domingo, 9 de agosto de 2009

relato erotico " por el aniversario"

Elena está avergonzada por lo que le va a decir su novio. No lo ha hecho nunca, piensa que le dolerá , que es humillante , pero quiere dárselo, quiere hacer con él algo que no ha hecho nunca. Entregarle "esa virginidad", la única que tiene a sus 22 años.
"Lalo, quiero que .....me lo hagas .....por detrás. Es mi regalo de cumpleaños."
El ve como se ruboriza con la propuesta y al tiempo como se le comienza a endurecer la polla. La mujer se le está entregando , dándole algo que es muy importante para ella.
Está preciosa , un vestido de finos tirantes azul, de escote cuadrado, con pollera corta , no mini, pero sí que deja ver las hermosas piernas de la joven. Celebran su 30 cumpleaños, el hombre con saco azul, camisa rosa, y jeans. Están cenando en un restaurante español en la Recoleta. Ella le había dado antes una serie de discos de Adriana Varela como parte del regalo. A él le gusta la cantante y además siempre dice a Elena que se parecen , que ella también es una gata.
La mujer mastica, apenas sin mirarle, la merluza , concentrada en no tragarse una espina. Recuerda lo que le ha dicho su madre unos días antes y la está haciendo caso.
"Este gallego es maravilloso, hazle feliz, es el hombre que te conviene. Dale lo mejor de ti misma"
La verdad es que su madre ese día estaba maravillada. Había venido de Paraná para el cumpleaños de Elena , y Lalo le había cedido su entrada para ver al Nano, Serrat es el amor de su madre y poder verle y escucharle en la fila 5 del Rex , era algo que no pensaba que podía hacer en su vida.
El había sacado las entradas para ellos dos, pero cedió la suya. Las invitó a una cena antes del concierto y tras enseñarle el otro regalo que llevaba, le dio las entradas. Su madre , con sus 48 años , le dio un beso como si fuera la virgen.
Para Elena, estudiante de Filosofía y Literatura , el otro regalo la impactó.
Los ensayos de Montaigne, las obras completas de Cervantes y Lorca. Sabía que había tenido que buscarlas por todo Buenos Aires. Eran tres joyas para toda una vida.
Siente una extraña sensación, quiere doblegarse al hombre , humillarse ante él, que sepa que es suya, esta vez sin juegos, con sumisión, como una esclava que se entrega a su dueño.
Sabe que es algo que desean todos los hombres, su novio de secundaria , con el que había debutado, se lo había pedido repetidas veces, igual los dos hombres con los que había salido tras romper con él. Nunca lo ha hecho , le parece sucio, y antinatural, pero ahora desea hacerlo.
Bebe el Torrontés frío, quiere estar un poco chispa cuando llegue el momento.
Lalo está excitado , se siente dominante , algo que le gusta y le calienta aún más. Es un bombón de mujer , con un cuerpo que le enciende cuando la ve desnuda y cuando lo adivina como ahora vestida. En la cama ardorosa, abierta, cálida y alegre. Ahora está callada, avergonzada de su propuesta , con miedo pero entregada.
"Estate tranquila , sólo haremos lo que tu quieras"
"Yo quiero hacerlo"- su voz apenas sale del cuerpo. Están en el postre., queda poco para la entrega de la mujer.
El taxi les deja en casa de Lalo, es un apartamento alto, con vistas al río.
"¿ Quieres tomar algo?"
"Que me tomes vos"
Llegan al dormitorio, Elena enciende la luz. Corre las cortinas, normalmente las tienen abiertas para ver el paisaje , las estrellas y el amanecer.
Lalo la va a besar, ella le rechaza. Quiere que él note su sacrificio. Comienza a desnudarse ante la mirada lasciva del hombre. Deja caer el vestido , en corpiño sin breteles y bombacha , se saca los zapatos.
Se suelta el sostén y después se baja la tanga. Está totalmente desnuda frente a Lalo que sigue vestido.
"¿Querés que te quite yo la ropa?"- le propone.
" No, mira como lo hago yo".
Saco, camisa, mocasines, calcetines. El calzoncillo muestra una montaña de lujuria. Se lo quita.
Quedan desnudos, ella nerviosa, tímida, él con el miembro en alto.
Elena abre la cama, y se pone a cuatro patas como una perrita ofreciéndose.
"Quiero dártelo, quiero sentir como me penetras. No te preocupes si me duele , por favor hazlo".
Lalo piensa en ir a buscar una crema para lubricar el ano de la muchacha, pero es un pensamiento que desecha. Ella quiere que le duela, sentir toda la fuerza de la penetración, así que se acerca a la cama y mira el blanco de sus futuros ataques. El color canela de la piel se oscurece en el valle de las montañas gemelas. El esfínter casi negro, cerrado , con las estrías que le hacen parecer un sol grisáceo.
Se lleva el dedo a la boca y lo llena de saliva. Unta el pequeño orificio y volviendo a chupar el índice lo introduce apenas unos centímetros.
Elena salta hacia delante como si le hubieran puesto una inyección. Se serena cuando se da cuenta que sólo es el dedo del hombre.
"Por favor, hazlo ya".
Lalo parado ante las nalgas de Elena acerca su glande al orificio. Lo apoya en la estrecha apertura y comienza a empujarlo lentamente. No entra, corretea por los aledaños del oscuro blanco. Se la agarra con la mano y la vuelve a apoyar en la puerta trasera, esta vez da un solo golpe , mas fuerte. Le entra la cabeza del pene.
A Elena le duele la intrusión del glande, respira hondo varias veces, poco a poco el dolor se convierte en calor. Están los dos quietos.
Elena recuerda su debut con Luis , lo que había sentido cuando la desgarró el virgo, ahora será lo mismo, un dolor que debe convertir en placer.
El hombre empuja despacio, hasta que poco a poco se va introduciendo medio miembro. Es una sensación muy fuerte la apretura que siente en la carne orgullosa de su dureza. Está así apenas unos segundos , se va retirando hasta casi salirse, vuelve a meter la . Esta vez un poco más.
Mira el espectáculo de su polla entrando en las nalgas de la mujer .
Elena se da cuenta que el dolor remite , que el problema era el esfínter pero que una vez dilatado , apenas es una molestia. Es ella la que recula para que la penetre más. La agarra de las caderas y empieza un mete saca , lento al principio, ganando velocidad a medida que se repiten las embestidas.
Nota su miembro aprisionado por un guante que se ciñe a él y que le da un placer infinito.
Ella comienza a sentir placer , piensa que no llegará al orgasmo, sabe que es clitoridiana, pero está a gusto, gozosa, y ronronea como una gata .
Lalo viaja en el sexo duro, la mezcla de la vista , de la sensación en la pija , del poder de saber que ella es suya , le hace ir más deprisa de lo que le gustaría en el camino del orgasmo.
El ritmo se acelera y de pronto se queda quieto notando las oleadas del semen que escupe dentro de la mujer. Se concentra en las sacudidas fuertes de su corrida.
Elena nota como un torrente la invade y como después Lalo se desploma sobre ella. Cae a la cama , con el hombre abrazado a su espalda.
Se va ablandando y muy despacio sale de su interior. Se vuelve y se abrazan.
Cuando dejan de besarse la mira lleno de ternura y sus palabras salen de lo mas profundo de su ser:
"Gatita , te quiero"
Lalo se levanta, va al cuarto de baño y orina, después comienza a lavarse la minga con esmero, sabe que debe tener cuidado para no agarra lo que no tiene.
Elena entra corriendo, se sienta en la taza y caga.
"Es como una lavativa, me hace irme por las patas"- sonríe después de haber pasado por la experiencia, está orgullosa de si misma, de su entrega, vuelve a ser la chica alegre que suele ser casi siempre.
Después en el bidet , se lava a fondo, el chorro en su sexo la pone cachonda , además ella no ha acabado. Piensa en esperar a que él se duerma para hacerse una pajita, lo necesita.
Vuelve a la cama, antes abren la cortina , la luz de la luna ilumina la habitación , convirtiendo el dormitorio en algo mágico.
Están abrazados, las piernas de la mujer envolviendo las del hombre. Quiere dominarla más , que sea su putita, su ramera , que pierda toda la vergüenza y aunque es divertida y alegre en la cogida, como no ha encontrado a nadie, desea gozar con esa mujer de todos los placeres que fantasea, llevarla por el camino de la entrega total.
Lo dice sin apenas pensarlo:
"Quiero ver como te masturbas"
Cuando salen las palabras de su boca, cae en que es un deseo que tiene de hace tiempo, y ahora, ve que es una posesión complementaria, donde la hace más suya.
Elena le besa en los labios antes de contestar, quiere tener unos minutos para pensar su respuesta.
Lo ha hecho antes , adolescente , pero no con un hombre , con su amiga Julia. Las dos una tarde de verano jugaron a contarse y descubrirse en el placer. A escondidas habían visto Enmanuelle y repitieron la escena del sillón de mimbre donde dos mujeres se masturbaban viéndose una a la otra. No habían hecho más veces, pero le quedó un recuerdo imborrable , del que se avergonzaba cuando era el objeto de su fantasía al hacerse una paja. Ahora Lalo le pide que lo haga, se da cuenta que le apetece, es un mostrarse como es, darle algo muy íntimo y además le libera de la tensión que tiene. Quiere ser su pareja y aquello intuye que los une más.
"¿ Querés ver cómo se hace una pajita tu gatita?. Sos un viciosillo, pero te quiero y me gusta darte gusto. Anda , mírame"
Le vuelve a besar y se separa de él en la cama. Sabe que debe mostrar toda su sensualidad.
Lalo se levanta y va a sentarse en un sillón frente a la cama. Quiere tener una buena vista.
Elena comienza acariciándose los senos, ya tiene los pezones erectos , pero aún se le ponen más , cuando los pellizca . Abre y cierra levemente los muslos, moviéndolos para que vea como se mueve su concha. Baja las manos deslizándolas hasta llegar al monte de venus. Frota con la palma la carne mullida, donde un ligero corredor de vello, como camino de hormigas desciende hasta su gruta.
Lalo siente como comienza a endurecerse de nuevo el miembro al ver a Elena abrir las piernas y poner los dedos en el botón rosado. Con la izquierda tira de la carne hacia arriba para dejar al descubierto el clítoris que ataca con la derecha.
Al estar mojada el deslizamiento de los dedos es grato. El hombre la oye gemir, con los ojos cerrados la mujer se concentra en su propio placer. El saberse mirada la excita aun más. Él empieza a menear su pene , masturbándose. Está rígido, recuperado de la batalla anterior.
Ella acelera sus caricias y la respiración se agita a medida que llega a la meta buscada.
Da un pequeño grito cuando comienzan las oleadas, entonces el hombre se levanta , se acerca a la cama donde ella disfruta de su placer, le separa las manos de la concha y la penetra.
Elena que esta acabando , vuelve a engancharse en la carrera. Los empellones de Lalo enseguida reciben respuesta de sus movimientos pélvicos. Está en una zona de meseta orgásmica en la que siente una corriente continua de placer por el cuerpo.
Él la penetra más profunda y fuerte cuando la muchacha le pasa las piernas por encima de las suyas , y doblándose apoya sus talones en las nalgas. Lalo es un caballo aguijoneado por las espuelas femeninas.
No sabe cuando está en aquel galope sin control, donde los gritos de la mujer son cada vez más altos y seguidos, al estallar y soltar la leche , casi se desmaya de placer.
Abrazados, Elena no para de besarle mientras le repite:
"Te amo, te amo, ....te amo"

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