martes, 4 de agosto de 2009

relato erotico " querido diario"

Querido Diario.
El pasado miércoles estuve con una dama, de la cual por cierto me estoy enamorando, porque cada día que pasa siento la necesidad de estar con ella con mayor frecuencia. La razón es que además de su belleza física, es excelente como persona pero en honor a la verdad, te confieso que me encanta estar con ella porque es una experta en el sexo y le gusta practicarlo de todas las maneras que te puedas imaginar.
Relacionarme con ella me ha permitido experimentar el sexo en toda su expresión, pero especialmente el sexo anal, que como tu bien sabes, es lo máximo para mí y afortunadamente a ella le encanta.
Cada vez que estoy con ella inventamos algo nuevo para gozar, lo que nos ha permitido que jamás caigamos en la rutina. El miércoles pasado hubo algo nuevo que nada más de recordarlo al escribir estas líneas en tu página, mi virilidad responde bajo la delgada tela del short que uso como única prenda de vestir, debido al intenso calor que se siente en esta ciudad.
Como ya he escrito en tus páginas en otras ocasiones, pasé por ella en mi automóvil en la esquina cercana a la casa donde ella vive. Aunque no necesito de ningún estimulante para tener una erección, en esta ocasión, una hora antes de que subiera a mi coche me tomé una pastilla XXX como la que me recomendó mi sobrina Malena, porque deseaba mantener erecto mi pene durante el mayor tiempo posible.
Me encanta que esta mujer me acompañe en mi carro cuando vamos rumbo al motel, porque ella se encarga de sacar mi pene de mi pantalón para masturbarme y practicarme sexo oral mientras conduzco, y ha habido ocasiones en que se traga todo mi semen estando mi auto en movimiento. Esto me fascina y por eso no la cito en el motel como lo hago con otras damas.
Legamos al motel y después de bañarnos yo me acosté boca arriba a la orilla de la cama y ella puso unas almohadas en el piso para arrodillarse y estar cómoda para darme una exquisita mamada. Levanté las piernas al cielo. Me untó miel de abeja en mis partes íntimas (hasta en el culo, por supuesto) y me pasaba la lengua desde mi ano, chupando los huevos y terminaba de meterse la verga hasta la garganta.
Después de un buen rato de mamarme como loca la interrumpí diciéndole que me dejara reposar un momento porque me sacaría la leche. De haber sucedido eso, el encanto hubiera terminado cuando apenas iniciaba.
Me levanté y me metí a la regadera para quitarme la miel y para no eyacular y…¿qué crees querido Diario?. Pues que la dama estaba agachada en el lavamanos enjuagándose la boca. Vi su hermoso trasero respingado y le dije:
-¡Ay, mamacita!... No te me pongas así porque no respondo.
Me repegué en su trasero acariciando su largo pelo que le llega hasta la cintura, mientras ella seguía agachada en el lavamanos. Por supuesto que yo tenía la verga a punto de explotar, así que se la metí entre las nalgas mientras ella se lavaba la cara.
Le di unas nalgadas y luego la tomé por las caderas. Ella también seguía muy caliente, además porque antes de que empezara a mamarme vimos una película porno de puras escenas de doble penetración, incluso de tipos que les metían la verga al mismo tiempo por el culo a las actrices. Eso nos calentó demasiado.
Levantó la cara para verme en el espejo del lavamanos y me dijo:
-Pues órale…¿qué esperas para metérmela?
-Es que no me he puesto condón.
-Qué condón ni que nada, me reclamó. Quiero que me la metas sin condón.
-Pero…
-Nada de peros. Quiero tu leche dentro de mi culo.
-De acuerdo. Quédate así como estás con el culo respingado, le dije. Regreso en un momentito.
Fui al buró de la cama donde tenía un pequeño tarro de vaselina, que es el lubricante ideal para el sexo anal cuando no se usa condón (aunque digan lo contrario). Efectivamente ella se quedó en la posición que estaba esperando mi regreso y veía mis movimientos reflejados en el espejo.
Regresé y me acuclillé para abrirle las nalgas y meter mi cara entre ellas y darle una rica mamada en el chiquito que se lo dejé lleno se saliva. Agarré el tarro de vaselina y con dos de mis dedos tomé una buena cantidad y se lo unté en el culito, pero aparte le metí dos dedos para lubricarle el recto.
Después me puse un poco de vaselina en el glande. Me limpié los dedos con papel sanitario y agarré a la dama por las caderas. Mi verga parada solita se metió entre sus nalgas, sin necesidad de que ella se las abriera como siempre lo hace al momento de sentir que mi falo empieza a abrirse paso entre sus pliegues anales. De esto también he escrito en tus páginas.
Mi verga resbaló con suavidad entre sus nalgas y topó con su ano, pero no me detuve. Sentí cómo lo apretado de su chiquito se aflojó para permitir que mi verga lo atravesara y se le fue hasta el fondo. Mi pelvis golpeó fuerte contra sus nalgas. Así me quedé un momentito para que se le terminara de dilatar el ano.
En esa posición nos veíamos las caras en el espejo de la pared del lavamanos y la agarré por las tetas. Sin sacársela giré lentamente mis caderas y me detuve. Ella respingaba él culo lo más que podía y yo se lo empujaba lo más que podía.
Así quietito como yo estaba, ella empezó a girar sus caderas con mi falo metido hasta el tope. ¡¡¡¡¡MMMMMMMHHHHHHHHHH!!!!!!, que rica culeada le estaba dando.
Me abracé a su cintura y se la sacaba y se la metía rápidamente. Hizo un movimiento simulando sentarse, pero fue para que yo le recibiera las nalgas y la levantara con mis pelvis con el fin de que mi verga se le fuera lo más profundo posible. La solté y me agarré del lavamanos y con ritmo acelerado se la metía y se la sacaba. El chapoteo de mi verga en su culo era como música para mis oídos pues escuchaba los mismos sonidos como si me la estuviera cogiendo por la vagina.
De pronto, sentí que mi leche me salía a borbotones dentro de sus intestinos y se la dejé adentro mientras eyaculaba. En el espejo veía reflejado su rostro y abría la boca y entrecerraba sus ojos como síntoma del placer que estaba experimentando, y también veía el mío que se desfiguraba por la pasión que me consumía.
Yo seguí eyaculando y se incorporó para que toda la parte posterior de su cuerpo se untara al mío y la abracé de los pechos para estrujárselos. Ella giró su cabeza ofreciéndome sus labios de los que me prendí desesperado.
Mi pene vacío empezó a sentir la flacidez natural después de acabar, pero ella comenzó a hacer unos ágiles movimientos con sus nalgas abriéndolas y cerrándolas para mantener mi pene erguido. Separamos nuestras bocas y me dijo.
-No me la saques todavía…¡Síguele!!!!...Quiero más leche.
Los movimientos de sus nalgas, sus palabras candentes, mi lujuria desbordada y la ayuda de la pastilla XXX, hicieron que mi pene reaccionara y se pusiera con la mayor dureza posible, que permanecía dentro de su cavidad anal.
Querido Diario, sucedió algo muy singular, porque así como la mantenía abrazada por atrás y con mi falo dentro de su cuerpo, sin separarnos caminamos juntos rumbo a la cama y al llegar a ella nos dejamos caer, pero nuestros pies quedaron unidos al suelo. Ella quedó boca abajo en posición fetal y yo encima de su cuerpo sin que mi pene se saliera de su culo hirviente.
La tomé por su largo pelo y se lo jalé hasta hacerla levantar la cara al cielo, mientras mis caderas giraban y giraban sobre sus nalgas. Mi pene entraba y salía totalmente de su ano y nuestros cuerpos empezaron a cubrirse de minúsculas gotas de sudor a pesar del ambiente fresco del cuarto con aire acondicionado.
.¡Asi, así¡, dame duro, dame más duro, me decía con voz colmada de lujuria.
Mi pene explotó otra vez en sus entrañas y mi semen salía de nuevo para depositarlo en el interior de su sudoroso cuerpo. Yo seguí eyaculando pero no paraba el mete saca, hasta que finalmente me quedé quieto sobre sus glúteos y terminar el apasionante trance sexual

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