimo padre. Ahora pensándolo bien, creo haberme dado cuenta porqué el marido de Andrea se dedica a los zapatos. Y es que con los pies tan hermosos de su esposa, yo también haría modelos cada vez más sexy tan sólo para vérselos puestos una y otra vez.
La segunda señora es Patricia, vecina del piso 4. Desde hace algunos años, la relación de mi familia con la de Patricia se ha incrementado, por lo cual me he dado cuenta de que a la muy condenada señora le gusto de sobremanera. Aprovecha cualquier invitación a comer o a tomar la copa que le hacen mis papás para abrazarme, apapacharme, y cuando voy a su casa, me mima más que si fuera su propio hijo. Pero cuando está en sociedad, es muy cuidadosa y no descuida su trato para no levantar sospechas. Patricia tiene unos 40 años, maneja algo de sobrepeso, pero eso no le quita lo sexy, especialmente cuando usa unos bikinis demasiado chicos para su tamaño de cuerpo. La gente habla cuando la ve en bikini, y comenta que no debería usarlos, pero a mí, me excita el hecho de que no le importe exhibir algunas lonjitas, que al final a todos nos alcanzarán. Tiene tres hijos, y con uno de ellos voy a esquiar en el wakeboard cada fin de semana. Quizá la principal característica de Patricia sea su enorme trasero, es inmenso pero a la vez muy parado, lo que lo hace sumamente antojable. Su cuñado, cirujano plástico, nos hizo a todos el favor de operarle las tetas a Patricia, que ahora son hermosas y aunque no muy grandes, si lo suficientemente llamativas.
La tercera señora que ocupa mis pensamientos en la playa, es Mónica. Mónica es la segunda esposa de uno de los hombres más ricos de Jalisco, magnate de las bebidas. Mi relación con ella es casi nula, la saludo cuando la veo y ella me saluda por mi nombre, pero hasta ahí. Conozco a una de sus hermanas, ya que durante algún tiempo estuve saliendo con la hija de esta, pero a Mónica jamás la traté. Pues Mónica es, sin duda, la que más me gusta de las tres. A pesar de que al igual que Patricia, Mónica tiene cierto sobrepeso, es la más bella de las tres. Tendrá unos 40 años y tiene dos hijos pequeños. Pero lo que sin duda la hace especial es ese enorme par de tetas que carga la condenada. Sus melones son realmente un placer a la vista de cualquier persona.
Si tuviera que comparar a Mónica con alguna modelo, diría que se asemeja mucho a Sofía Vergara con unos kilos de más, con la diferencia de que ya quisiera Sofía Vergara tener los melones que Mónica posee, y la cara de facciones finas que tiene Mónica. Para la mayoría de las señoras de sociedad que vacacionan en el edificio, sus tetas son demasiado grandes y parecen vulgares. Para el resto de los habitantes del edificio, no hay más pensamiento que el de tener ese par de pelotas entre nuestras manos cuando la vemos cerca. Y lo mejor es que, al ser naturales, se bambolean con ritmo casi celestial cuando camina en su bikini color marrón, el más pequeño que posee. Claro que por ningún motivo aquel par de tesoros están caídos, sino que se encuentran firmes como los marinos que se pasean por el malecón de Vallarta en su día de descanso. Como es de pensarse, Mónica casi siempre está sola con sus hijos y los guardaespaldas de estos, ya que su esposo está diario en asuntos de negocios. Si yo fuera él, vendía de inmediato la compañía y me dedicaría a jugar con ese lindo par de pelotas que tiene abandonadas en Puerto Vallarta.
Pues bien ubicándonos en contexto, llegamos mis amigos y yo a Puerto Vallarta el jueves a medio día, e inmediatamente visitamos los tacos de camarón que están en el centro del pueblo. Después de comer, pasamos al depósito de cerveza y compramos 3 cartones de cerveza Pacífico, nuestra favorita (cada cartón trae 20 cervezas) y dos botellas de Absolut Mandarin para tomar Vodka Andreac. Sería un pedo memorable aquel día, que no teníamos intención de salir sino hasta el día siguiente, que Vallarta estuviera lleno.
Llegamos a los departamentos y acomodamos nuestra ropa en los cuartos. Luego, abrimos una cerveza y comenzamos a beber hasta que entre los tres acabamos con el primer cartón de 20 chelas. Ya un poco mareados, bajamos a la alberca con el otro cartón en una hielera y comenzamos a platicar y beber. De pronto, la peda se me bajó cuando vi aparecer en escena a Patricia. Iba vestida normal, supuse que iba apenas llegando. Nos saludamos de lejos, ya que yo estaba en al alberca, y le pregunté que si había venido Álvaro, su hijo, con el cual esquío en el wakeboard. Me dijo que sólo había venido ella con su hija, ya que su marido, y sus otros dos hijos se habían ido a Manzanillo, otra playa cerca de Vallarta. Ahí empezó lo bueno. Decidí en ese momento acercarme más a Patricia durante la vacación para intimar más, ya que ella siempre me lo había insinuado. De inmediato le ofrecí un Vodka Andreac, a lo que ella por supuesto rechazó ya que iba llegando y ahí estaba su hija de 12 años. Me dijo que nos veíamos al rato y mientras yo tenía una tremenda erección de sólo pensar en las posibilidades que aquella ocasión ofrecía.
Decidimos ir esa noche al De Santos, un lounge bar en Vallarta propiedad de uno de los integrantes del grupo de rock Maná. Subimos a cambiarnos y salimos del departamento cerca de las 10 horas. Antes de irnos bajé a entregar la llave al conserje para no perderla, cuando vi a Patricia haciendo lo mismo. Es una costumbre en el edificio desde que se perdieron las llaves hace muchos años. Iba arreglada y se veía muy bien. De pronto, como si fuera un milagro, apareció Andrea, a quien no había visto antes ese día, y nos saludamos. Andrea comenzó a platicar con la administradora del edificio, mientras Rosalía me preguntó que a donde iba, y le contesté de manera juguetona que iría a donde ella me pidiera que fuera. Ella rió y me preguntó que si íbamos a ir a algún lado, y para no desperdiciar la oportunidad, le contesté que aún no teníamos plan. Me dijo que si queríamos, que mis amigos y yo podíamos ir a cenar con ella y con Andrea al Café des Artistes, un restaurante francés. Le dije que me encantaría, que le iría a preguntar a mis amigos.
Cuando les dije a mis amigos que era mi oportunidad de coquetearle a la Patricia, que se fueran, ellos rieron y se alejaron en mi coche. Me regresé y les dije a las dos señoras que iría gustoso con ellas. Eso sí que era un plan raro. Seguramente ellas me propusieron acompañarlas como cortesía, pero jamás esperaban que de hecho las acompañara a cenar. Con un gesto de confusión, Patricia y Andrea sonrieron y nos dirigimos a la camioneta de Andrea, que había venido con sus dos hijas y las había dejado con la hija de Patricia. En ese momento era más factible que me hubiera quedado con las tres niñas en el departamento, que ir a cenar con sus madres. Pero así fue, y fuimos al restaurante.
En el carro la conversación se amenizó un poco y se fue dispersando la tensión. Me preguntaron las dos señoras acerca de mis padres y yo les pregunté de sus hijos. Las dos señoras iban adelante, mientras yo iba atrás, en medio del asiento para poder verlas. Yo no despegaba la vista de de los pies de Andrea, con su pedicura perfecto, sus uñas largas y pintadas con estilo “french”, se me antojaba simplemente tomarlos y chuparlos incansablemente. También veía su tremendo escote, que dejaba ver su eterno bronceado y su voluptuosa figura. Rosalía iba casi totalmente cubierta, así que me deleité viendo a Andrea, que no pudo disimular al darse cuenta de que la estaba observando. Realmente aún no puedo creer que me haya atrevido a irme sólo con las dos señoras, que aunque conocía muy bien, no existía tal confianza como para largarse a cenar sólo con ellas dos. Las señoras no hacen eso, así que Rosalía debió pensar que esta vez llevó su insinuación demasiado lejos, jamás pensó que yo pudiera aceptar acompañarla porque seguramente me daría pena. Y no fue así, el alcohol te hace hacer cosas impensables.
Llegamos al restaurante y pedimos nuestras bebidas. Le dije al mesero que trajera una buena botella de vino tinto. Sé que el vino tinto tiene un efecto en las señoras que no pueden evitar. Ellas al principio dijeron que no lo hiciera, pues según ellas no tomaban, pero antes de que trajeran el platillo principal ya había pedido la segunda botella. Yo mientras tanto, pensaba en cómo terminaría aquella noche, ya de por sí extraña. Pensé en reunirme luego con mis amigos en el De Santos. Y luego se me ocurrió invitarlas a ellas. Porque no, si yo había ido con ella a cenar. De alguna manera las invité al De Santos al terminar la cena, y a pesar de que Andrea no quería ir, accedieron después de algunos minutos. Caminamos unas tres cuadras hasta el bar, mientras yo hablaba y les decía a mis amigos que pidieran otra botella de vodka y que acercaran dos sillones para mis invitadas especiales. Así fue, les pagué la entrada a las señoras, y subimos a la azotea-bar del lugar a tomarnos unas copas.
Las dos botellas de vino estaban haciendo su trabajo. Andrea platicaba con uno de mis amigos, mientras que Patricia se reía de mis bromas. La verdad es que en ese momento, Andrea se me antojaba más que Patricia, ya que una mujer misteriosa es siempre más encantadora. Así que disimulé ir al baño, y reemplacé a mi amigo que estaba con Andrea. Conversamos sobre temas de intimidad, es decir cosas que sólo se dicen cuando estás claramente alcoholizado. Le dije de todo, incluso hasta que su hija era una de las niñas más hermosas de Guadalajara. Andrea empezaba a sonreír, y comenzó a platicarme de su vida sexual con su marido, que era totalmente inexistente. Aunque él quería sexo, ella le repugnaba el aspecto físico de su marido, tanto que Andrea a veces se hacía la dormida para no tener sexo. Y como la necesidad es canija, comencé a seducirla y ella simplemente se dejó llevar, gracias a mis maravillosas y mágicas botellas de alcohol. El momento había llegado, así que fui por Patricia y mi amigo y le dije que era el momento de follar. Las llevamos casi a rastras a la camioneta de Andrea y comenzamos a besarlas, yo a Andrea y mi amigo a Patricia.
Todo iba bien hasta que, de la nada, una camioneta tipo pick-up de la policía de Vallarta se paró frente a mi ventana y me ordenó bajar del vehículo. Lógico, estábamos atascando con dos mujeres mayores, que en la oscuridad parecían más bien putas, en plena calle. Le dije al policía que eran amigas de mi madre y que efectivamente estábamos llevando a cabo el sueño de todo joven, que era enredarse con una amiga de su mamá. Divertido, el policía me pidió 200 pesos “para olvidar” todo aquello. Después de pagarle la respectiva cuota, se alejó y nosotros hicimos lo mismo.
Ahora me pongo a pensar que dos botellas de tinto, más una de Absolut entre dos señoras cuarentonas que casi nunca toman, es todo un mundo de alcohol. Ahora se porqué fue aquello tan sencillo y fugaz. En fin tomamos rumbo a los departamentos y silenciosamente subimos a las señoras cargando a mi departamento. Mi amigo el que se quedó sólo seguramente había pescado su propio almuerzo y estaría en algún hotel con una chica. Lo importante es que las niñas no descubrieran el paradero de sus madres.Llevé a Andrea a mi cama y mi amigo llevó a Patricia a la suya. Tan pronto como le deposité en la cama, me tomó del cuello con fuerza y comenzó a besarme los labios, los cachetes y el cuello, sin orden y sin pulcritud alguna. Le bajé la playerita de bordado que llevaba y la dejé con su puro sostén, que inmediatamente removí para dejar ver esos increíbles y durísimos pechos. La señora de Campos había tenido dos operaciones y las cicatrices estaban ahí, pero a quién le importaba, estaba a punto de follarme a una de las tres señoras con las que había soñado desde hacía 12 años. Le mordí los pezones con fuerza, le estrujé las tetas una y otra vez.
De pronto, como en un sueño, me acordé de sus pies y dejé todo lo que estaba agarrando para ir directo abajo. Con las sandalias blancas que llevaba puestas como marco para mi fetichismo, tomé su pie izquierdo y lo chupé completo una y otra vez. Me concentré luego en su dedo gordo y lo metí y saqué de mi boca una y otra vez. Andrea gritaba de la excitación, definitivamente le gustaba que le tocaran los pies. Tomé el pie derecho y repetí la operación. Después le quité las sandalias y llevé su pie derecho a mi cara, donde lo froté y lo volvía chupar hasta casi despintarle las uñas con mi saliva y mi lengua. Me estaba excitando en serio, así que me saqué el pito y me quité los pantalones. Andrea estaba acostada sobre la cama King Size de mis padres, con los pies colgando por fuera de la cama a la altura de las rodillas. Con los ojos cerrados, y con las tetas de fuera, así estaba ella, que sólo traía puesta su faldita blanca que escondía su coño.
Me hinqué a la altura del cuello de Andrea, y tomándome el pito con la mano, se lo ofrecí directamente en la boca, para ahorrarle el trabajo. Comenzó a menear la cabeza en forma de asco, pero a la fuerza, seguí poniéndola el pito en sus labios, y para ese momento ya estaba húmedo el aparato y la embarré de líquido transparente. Finalmente abrió la boca y le metí sólo un poco el pito por ahí. Inmediatamente, lo tomó con su mano izquierda y se lo tragó entero, obligándome a ponerme a gatas y penetrándole la boca como si me la estuviera follando. En una de esas, empujé mi pito hasta el fondo de su garganta, provocando que abriera los ojos de pronto y comenzara a ahogarse con mi propio aparato, lo saqué de inmediato y comenzó a toser. Antes de que pudiera terminar, la tomé de la cara y le di un beso largo y mojado, como para calmarla.
Finalmente, totalmente desnudo, me senté apoyado en la cabecera de la cama y Andrea se quitó la falda blanca, dejando ver que no traía nada por debajo. Se sentó despacio sobre mi pene, tomándolo con su mano izquierda, y se dejó caer lentamente hasta que toda mi verga estuvo dentro de ella. Se movía como una pantera, y puedo decir que hasta ahora, ninguna mujer me ha cogido como ella lo hizo esa vez. Como cualquiera que se haya cogido a una mujer platónica como yo lo estaba haciendo, la excitación era tal que no tardé mucho en correrme por completo dentro de Andrea.
Debo aceptar que parte de la maravilla de esa cogida es que no hubo condón, a ninguno de los dos nos importó un carajo aquel plástico tan importante. Simplemente no pensamos en eso. Fue quizá una de las más largas corridas de mi vida. Al momento de levantarse y sacarse mi polla, una cascada de semen salió de su ya flojo coño y cayó sobre las sábanas favoritas de mis padres. Yo estaba agotado y permanecí sentado como estaba, mientras que Andrea se levantó y se cambió de lado, esta vez mirando hacia mí. Se recostó sobre mí por un minuto, luego debió sentirse sucia y se fue a lavar al baño. Ahí debió haber durado unos cinco minutos, los cuales aproveché para echar un vistazo a Patricia y mi amigo.
Cuando entré al cuarto, me llevé la sorpresa de descubrir que cada uno estaba dormido, uno en cada cama que había en el otro cuarto. Aún caliente y cachondo por la cogida, tomé la mano de Patricia y la puse sobre mi verga. Yo estaba completamente desnudo. Patricia volteó y me vio, se sentó sobre la cama sin quitar su mano de mi polla, y comenzó a masturbarme con su mano derecha. Después se quitó el cabello de la cara, y comenzó a mamarme la verga mientras me la jalaba con su mano. Estaba a media asta la verga, ya que me acababa de correr, pero así la sensación era aún más buena. Le tomé las tetas por encima de la blusa, luego se la quité y el sostén igual. Le manoseé las tetas y después la tumbé boca arriba para quitarle los pantalones. Le bajé sus pantalones estilo dockers , poco sexy por cierto y me encontré con unas enormes bragas, también poco sexy, que cubrían un trasero valuado en millones de dólares. Le quité las bragas, que pretendía guardar, y le abrí las piernas tanto como pude.
Que manera de gritar de la señora, lo cual no era bueno, ya que Andrea estaba a unos metros en el otro cuarto, y francamente no quería que viera que me tiraría a las dos. Así que ignorando su volumen de gritos, me bajé a su coño, que más bien olía a humedad, y me lo comí casi a fuerzas. Yo no soy un hombre aficionado a comer coño, así que esa parte la pasé rápido y sin mucha faramalla. Lo que si disfruto es un buen par de nalgas como las de Patricia, así que le dije que se diera vuelta, y teniéndola boca abajo, me di un festín, abriéndole las nalgas y sumiendo mi cara ahí dentro, donde no había tiempo ni espacio. Mi lengua recorrió todo su trasero, incluyendo una sesión de estimulación anal, y dejé varias marcas de mis dientes por todo su trasero. Ignoro si su marido practicaría el sexo anal con ella, pero mientras yo lo humedecía con mi lengua, ocasionalmente entrando más allá del arillo del esfínter hacia las paredes interiores, la hembra lanzó los gemidos de placer más espectaculares que he oído en mi corta vida.Ese platillo es mucho mejor que un helado de macadamia de la Piazza dei Campi de Siena, para quienes la hayan probado alguna vez. Lo menciono porque ese helado es una maravilla, imaginen ahora el trasero de este mujerón de 43 años. Teniendo eso en cuenta, ordené a la mujer, cual jeque árabe, que se pusiera a gatas, con la cabeza en el colchón de la cama. Teniendo semejante panorama frente a mí, tomé mi polla, la remojé con sus jugos vaginales, y la comencé a resbalar hacia adentro de su ano muy gentilmente. Patricia apretaba su ano, asfixiándome la polla, pero continué entrando hasta topar como con una pared. De ahí, saqué y volví a meter, una y otra vez por unos dos minutos más o menos. Aquello no podía ser otra cosa que un sueño, y sin embargo ahí estaba yo despierto, follándome a una señora casada, con un amigo en la cama de un lado, profundamente dormido, y con la otra señora casada que acababa de follarme esperándome en el cuarto principal, en la cama de mis padres, totalmente desnuda. Yo, en ese momento, era el ser más importante de la tierra.
Cuando volví a mí, al ver que no habría otro momento, decidí follarme a Patricia, y sacándole el pito del ano, con su respectivo grito femenino de placer, la estoqué por el coño con una facilidad encantadora. La excitación había vuelto, pero me llevó más de seis o siete minutos de un folle agresivo y duro el venirme al fin, sacando apenas el suficiente semen para remojarle el coño a mi ebria amante. Al terminar cayó como costal de papas sobre la cama, y yo me salí rumbo al baño a limpiarme aquella mezcla de olores y sabores de dos coños maduros. Volví a la cama con Andrea, la abracé y le chupé las tetas por algunos minutos, sin siquiera oír sonido alguno, creo yo debido al cansancio y a la embriaguez. Totalmente dormida e inconsciente, me bajé a su coño, sólo para no decir que no había ido, y lo mismo con su ano y nalgas, antes de terminar de nuevo jugando y disfrutando su pies perfectos que probé de principio a fin.
Cerca de las cinco y media de la mañana, decidí despertar a Andrea para que se fuera con sus hijas. Les habían dicho que volverían cerca de las doce, y ya eran más de cinco horas después. Las madres volvieron en sí rápidamente, y vistiéndose como pudieron, se fueron sin despedirse del departamento. Me dormí, y al día siguiente no bajé a la alberca en todo el día. En la noche, bajamos a la alberca y más tarde salimos al Christine, la mejor disco de Vallarta. El sábado por la mañana, mientras comíamos junto a al alberca, vi bajar a Andrea, quien me saludó de lejos y se posó en uno de los tumbones junto a la playa. Luego bajó su hija, me saludó de beso y se acostó junto a su mamá. Mis amigos no podían sostener la risa, la curiosidad me estaba matando.
Más tarde, mientras reposábamos en el departamento, sonó el teléfono y era Patricia. Amablemente, como siempre, me dijo que si bajaba al piso 4 hablar con ella. Presentía problemas. Al llegar estaba Andrea y Patricia sentadas en la sala y me hicieron pasar. En tono seco, me pidieron disculpas por la otra noche y me pidieron, casi rogándome, que jamás comentara nada de lo que había pasado. Que esos “accidentes” suceden y que el tema no debía tocarse de nuevo. A mi no me sorprendió, pero de lo que estoy seguro, es que a partir de ese hecho, se puede repetir, siempre y cuando las circunstancias sean, como en esa ocasión, óptimas para ello. Por lo pronto tengo las bragas de Patricia como trofeo a mi osadía. Y ustedes se preguntarán, ¿Qué hay de Mónica? Bueno pues nada, simplemente quería compartir su descripción para que imaginen que reto tan enorme me espera en mi próxima visita a Puerto Vallarta, que espero sea dentro de poco tiempo.

sábado, 24 de octubre de 2009

poemas

mi sexo se humedece
Como me da rabia el pensarte Sentir por ti este deseo ardiente Y no poder controlar Este sentimiento Que surge tan de repente Me da rabia recordar Esos besos por los que me pierdo Tus caricias tan ausentes Y sin darme apenas cuenta Me lleno de deseo por tenerte Mi sexo se moja de tal forma Que quisiera dentro de mi tenerte! Y como he de explicar Esta pasión salvaje que arde en mi piel Esta locura por verte Por devorarme tu boca Por beberme tu esencia de hombre Y sentir como musitas mi nombre Mientras gimes de placer! Como me da rabia desearte en este instante Y saber que estas ausente Mientras tanto mi cuerpo arde Y mis manos no son suficientes Para calmar el calor, la pasión Y las ganas que se avivan Cuando pienso en tus caricias Cuando imagino tu boca Recorriendo mis pezones Mientras mi sexo se moja Anhelando sentirte dentro de mi! Como me da rabia este sentimiento Este deseo ardiente Que despiertas en mi piel... Que lento se me pasa el tiempo Acariciando a solas mi sexo Sabiendo que no te tengo... que gastas tus caricias en otra piel....