miércoles, 5 de agosto de 2009

insaciable estudiante extranjera

Hace unos días que he llegado de Dinamarca tras pasar un curso universitario de beca Erasmus y la intención de este relato es la de comentar una de las anécdotas más curiosas que me han pasado en ese viaje.
Lo bueno de las becas Erasmus es que se organizan muchas actividades para ellos donde llegas a conocer mucha gente, tal vez hagas pocos amigos de verdad y para toda la vida, pero conoces a muchas personas de distintos países con los que puedes pasar unos ratos cojonudos.
Yo había conseguido formar un grupo para poder salir, visitar lugares, ayudarnos con las asignaturas de la universidad y en definitiva, para echar el rato. Éramos unos doce o trece entre chicos y chicas, todos de distintos países, aunque siempre había nuevas caras que se unían durante unas semanas o meses y luego desaparecían (algo muy común eso de ir rodando por distintos grupos de amigos), pero con quien mejor me llevaba era con uno de mis compañeros de piso, Gómez, un peruano que ya había terminado su carrera y estaba preparándose un master en Copenhague.
Una de esas nuevas caras nuevas que se dejó ver en el grupo fue la de Ilayda, una estudiante turca de turismo que estaba en Dinamarca con una beca similar a la Erasmus. Aunque parezca raro entre tanta rubia de piel y ojos claros, ver a una chica de piel y pelo moreno, ojos grandes y marrones típica del Mediterráneo me produjo una gran alegría.
Desde la primera vez que la vi me recordó a la celebrity Kim Kardashian (para más información usad Google), aunque Ilayda es más delgada, con la nariz estrecha y alargada, algo menos de tetas y más joven, pues tiene veintitrés años. Pero tiene el mismo tipo de caderas anchas, culo grande pero sin desproporción y tetas bien nutridas. Los que hayan leído mis otros relatos, sabrán que Patricia, la madre de mi colega es de un cuerpo similar, y es que este tipo de mujeres me pierden.
Por supuesto, su llegada a la tribu que formábamos no sólo llamó mi atención sino la del resto de machos del grupo y algún recelo entre las féminas. Aún así todos la aceptamos con agrado excepto Nicolás (en griego creo que se escribe de otro modo), un estudiante griego. Para el que no lo sepa, griegos y turcos históricamente no se llevan muy bien desde hace años y aunque Gómez hizo de celestino entre ambos no consiguió que surgiera el amor, aunque más por parte de Nicolás, pues Ilayda era bastante maja y simpática.
A pesar de que era mí tipo de chica, yo no me lancé a por ella en plan carroñero, como hubiera sido lo normal, si no que fue ella la que hacía los acercamientos hacía mí. Descubrí entonces que hablaba algo de español, normal estudiando turismo pensé aunque era porque su padre trabajó en España unos años, pero era mejor mi inglés que su español, por lo que como con el resto del grupo, excepto con Gómez, hablábamos o chapurreábamos en inglés.
Desde que la conocí descubrí un tipo de relación muy interesante que no conocía. Estaba claro que habíamos hecho muy buenas migas y para el grupo éramos novios aunque en realidad no lo éramos, ni siquiera nos habíamos besado ni mucho menos acostado. Era algo así como "Ok, eres una tía de puta madre, me gustas y estás buenísima pero no hago nada. En cualquier momento podemos iniciar un noviazgo, pero no lo hacemos. Cuando menos te lo espere te arrastro a cualquier sitio y te follo hasta hartarme, pero no lo hago. O me lío con otra chica pues no tengo compromiso o responsabilidad alguna contigo, cosa que graciosamente no hago y para colmo rechazo cualquier tipo de acercamiento femenino con intención de darse un lote conmigo." Pero cuando yo creía que me había vuelto tonto podía ver como ella se comportaba igual que yo, con lo que éramos los dos más tontos de Dinamarca como poco. Esto alimentó una creciente tensión sexual entre ambos.
Era febrero y llevábamos un mes con esta tontería del "estoy contigo pero no lo estoy". Estábamos algunos miembros del clan en un pub tomando algo y jugando a los dardos. Nos sentamos y debatimos si acudir aun viaje organizado a Hamburgo y en mitad de la charla Ilayda, sentada a mi lado, me acarició el muslo por debajo de la mesa.
Me pilló por sorpresa y di un respingo que provocó la risa del grupo. Cuando nos dejaron solos en la mesa para jugar a los dardos le pregunté que a qué venía eso.
-No creías que tú ibas a ser el único que podía tocar, ¿o sí? – me dijo sonriendo y guiñándome un ojo…
Ese comentario vino porque la noche anterior hubo una fiesta estudiantil organizada por una discoteca. La cantidad de chicas guapas que había me sorprendió pero el morbo que me despertó Ilayda no lo consiguió ninguna de las allí presentes. Llegó con unos botines negros que la situaban a mí altura, pues es más bajita que yo, unos vaqueros ajustados que estaban desgarrados con dos cortes justo por debajo de sus nalgas. Pero lo mejor era la camiseta, por llamarla así, llevaba una especie de malla o camiseta de una fina redecilla negra, en la que se transparentaba todo lo que tenía debajo, y lo único que tenía era un sujetador negro que le alzaba sus generosos pechos. Para abrigarse llevaba una chaqueta de cuero que le daba un aspecto muy rockero. Me tenía completamente embobado.
-¿No tienes frío sólo con eso? – le dije nada más verla pues estábamos en Febrero y hacía frío.
-Ya buscaré el modo de calentarme.
Cuando llegó el resto del grupo entramos en la discoteca donde había un gran ambiente y cómo no, nos pusimos todos a bailar a lo loco. Al poco tiempo empezamos a pasar calor con lo que a todos nos sobraban los abrigos y aunque me ofrecí a llevar algunos al guardarropa del local, fue Ilayda la que insistiendo lo hizo. Al regresar vino directa hacia mí y pegándose mucho metió una mano en mi bolsillo.
-Guarda tú el ticket del guardarropa. – dijo y se puso a bailar.
Había notado claramente sus pechos apoyados en el mío lo que me produjo una semi-erección, pero verla moverse me la termino de poner dura. A pesar de llevar ese firme sostén, sus tetas le botaban al bailar.
Llevábamos ya un par de horas o más en la discoteca y el pequeño bamboleo de las tetas de Ilayda me tenían hechizado.
-Alejandro, ¿no piensas bailar conmigo en toda la noche o qué? – me preguntó dejándome extrañado.
-¿Qué? ¿Pero no es lo que estamos haciendo?
Entonces ella se alejó un poco y se puso a bailar más alejada del resto del grupo, pero poco a poco se fue acercando a un tipo, como llamando su atención y lo consiguió. Empezaron a bailar muy pegados y para mi asombro los celos empezaron a corroerme por dentro, así que me acerque a donde estaban bailando y la separé del tipo que se enfadó en el acto.
-Esta es demasiada mujer para ti, chaval. – le dije en castellano sin importarme si me entendió o no. – ¡Piérdete! – dije ahora sí, en inglés.
Cogiendo a Ilayda por la cintura la llevé de vuelta donde estaba nuestro grupo de amigos mientras iba calmándome.
-¿Acaso quieres que me pelee por ti? – le pregunté al oído mientras le agarraba la cintura desde atrás.
-No, no quiero que te pelees con nadie. – giró la cabeza para decirme al oído. - Quiero que bailes conmigo.
Y pegados como estábamos, pues aún la tenía abrazada, comenzó a moverse restregándose contra mí. Los movimientos que siguieron fueron de lo más sensuales que uno puede imaginar, los movimientos de cadera eran sublimes. Pensé que verla bailar la danza del vientre o algún baile similar tendría de ser orgásmico.
Los dos bailábamos muy pegados pero era yo el que principalmente aprovechaba para acariciarla y meterle mano mientras que ella se dejaba, aunque eso sí, más de una vez, ella restregó su trasero contra mi polla que estaba más dura que un bate de baseball. En una de esas veces, cuando se despegó le agarré el culo descaradamente y descendiendo mis manos me topé con los rasgones de sus vaqueros, cosa que aproveché para tocar la parte baja de su culo y la parte alta de sus muslos.
-¿Te has calentado ya o tienes frío? – le pregunté.
-Si esta noche te acostaras conmigo, te quemarías.
-Entonces debes saber que quiero quemarme.
La cogí de la mano y fuimos al guardarropa a por nuestros abrigos. Ella me miraba mientras se mordía un poco el labio, algo que me estaba volviendo loco. Pero cuando estábamos ya enfilando la salida de la discoteca me asaltó Nicolás.
-Alex, Gómez está en el baño muy mal. Tendrías que llevarlo a casa.
Me acababan de joder, en principio pensé que era una artimaña de Nicolás para que no me fuera con Ilayda, pues yo tenía la teoría de que realmente ella le gusta pero esa lacra histórica entre griegos y turcos le hacía rechazarla por sistema. Desgraciadamente era verdad, estaba bastante borracho y estaba al borde de crear una pelea en el baño así que lo saqué de allí para llevarlo al piso. Varios miembros de la pandilla también decidieron irse en ese momento.
-Lo llevo a casa y me voy para la tuya. – le dije a Ilayda mientras montaba a Gómez en un taxi.
-No, Gómez está mal. Quédate con él. – me dijo.
Se la veía desilusionada pero comprensiva. A mí debió de verme más bien cabreado pues me estaba cagando en todos los parientes de Gómez, tanto en los vivos como en los muertos. Se acercó y me plantó un pico en todos los morros.
-¿Y esto? – pregunté sonriendo.
-Porque quiero que te acuerdes de mí esta noche… y de lo que pudo ser. - rió.
La tía sabía como hacerme sufrir, como calentarme y ponerme celoso. Me despedí del resto de mis amigos y me fui en el taxi con Gómez.
-Alex, ¿te has cohido ya a la tugca o no? – me preguntó Gómez borracho y empezó a reirse.
-Me cago en… Qué sepas que el taxi lo pagas tú, cabrón.
Al llegar a casa le quité la cartera y pagué el taxi tal y como le había dicho.Me devolvi a la fiesta, llegando me recibe con esta frase de vuelta:
-No creías que tú ibas a ser el único que podía tocar, ¿o sí? – me dijo sonriendo y guiñándome un ojo.
-Bueno, es que quería comprobar si me iba quemar. – contesté.
-¿No me creíste anoche? Te lo puedo demostrar cuando quieras.
-Ahora. – me limité a decir.
Ella me guió un ojo y yo me acerqué a pagar nuestras bebidas. Nos despedimos del grupo y nos fuimos andando hasta su casa que estaba relativamente cerca. Durante el trayecto nos empezó a llover una tromba de agua y llegamos a su casa empapados.
Ella vivía en un pequeño estudio de un edificio donde vivían bastantes universitarios. Nada más entrar me condujo al único dormitorio, allí encendió un pequeño calefactor y empezó a desvestirme.
-Quítate la ropa antes de que cojas frío. - me dijo.
-¿Y tú?¿No te desnudas para no resfriarte?
-Yo ya estoy caliente. – me contestó y me besó metiéndome la lengua hasta el esófago.
Sólo me quedaban los pantalones y los calzoncillos puestos pero Ilayda ya me los estaba desabrochando mientras que yo la abrazaba y la cogía por el culo sin dejar de besarla. Me terminó por desnudar y empezó a acariciarme la polla suavemente mientras me besaba el cuello. Dijo algo en turco que más tarde supe que significaba algo así como "¡Lo vas a flipar!" o "¡Alucina!". Apartó el edredón y sábanas de la cama y me tumbó en ella, y ante mis insistentes palabras para que se desnudara ella se limitaba a llevarse un dedo a los labios para hacerme callar.
Puso un CD en una pequeña radio del escritorio y empezó a sonar una música árabe, algo de su tierra, supuse, y me dijo.
-Prohibido tocar.
Acto seguido se puso a bailar al ritmo de la música mientras se iba desnudando poco a poco. La muy jodida me estaba poniendo cachondo perdido con sus movimientos y cuando quise pajearme un poco me negó con la cabeza, yo hipnotizado la obedecí.
Cuando ya había quedado sólo con su ropa interior se puso a los pies de la cama y dándome la espalda se fue inclinando hacía delante a la vez que se bajaba las pequeñas braguitas que apenas tapaban sus nalgas. Su culo quedó entonces a mi vista en total magnitud y fueron muchas las ganas que tuve de lanzarme a darle un buen mordisco en aquellas nalgas.
Se subió a la cama y gateando se fue acercando a mí, sólo con el sostén puesto. Me acariciaba las piernas, me lamía y besaba subiendo con calma por todo mi cuerpo. Se entretuvo en mi entrepierna para lamerla y acariciarla, pero nunca tocó mi verga aunque sí mis huevos. Tras pellizcarme los pezones y lamerme el cuello volvió a invadir mi boca con su lengua pero cuando fui a abrazarla me detuvo con sus brazos y se separó de mí.
-Prohibido tocar.
Se sentó a horcajadas sobre mi pecho y se frotó despacio. Luego se subió un poco más y poniendo su coño a un palmo de mi boca comenzó a mover sus caderas de forma muy sensual.
Pude ver como los oscuros pelos que rodeaban su raja estaban recortados, que no afeitados, y me invadió un olor que me hizo saber que ya había empezado a humedecerse.
Sin poder contenerme más tiempo, pues ya había estado mucho tiempo quieto acerqué mi lengua a su vagina y paré sus movimientos de caderas agarrándole el culo.
-Ooooohhhhh. – gimió al primer contacto de mi lengua.
Su coño estaba realmente caliente y mi lengua se entretuvo palpando esa calentura. Ilayda terminó por sujetarme la cabeza para impedirme que despegara mi boca de su chochete persa. Aparte de lamerle la vagina y darle lametazos a su clítoris empecé a follarla con la lengua metiéndola y sacándola en su interior, tragándome en el proceso los jugos que cada vez en mayor medida manaban de aquella cavidad carnosa.
-¡Ooohhh!¡Oooohhh!¡Oooohh!¡Aaaahh! – se corrió en mi boca con espasmos vaginales.
Se tumbó a mi lado jadeando.
-Mmmmm, sííí. – me miró. – Has sido malo. Te dije que no me tocaras.
Sin darme tiempo a contestar descendió hasta mi verga y ahora sí empezó a lamerla a la vez que le dedicaba manoseos a mis pelotas. Estuvo un buen rato comiéndose mi rabo golosamente, sobre todo le encantaba succionarme el glande para luego sacárselo y lamerlo cual helado.
Sin dejar de mamarme puso su entrepierna nuevamente al alcance de mi boca e inmediatamente me lancé a devorárselo por segunda vez. Mis manos amasaban su enorme culo sin parar mientras que nos comíamos uno al otro en un genial sesenta y nueve.
-Aaaahhh, aaaahh. – empecé a resoplar ante mi inminente corrida deteniendo mi comida vaginal.
Ilayda metió su mano bajo mi cuerpo para acariciarme el perineo y con más dificultad mi estrecho ano. El increíble cosquilleo de placer que sentí hizo que mi polla explotara al instante.
Sin dejar de subir y bajar su cabeza fue tragándose mi corrida según iba eyaculando en su boca. Cuando hube terminado se sacó mi verga y le dio un último lametón por toda la cabeza. Acto seguido se volvió hacía mí y me besó intensamente.
Podía notar el olor mi propio semen en su boca pero no me importó, me gustó que se comportara de esa forma tan cerda pues no imaginaba que hiciera algo así.
-Esto no ha terminado. – le dije mientas me pajeaba para evitar que me bajara la erección tras la corrida.
Se levantó a buscar en un cajón y sacó varios condones, tomando uno de ellos y poniéndomelo al ver que efectivamente, mi verga mantenía su dureza. Se subió sobre mí y se ensartó mi cipote casi en su totalidad de una tacada.
-¡Aaaaaaaaahhhhhhh! – gimió.
Empezó a subir y bajar sobre mí. Se le notaba que era una mujer dominante que le gustaba llevar el control, pues además de llevar el ritmo de la follada, aunque yo le daba mis envites, me sujetó las manos nuevamente para que no la tocase. Algo que me estaba poniendo malo de excitación pues sus tetas no dejaban de botar ante mí con cada trote de su cuerpo.
-Quítate el sujetador. – le dije.
Aminoró su cabalgadura sobre mi cipote y se lo quitó, cayendo en el acto un par de auténticos melones morenos. Ya tenía los pezones, de marrón oscuro, algo tiesos. Instintivamente me lance a devorarlos. Uno lo aprisionaba con mis dientes y otro con mis dedos y todo ello cuando Ilayda botaba sobre mi polla con más velocidad.
-¡Come, come! ¡Alex, cómeme! – me gritaba pues me había dedicado por entero a comerle aquellos tetones.
Ella tras estar clavándose mi polla con bruscas sacudidas empezó a mover su cintura en círculos cada vez más rápido hasta que terminó por correrse.
-¡Aaaaaaahhhhh!¡Aaaaahhh!¡Mmmmm!¡Aaaaahhh!¡Síiii!¡Aaaaahhhh!
Se tumbó sobre mí, permitiéndome seguir saboreando sus pechos más cómodamente mientras que ella jadeaba y resoplaba. Su coño me apretaba la polla con esporádicos movimientos vaginales. Tiró de mí hasta que quedé sentado y ella cerrando sus piernas en torno a mi cintura, quedó sentada sobre mí. Hacía lentos movimientos que nos permitían seguir disfrutando pero sin llegar a las duras embestidas que le había dado anteriormente.
Para facilitar esos movimientos de Ilayda yo le sostenía el culo y mis manos comenzaron a deslizarse por ese canalillo de arriba abajo, deteniéndome en acariciar la entrada de su ano.
-¿Quieres follarme el culo? – me preguntó mientras nos mirábamos sudorosos.
Yo asentí y ella, sin dejar de mirarme se sostuvo una de sus grandes tetas y la llevó hasta mis labios y me pidió que se lo lamiera. Aceptando su ofrecimiento lo hice, le lamí su teta, le rodeaba la aureola y le frotaba con la viveza de mi lengua todo su pezón. No obstante, mi mano seguía hurgando en la entrada de su culo.
-Ooohhh. Mmmmmmm. ¡Aaaahhh! – se corrió otra vez, pero de forma muy tranquila.
Dejó de botar sobre mí y apartó su melón de mi boca. Nos volvimos a mirar y con una cara de pura lascivia y lujuria me dijo.
-Fóllame el culo, Alex, que me encanta.
Del mismo cajón del que sacó los condones extrajo un pequeño bote de aceite lubricante del que venden en los sex shops. Definitivamente le tenía que gustar recibir pollas por el culo si ya estaba preparada para ello. Se colocó de rodillas al borde de la cama dejando su magno culo bien alto y me dio el bote.
Yo sólo había practicado el sexo anal una vez con la madre de mí amigo Javier, aunque aquello fue en realidad una violación . Me unté el aceite en un par de dedos, aunque sólo y con cuidado le introduje uno en su culo.
Para mí sorpresa, noté que en poco tiempo pude meter el segundo dedo en su interior. Estaba claro que Ilayda había probado el sexo anal en más ocasiones pues sus músculos estaban más preparados. Ella se pajeaba suavemente, al ritmo que mis dedos la penetraban, yo de de vez en cuando le daba algún mordisco en su culo, pues estaba para comérselo.
-Venga, empieza ya. – me urgió.
-Espera un poco o te dolerá.
-No, hazlo ya Alex, fóllame.
Obedeciéndola una vez más, me embadurné el rabo y situé mi polla en la entrada de su culo, el cual mostraba abierto su negro agujero. La fui perforando despacio pero sin detenerme y con mis manos ayudaba a separar sus nalgas, algo que ella también hacía con una mano mientras que la otra seguía dedicada en pleno a darse placer en su coño. Fue mucho más fácil y menos doloroso para mí que cuando lo hice con Patricia.
En cambio a Ilayda debió de dolerle pues emitía algunos quejidos, aunque cada vez me detuve para aliviarle el dolor, me incitaba a seguir con sus innumerables "¡Go on!". Y así mi polla quedó totalmente incrustada en el interior de su culo.
-OK, quédate así un momento. – me dijo mientras resoplaba y gruñía levemente de dolor. – Aaaauuu. No vayas a moverte. Aaaarrhh.
Le estrujaba y le pellizcaba, incluso le palmeaba sus nalgas, mientras esperaba a que su esfínter se adaptara al tamaño de mi tranca. Poco después acarició mis bolas colgantes y me pidió que la bombeara despacio.
Poco a poco la fui taladrando hasta que ella misma meneaba su trasero para que la penetración fuese más profunda. Me agarré a sus caderas para imprimir un mete-saca más veloz e intenso mientras que le decía cosas tanto en inglés como en español.
-Guarra, te gusta tener una polla en el culo, ¿verdad?¡Toma, cerda!
-¡Aaaaarrrrgghhhh!¡Sííí!¡Fóllame! – empezaba a gritar como una loca en celo. - ¡Aaaarrrgghh!¡Aaaarrrggh!¡Más!
De tanto acelerar las embestidas sentí que mi orgasmo estaba cerca por lo que di varios secos y fuertes envites que terminaron por vaciar mi polla.
-Aaaaaahhhh. ¡Síí! – grité.
Saqué mi rabo de su interior, me quité el condón y me senté en la cama. Ella se quedó un momento en la misma posición y poco a poco se tumbó de lado en la cama. Me atrajo hacía ella y estuvimos besándonos un buen rato en los que volvía a magrearle sus grandes tetas.
-¿Puedes seguir? – me preguntó con la mirada lujuriosa.
-Sí, pero necesito parar un momento.
Estuvimos descansando durante un rato en el que la acariciaba de arriba a abajo toda su piel morena pero siempre tenía tiempo para engullir sus tetones en mi boca.
-Te gustan mucho, ¿verdad? – dijo acariciándose uno de sus pezones con su dedo ensalivado.
-Bastante. Pero no menos que a ti esto. – dije y llevé su mano hasta mi cipote que empezaba a recuperarse de tanta follada.
-Sigue follándome el culo que quiero correrme con tu polla dentro. – me dijo colocándose otra vez de rodillas a cuatro patas.
Me volví a vestir con un preservativo y lo unté del lubricante. Esta vez no me entretuve en meterle ningún dedo pues ya le había dejado el culo abierto. Mientras Ilayda se separaba las nalgas yo la empitoné con una nueva acometida.
-¡Aaaaaaaaaaaaauuuuuhh! – chilló tratando de separarse de mí. - ¡Espera!¡Joder!¡Para!¡Aaaaauuuu!
Le había metido más de medio mástil de una tacada y ante mi extrañeza le había dolido más que antes. Se debía al parecer a que mientras habíamos estado descansando su anillo se había cerrado un poco. Esperé a que me diera permiso para seguir y cuando lo hizo me lancé rápidamente a dar duras penetraciones.
-¡Más!¡Más!¡Aaaaaaarrghhh!¡Más rápido!¡Máááss ooooohhhh!¡Sí!¡Más!
Había alcanzado un ritmo endiablado y la muy guarra me pedía más. Ella había dejado de separarse el culo hacía rato y se limitaba a acariciarse el coño a la vez que a meterse algunos dedos en él. Pensé que debía de estar cerca de un nuevo orgasmo por lo que aceleré los empellones en su culo todo lo que pude.
-¡Aaaaaarrrggghh!¡Aaaaauuu!¡Aaaaaarrrggh!¡Más rápido!¡Aaaaarrrggghh! – me seguía gritando.
No me lo podía creer, le estaba dando duro y rápido en el culo y la muy puta seguía queriendo más y más, yo creía que si iba más rápido se me dislocaría la cadera pues la estaba taladrando de una manera brutal. Con tan brutales enculadas sentí algo en la punta de mi verga y me detuve en el acto para sacársela del culo ante las quejas de Ilayda que quería que continuara. Lo primero que pensé es que con el cuerpo totalmente descontrolado se me había cagado en la polla, pero al vérmela, lo que comprobé es que el condón se había roto de la fricción tan abusiva. Me lo cambié rápidamente pues no me iba a arriesgar a contraer alguna enfermedad pero cuando iba a untarlo con lubricante, Ilayda me tumbó en la cama y con cierta dificultad y haciendo alguna mueca de dolor se empaló mi cipote en su recto para empezar a cabalgarme de forma feroz.
-¡Aaaaaaaahhhh!¡Sííííí!¡Fóllame, fóllame el culo!¡Aaaaaaarrrrghh!
Caliente y cachondo la agarré y la tumbé sobre mí. Notaba su espalda sudada en mi pecho, le separé las piernas usando las mías y mis manos agarraron sus melones. En esa postura me hice dueño del cuerpo de Ilayda y lo perforaba a placer.
-Te gusta tener una polla en el culo como las putas, ¿verdad? ¿Disfrutas con mi polla en tu culo? Córrete como una puta para mí. – estás cosas y otras similares le decía al oído entre jadeos.
-¡Sííí!¡Aaaarrggh!¡Aaargh!¡Sííííí!¡Jódeme!¡Aaaaaahhhh!¡Alex!¡Sí!¡Fóllame el culo!¡Sííí!¡Aaaaaaahhhhhh! – me animaba con sonoros gemidos. - ¡Me vengooo!¡Sííí!¡Oooohhhh!¡Sííí!¡Síí!¡Aaaaaarrghhh!
Dejó de masturbarse y tomó mis manos para que le estrujase más aún los pechos mientras se retorcía de placer ante su nueva corrida. Quiso hacerse a un lado cuando se relajó pero como yo no me había corrido no la dejé y seguí taladrándole su negro agujero con fuerza. Ahora ya no se masturbaba, por el contrarío envolvió mi cuello con uno de sus brazos y me "obligó" a besarla. Nos comimos la boca mientras seguía embistiéndola.
-¿Te gusta tu puta turca? – me preguntó acariciándome el cuello y agarrándome el pelo.
-Síííí. Me gustas.
Noté como trató de ponerse de lado inmediatamente, así que la giré sin dejar de sacársela y seguí dándole tranca hispana a la jodida turca. En esta posición ella volvió a mover su cuerpo para hacer que las embestidas fueran profundas.
Agotado, tensé mi cuerpo y mientras le resoplaba en la nuca me corrí en su culo. Nuestros jadeos se unieron y a pesar de haberme vaciado ya en el condón seguí moviéndome un poco más en su ano hasta que me detuve finalmente.
-Aaaaaaaauuuuu. ¡Uuuhhmmm!¡Ufff! Aaaaauuu. – se quejó Ilayda cuando se separó de mí y se tumbó boca abajo mirándome. - ¿Estoy sangrando? – me preguntó.
Me quité el preservativo y no había señal alguna de sangre, apenas de heces. Le dije que no y le pregunté si le había hecho mucho daño.
-Sí. Me gusta el sexo duro y siempre que lo he hago por el culo me duele un poco, pero me gusta. Aunque en algunos momentos me has hecho verdadero daño. – me dijo con una leve mueca de dolor al moverse para abrazarse a mí. – Pero no te preocupes, aunque me haya dolido me he encantado que me follaras con tanta pasión. – me guiñó un ojo. - ¿Y a ti?
-Creo que ha sido el polvo más salvaje de toda mí vida. – respondí y le di un par de sonoras palmadas en las nalgas.
-Esta noche te quedas a dormir, ¿no? Podemos ver alguna película. Además tu ropa aún estará mojada. – me propuso. – Y bueno, te quiero para mí un poco más.
-¿Sí? ¿Y qué quieres hacerme? – le dije a la vez que llevaba mis dedos a la entrada de su ano.
-Aaaaauu. – me detuvo la mano. – Me temo que cosas más "light". – rió.
-Mejor, porque yo no creo que pueda más hasta dentro de algunas horas.
Durante meses y hasta hace semanas estuvimos manteniendo relaciones esporádicas, lo mismo nos acostábamos todos los días de la semana que estábamos una semana sin hacer nada, aunque ninguna fue tan salvaje y genial como esa primera. Nunca lo llegué a plantear como una relación de pareja novio-novia, y creo que ella tampoco. De hecho, tras reflexionar sobre la relación que tuve con Ilayda, dudo que pudiera tener una novia tan ardiente y tan insaciable como ella, eso de estar cachondo, morboso y celoso a todas horas no lo podría soportar, y por ahora sólo me ha pasado con ella. Creo que yo necesito una pareja más "normal" aunque desearía toparme de vez en cuando con Ilayda o con alguien como ella para dejarme llevar por el puro instinto sexual.
Cada uno volvimos a nuestro país a mediados de junio, hace pocos días y aunque veíamos difícil vernos otra vez, prometimos estar en contacto (intercambiamos teléfonos y direcciones del Messenger y Gmail) e ir a vernos si estábamos en el país del otro.
Mi consejo como estudiante Erasmus es que vayáis a estudiar fuera si tenéis la oportunidad, aunque sea sólo un cuatrimestre. Vais a conocer un país nuevo, gente nueva. Cierto, tontos los hay en todos sitios, pero la mayoría son buena gente y eso sí, aunque el viaje es para estudiar, hay tiempo para todo: para estudiar, hacer el gandul, hacer turismo, salir de marcha y por qué no, para enamorarse.

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