lunes, 31 de agosto de 2009

relato erotico " la hermana de mi mujer"

LA HERMANA DE MI MUJER Esta es una de esas historias que a cualquiera le puede resultar increíble. Hasta el día en que me sucedió, jamás hubiera siquiera soñado en que aquello que siempre fue objeto de mi imaginación podría haberse convertido en una fascinante y peligrosa realidad. Me llamo Roberto tengo 36 años y vivo en Sonora, mexico. Estoy casado con Judith Graciela, así se llama mi esposa ella tiene 34 años. La hermana de mi esposa se Martha Edith ella tiene 28 años, ella es casada su esposo tiene 39 años.
Con Martha Edith en particular, siempre habíamos tenido una relación de amistad de mucha confianza, tanto así que frecuentemente bromeábamos con que entre ambos había algo más que eso, lo que incluso era motivo de risa de mi esposa.
Muchas veces se quedó en mi casa puesto que ella vive bastante apartado de la ciudad. Y siempre las bromas fueron motivo de risas para los tres, incluso algunas con abierto contenido sexual. Tal era la relación que, un fin de semana celebrábamos el aniversario de casados de mi esposa y yo.
Martha edith fue sola a la fiesta ya que su esposo se encontraba fuera de la ciudad, a sus hijas las dejo en casa de suegra para estar mas comoda en la reunion, fueron varias personas familiares, la mayoria parejas de matrimonios, amigos nuestro y algunos compañeros de trabajo de mi esposa y mio.
La reunion empezo como a las 5 de la tarde y la mayoria de los invitados se fueron alrededor de las 11 o 12 de la noche. Todo estaba acordado; mi cuñada se quedaría a dormir en casa, asi que cuando se fueron todos decidimos ir a una disco y aunque en definitiva nadie más quiso seguirnos, el panorama estaba y la noche recién comenzaba. Al llegar a la disco, en realidad había menos gente de la que esperábamos, pero no estábamos para aburrirnos y al rato estábamos los tres bailando animadamente. Había pasado más de tres horas y varias copas de más comenzaban a hacernos efectos. Supongo que un poco debido a esto último y a que hacían varios días que no hacíamos el amor con mi mujer que ver tanta hembra a mi alrededor hizo que me empezara a excitar. Mucho baile junto a mi mujer y a Martha Edith hacía que una tremenda erección se fuera desarrollando. Estábamos bailando desaforadamente cuando aparece un amigo mio y de mi mujer que interrumpe el trío y me pidio dejara bailar a mi esposa con el y salieron a bailar. Entre algunas bromas me quedé con Martha Edith y un merengue de moda que me dio valor para ponerme un poco más lanzado. Sin perder de vista a mi mujer fui apretando cada vez más a mi excitado cuerpo a Martha edith, que lejos de sorprenderse respondía abiertamente a mis insinuaciones. La verdad es que siempre me llamó la atención esta mujer, pero me resultaba particularmente atractiva ahora, que vestía un ajustado jeans y un top que marcaba un par de apetecibles senos. Los giros y tomadas de cintura y cadera hacían que mi erección resultaba más que evidente, y yo más que evitar los roces buscaba afanosamente tocar la entrepierna de Martha Edith. Judith Graciela, que ya demostraba el efecto de unos cuantos tequilas demás, bailaba metros más allá de donde estábamos provocándonos Martha Edith y yo. Digo esto porque en una vuelta fue ella la que busco rozarse con mi miembro. No necesité más que esa invitación para acceder con un beso en su oreja a lo que ella respondió con una sonrisa. Yo no dejaba de mirar hacia donde estaba Judith Graciela. Y aprovechaba cada giro para besarle la oreja, el cuello y las mejillas a Martha Edith. Ella se resistía a dejarme sus labios diciendo que nos podría ver mi mujer. Cuando la desafíe diciéndole que no era posible ponerse recatados a esa altura del juego me miró fijamente, con unos ojos ardiendo de excitación y me agarró por el trasero y me besó fuertemente, sin preocuparse de nada. Su lengua buscaba desesperadamente la mía y mis manos que estaban en sus caderas buscaron el borde de su calzón que asomaba por su espalda. Todo me indicaba que al llegar a casa tendría la oportunidad que soñé tantas veces cogerme a la hermana de mi mujer. Nos tomábamos lo que quedaba de nuestros tragos con Martha Edith cuando apareció Judith Graciela que evidenciaba un estado de embriaguez que obligaba a retirarnos de la disco. Y fue lo que hicimos. Buscamos nuestras ropas y al subirnos al taxi pidió irse en el siento del lado del chofer, a lo que accedimos sin protesta alguna Martha Edith y yo. Intercambiamos unas sonrisas y apenas nos sentábamos yo busqué sus manos. La oscuridad en el automóvil y la música con un volumen más que moderado nos daba el marco preciso para preparar lo que sería una de las noches más memorables. Judith Graciela no tardó en cerrar los ojos y apoyada junto al vidrio se quedó dormida. El trayecto de la disco hasta mi casa son veinte minutos. Y yo apenas tomaba las manos de Martha Edith, ella buscó el bulto que se había formado mientras bailábamos y que aún mostraba la calentura que me invadía. Disimuladamente desabrochó mi pantalón y acarició mi miembro, que debe andar por los 19 centímetros. Pero por la excitación y el ardor me parecía que estaba enormemente más grande. Yo me dejaba, y no perdía la vista de Judith Graciela y del chofer que a ratos miraba por el espejo retrovisor. La calentura me invadía cada vez que Martha Edith apretaba el glande. Como llevaba un ajustadísimo jeans, no tuve las mismas posibilidades de acariciarle la entrepierna, que a juzgar de lo lanzada que estaba, supuse debía estar muy lubricada. Con mi mano izquierda me dediqué a tantear su trasero, que junto a sus tetas, firmes por sus 28 años eso es algo de Martha Edith que siempre me habia gustado inclusive la veia y me exitaba, despues supe que es talla 36 b de sosten y estaban mas ricas que las de mi esposa.
Igual que en la disco hurgué entre su piel y la mezclilla y encontré unas tangitas de suave encaje que me puso a mil. Ella dedicada a jugar con el bulto que me quemaba y yo que tiraba suavemente su fino calzoncito. Las luces de los autos que venían en sentido contrario dejaban ver su exitacion en su cara y ya casi sin recato nos tocábamos casi descontroladamente. Al llegar a casa tuvimos que llevar en brazos entre los dos a Judith Graciela que vencida por el sueño y el mareo del tequila hasta nuestro dormitorio que está en el segundo piso. Apenas se despertó para darse cuenta que estábamos en casa y volvió a quedarse dormida. Martha Edith, cuya habitación estaba entre el dormitorio matromonial y el baño, se fue a poner ropa más cómoda, porque quería asegurarse que Judith Graciela estuviera profundamente dormida antes del asalto final. Todo esto me ponía más caliente aún. Al llegar a la sala que está en el primer piso, me encontré a mi cuñada en un provocador baby doll de encaje negro, sentada o mejor dicho semitendida en el sofá. Debo reconocer que esta hembra sabía como provocar. -¿Te gusta mi ropa?, preguntó a la vez que estiraba una de sus piernas hacia el techo exhibiéndose de una manera salvajemente hermosa. -Y a qué hombre no habrías de gustarle, le respondía, mientras me sentaba en el sillón que estaba justo enfrente de Martha Edith. Nos tomamos unas cervezas y hablábamos acerca de lo excitante que había sido el baile en la disco, cuando sentí ruidos en el segundo piso. Subí a cerciorarme y pude comprobar todo estaba en orden. La ventana estaba entreabierta y una vez asegurada, cerré la puerta –por si acaso- y volví a la sala. -¿En qué estábamos?, dijo Martha Edith, con una voz coqueta y sonrisa lasciva. -En que esta noche serás mía, dije decididamente. -Estás loco. Puede ser peligroso. -Todo depende de que sepas guardar esto como un secreto y ya está. Respondí. -Soy como tumba cerrada para guardar secretos. -¿Y para otras cosas, como el sexo, cómo eres?, le pregunté mirando su provocador escote. -Para eso soy muuuuuuuy abierta, dijo mientras se reía y bajaba las piernas del sofá abriéndolas descaradamente. No faltaba más insinuación. Me acerqué y de rodillas a ella la besé con fuerzas, casi mordiendo sus labios. A lo que ella respondió acariciándome el pecho y desabrochando mi camisa. Mis dedos rozaban suavemente sus blanquísimos muslos. Iban desde la rodilla hasta centímetros de su sexo. Eso la calentaba de sobremanera, porque al acercarme a su entrepierna su respiración se aceleraba. -No sabes cuánto te deseaba –le decía mientras besaba sus orejas. -Y tú ni sueñas las veces que te imaginé haciéndome el amor, me respondió. Ahora Martha Edith me lamía el pecho y suavemente me tumbaba sobre la alfombra. Era una visión maravillosa. Esta mujer, delicada y llena de modales dentro de la familia ella era la esposa y la mujer mas seria de nuestra familia, estaba con las piernas abiertas, denotando una vagina empapada sobre mí. El encaje dejaba traslucir la perfecta redondez de sus senos y unos hermosos pezones rosados. Y yo que no podía más con el bulto de mi pantalón. Como pude me desnudé quedando en trusa y Martha Edith gemía frotando su sexo sobre mi pecho y mojándome con su evidente excitación. La lujuria hacía que mi miembro desbordara la diminuta prenda que impedía mi desnudez total. -Vas a saber lo que es una mujer ardiente me dijo, al mismo tiempo que puso su vagina sobre mi boca nunca he sido infiel hoy sera mi primera vez espero no me lo tomes a mal pero mi esposo casi no me toca Roberto. Se movía como poseída. Articulaba palabras casi sin sentido y apenas se entendía la palabra culiar, que para los lectores de otros países es equivalente a follar, joder, o coger. Temblaba cuando suavemente le mordía su caliente monte el cual lo tenia como me lo imagine muchas veces con sus vellos largos y tupido que apenas se podian ver sus labios vaginales, su sexo alargado y hinchadito que no lograba cubrirlo con mi mano. La breve tela de encaje que cubría su sexo estaba absolutamente mojada. Su hermoso trasero, con dos perfectas mitades separadas por su pequeña tangita, era todo ardor. Hice esfuerzos por detener sus frenéticos temblores para separar sus labios y chupar su caliente vagina. Sin pudor lamí su interior y casi entre mordiscos apretaba sus labios. Los líquidos de su sexo sabían a sal deliciosa y a lujuria infernal. Martha Edith no tardó en doblar su espalda hacia atrás anunciando su primer orgasmo. -No aguanto más,aghhhhhaggghhh. Gimió. Temí que sus entrecortados quejidos despertaran a mi mujer. Pero nuestra excitación y frenesí era aún más poderosa. Superior a cualquier sentimiento de culpa o pudor. Cuando se incorporó, todavía a horcajadas sobre mi pecho, pude apreciar las sinuosas formas de sus senos que ahora se veían majestuosamente desnudos sobre el baby doll. Mis manos no tardaron en ir por ellos. Los apreté. Eran hermosos. Estaban hechos justos a mi gusto unas tetas preciosas con pezones grandes y rosadito con sus aureolas hinchaditas y redondas grandisimas unas tetas que en mis manos se veian enormes. Pellizqué los pezones duros y rosadito que crecrion mas al tocarlos. -Sigue. Me gusta que hagas eso. Suplicaba Martha Edith. Descontroladamente rasgué los tirantes tras lo cual apareció un busto sin comparación. Los de Judith Graciela son un poco más grandes, pero 6 años más se notan particularmente en la firmeza los de mi esposa son algo flacidos parecidos a los de mi cuñada. Los senos de Martha Edith, eran evidentemente más duros. Sin salir de la posición, giró sobre sí misma y me invitó a un 69. A tirones sacó mi trusa y mi miembro, como si fuera un resorte salto a sus carnosos labios lo tomo entre sus mano y dijo humm Roberto que enorme es esto que grande lo tienes, no se compara con el de mi esposo, es mucho mas grande el tuyo Roberto. La boca de Martha Edith tenía vocación para una buena mamada. Sin duda la técnica era fruto de un arduo entrenamiento. Subía y bajaba por mi tronco de carne ardiente. Con la punta de su lengua jugueteba con mi glande haciéndome temblar. Yo prácticamente le enterraba mi miembro en su boca, casi atragantándola. Chupé su vagina empapada como no lo hice antes, si hasta mi propio semen me lo estaba tragando. Estaba excitadísimo. El hilo de tela que cubría apenas su redondo culo no impidió que con movimientos circulares de mi lengua la estremeciera cada vez que llegaba hasta su diminuto orificio. No tardé en acabar. Y con movimientos ascendentes eyaculé en la boca de Martha Edith. Borbotones de semen salieron disparado de mi pene. No sé cuánto fue. Pero cuando Martha Edith se levantó y me miró con cara de cómplice pude ver que mi eyaculación caía por la comisura de sus rojos labios, Roberto nunca habia sentido tanto semen en mi boca a mi esposo no le sale tanto como a ti Apenas unos segundos descansamos. Creo que para escuchar si Judith Graciela seguía en lo suyo. -Ahora quiero que me lo metas bien adentro, dijo Martha Edith. Y sin sacarse nada de lo que la tapaba, se puso de rodillas, mostrándome su perfecto culo. Unos cuantos toques tuve que darle con la punta de mi miembro. Y apartando su negro encaje empapado di un solo empujón y arranqué un grito de dolor que al rato fueron gemidos de placer. -Dale fuerte, pidió. -¿Seguro que no te duele?, pregunté mientras le abrazaba los senos y le mordisqueaba el cuello. -Dale, dale...y acabó en otro orgasmo. Más corto pero más intenso a juzgar por la tensión que adquirió su cuello. Se dejó caer sobre sus tetas, dejando una montaña de carne que terminaba en una cumbre que coronaba su enrojecido orificio anal. Como ya estaba lubricado, me lancé a jugar con él. -Eso sí que no, sentenció mirando desde el suelo. -¿Nunca te lo han hecho por alli?, pregunté. -Jamás, me confirmó nadie me lo ha tocado ni mi esposo siquiera. Y parecía verdad, el pequeño orificio, mostraba un centro que parecía impenetrable. -Te prometo que lo vas a disfrutar, argumenté queriendo conseguirlo. -Me va a doler. -Voy a hacerlo con suavidad. Diciendo esto unté mis dedos con los líquidos que fluían por su vagina y empecé con la tarea de dilatarla. La verdad es que no tengo un miembro descomunal, como ésos que se ven en el porno. Pero no me puedo quejar. Y realmente su culito virgen, era un tesoro que había que descubrir con dulzura. Poco a poco fui metiendo un dedo, cuidando que la faena no desencadenara un grito que despertara a Judith Graciela. Aunque se estremecía mientras entraba el dedo índice de mi mano derecha, la verdad sea dicha no reclamaba mayormente. Y fui por más. Con otro dedo igualmente lubricado seguí hurgueteando su carne hasta que conseguí ensartarlo con una muestra de dolor. Esto más que hacerme detener me calentó más el ver su cuerpo apretarse y sentir como su culito se apretaba en mi dedo al sentir sus gemidos de dolor suave y exitados. Y comencé a moverlos circularmente en su interior que ardía. Y los movimientos de mi mano se intensificaron cuando me di cuenta que ella misma giraba su trasero al compás de mis dedos, diciendome Roberto siento dolor nunca habia sentido todo esto amor ahumm que rico que bello es todo lo que me haces mi vida. No esperé más. La erección de mi miembro se había acrecentado con la excitante visión de ver cómo gozaba esta hembra. Escupí la punta de mi miebro, cuidando no lastimarla con este trozo de hirviente sangre. Apunté hacia el centro de ese maravilloso culo que ahora estaba a mi merced. Lentamente fui avanzando. No quería echar a perder este anhelado momento, porque debo confesar, más de alguna vez me masturbé fantaseando con esta escena. Y ahora estaba allí en el sillon de de mi casa poseyendo a la hermana de mi mujer que dormía en el segundo piso. Era indescriptible la sensación de penetrar esa carne que se negaba a darme paso fácilmente. Pero ya había conseguido meter buena parte. Y sin darme cuenta, Martha Edith retrocedió dejándose penetrar entera. Un solo movimiento y ella misma se había perforado su virginal trasero gritando suavecito papacito me duele, me duele mas, mas mi amor, que rico es esto amor ahgg papacito me haces como tu quieres mi amor asiii, asiiii. Casí ni se quejó. Al contrario. Su empellón me hizo quedarme más levantado y ella se acomodó sentándose sobre mis muslos. Y comenzó a moverse frenéticamente. -Me gusta, Roberto, me gusta muchooooo. Decía como poseída por una fuerza sobrenatural. -Ves te lo decía. No hay como hacerlo por aquí. Respondí mientras le acariciaba el pelo. La verdad es que siempre me ha gustado el sexo anal, pero no siempre las mujeres están dispuesta a entregarse por ahí. Martha Edith estaba descubriendo sensaciones que no imaginaba. Y yo estaba gozando como loco. Pasaron unos minutos y ayudada por las caricias que se deba ella misma en su clítoris y yo sobando sus senos, ella decia Roberto que feliz me haces amor, nunca he sentido esto con mi esposo asi hasme tuya solo tuya asi mass mas amor que rico lo haces que enorme es tu verga mi amor, has de mi lo que desees amor masss...se desplomó sobre mí dejando escapar un gemido hondo de placer. Yo tardé unos segundos tras ella y acabé en su interior eyaculando tanto que al sacar mi miembro de su recien perforado culo, se asomaron restos de semen que cayeron por entre sus piernas. A la vez que ambos caimos sobre la alfombra, casi desfalleciendo de tanto placer. Como podía suceder que Judith Graciela despertara, nos abrazamos asi desnudos y bese sus tetas de nuevo le dije que me gustaba mucho que siempre la habia deseado y ella me dijo y yo a ti ni te imaginas te juro que fue mejor que lo que imaginaba mi amor.
nos despedimos con un largo beso, mientras abrazdos la acompañe a su recamara, prometiéndonos discreción y la repetición de encuentros furtivos y apasionados como el de esa noche

miércoles, 26 de agosto de 2009

gladys mi amante

Llegué a casa de Gladys a eso de las 9 de la mañana: sus dos hijos estaban en la escuela y yo disponía de tres horas libres antes de atender una cita.
Gladys es una mezcla rara: mitad libanesa, mitad catalana, tiene los ojos azul claro, cabellera abundante que le cae sobre los hombros, ondulada. Pese a haber parido dos niños y tener sus 40 años, su cuerpo se mantiene firme y delgado, debe pesar cuando mucho 50 kilos. Mide 1.70 de estatura, su figura es armónica, su trasero respingón; esta suavidad contrasta con la voz ronca, de fumadora, con la que seduce aún sin querer.
Yo también tengo 40 años, mido 1,80, uso barba y bigote. Peso alrededor de 84 kilos y parezco delgado. Los lentes, mi mirada y mi voz me vuelven atractivo, sobre todo para damas de mi edad. No es infrecuente que, cuando doy cursos o conferencias, algunas señoras me busquen... ya sabes para qué.
Gladys y yo somos amantes desde hace unos meses. Disfrutamos un sexo ocasional, pero muy intenso, porque cuando uno de los dos toma la iniciativa el otro se deja hacer. Estamos abiertos a todo tipo de experiencias, incluyendo tríos (es bisexual) sexo anal, intercambio de roles.... en una ocasión llegué a disfrazarme de mujer y ella de hombre, pero eso es otra historia.
Me recibió con un beso en la mejilla. Sus manos, sin embargo, palmearon dos o tres veces mis abdominales. La abracé, frotando mis manos contra su espalda, contra la blusa blanca transparente que dejaba ver su sostén.
¿Me extrañaste? –preguntó ella.
Porque te extraño estoy aquí –respondí.
Nos miramos un instante. Sus ojos eran a la vez una invitación y una esperanza: la besé en los labios mientras ella apretaba su cuerpo contra el mío y empezaba con sus manos a recorrer mis muslos. Le acaricié la cintura, subí al cuello, bajé a la blusa que aún cubría sus pechos. Ella gimió:
Sí, sigue así, sigue así...
Empecé a desabotonarla lentamente y le quité la blusa; lamí su sostén, deleitándome a la altura de los pezones que, gracias a mi lengua, empezaron a pedir guerra. Mi mano derecha bajó por los pantalones y acaricié, por encima, su vulva, que imaginé ya mojada y sedienta. De golpe, ella me detuvo, se sentó en el sofá más próximo, me acercó y, presurosa, desabrochó mi pantalón, lo bajó junto con mi calzoncillo. Sin decir palabra, se metió mi pene en la boca. ¡Qué bien mama esta mujer, Dios mío!
Tras dejar mi verga lo más dura que pudo, se levantó de nuevo: mientras nos volvíamos a besar desabroché su sostén, pellizqué sus pezones; luego la besé en el cuello a la altura de la yugular: Drácula erótico al fin yo, dama indefensa ella, suspiró mientras le desabrochaba su pantalón, que cayó al suelo. Mis manos hurgaron debajo de sus bragas, acaricié su clítoris hinchado y húmedo y, de un tirón, la dejé desnuda. Me agaché, se abrió de piernas, chupé su clítoris, lamí su raja y transporté parte de su humedad al ano; la penetré sin problemas con un dedo, empecé a dilatarla.
Quiero tu culo ahora –le susurré.
Rápidamente saqué de mi pantalón unos condones y lubricante; mientras, ella se puso en el sofá a gatas, abrió sus cachetes, me enseñó su cuevita. No pude resistir esa visión y me agaché para lamer directamente su orificio, para seguirla dilatando con mi lengua, mientras ella suspiraba.
Puse lubricante en la entrada de su ano, en tres de mis dedos, y seguí abriéndola: primero entró uno, luego dos, finalmente los tres estuvieron danzando allá. Los retiré, me puse el condón, eché más lubricante en su ano y la embestí.
Gladys sintió mi penetración y respondió con un gemido suave: a la primera entró mi punta; presioné suavemente, un centímetro más fue adentro, me retiré unos milímetros pero sin salirme, volví a embestirla; poco a poco la penetré del todo, hasta que mis testículos tocaron sus labios vaginales. Ella empezó a mover sus caderas, a bailar con mi pene enterrado en sus entrañas.
Tienes un culo maravilloso –le susurré al oído.
Me respondió girando todo lo que pudo su cabeza para darme un beso lascivo. Sus flujos vaginales empaparon el sofá. De golpe, jadeó más y más fuerte. Un grito, otro grito, ¡estaba teniendo un orgasmo total! Mientras, seguí bombeando su culo, notando su estrechez, notando su fuerza en ese ano que sólo ha sido mío. Una de sus manos, acrobáticamente, alcanzó a acariciarse el clítoris durante unos segundos.
No te vengas dentro de mí –me pidió entre jadeos y susurros. -Te quiero en mi boca.
Seguí disfrutándola un rato. Ella se estaba cansando, así que suavemente retiré mi pene de su ano, me quité el condón; ella aprovechó para girarse, y al terminar de hacerlo vio mi verga cerca de su boca. Ávidamente se lanzó sobre mis testículos: los lamió, los absorbió uno por uno. Chupó mi pene: no pude resistir más y, en un grito, derramé mi semen en su garganta. Ella lo tragó, lo sorbió ávidamente. Después se dedicó a rematarme: me lamió la punta y yo empecé a aullar de placer. Eché una mirada hacia abajo y la vi con su mano derecha masturbándose frenéticamente. No me soltó hasta que un nuevo orgasmo la obligó a abrir la boca...
Nos quedamos sentados en el sofá, abrazados, empapados en sudor, desnudos, mientras ella se fumaba un cigarrillo y me ahumaba el cuerpo y las ideas. Cómo me encanta Gladys, de veras.

relato erotico " EL EVENTO DEL AñO"

Pues resultó que como todos los años, la empresa organiza reuniones y eventos donde asiste todo el personal, o al menos la gran mayoría, ya que siempre son en hoteles de gran lujo y renombre. Recuerdo que el último año la reunión fue en el Sheraton Pilar. Este año sin embargo, los planes eran para el Hilton, y además asistiría gente nueva de todos los cargos que había llegado a la empresa en el curso del año, entre ellos José, mi nuevo jefe. Hacía poco que estaba pero las chicas me habían hablado muy bien de él. Y desde el principio tuve la oportunidad de comprobarlo por mi misma.
Como su secretaria personal estaba muy exigida, pero se llevaba muy bien conmigo, de hecho creo que mejor que con las demás. Con frecuencia me invitaba a almorzar a las confiterías cercanas al mediodía y compartíamos charlas en su oficina en las que no faltaban indirectas de todo tipo tanto de mi parte como de la suya, pero él siempre las terminaba con una amplia sonrisa que no dejaba dudas sobre que se trataba de una broma y yo además sabía que él era un tipo casado y muy de su mujer como para hacer algo extramatrimonial.
Era un tanto confuso; por un lado se mostraba bromista y alababa mi inteligencia como nadie jamás lo hacía, y por el otro seguía con sus dobles intenciones, como provocándome para que le diera lo que quería.
Como ya dije, aunque extrañas, no pasaban de bromas y chistes picantes.
Sin embargo, al igual que todos los chistes, sus comentarios y contínuas alusiones picarescas a mi generoso busto y a mi cola encerraban algo de verdad. No me lo decía abiertamente, pero había visto como me miraba las tetas y podía sentir su mirada en mis piernas y en mi cola cuando me daba vuelta. Eso, sumado a cosas que escuché en el baño por haber chusmeado con mis compañeras me dieron la idea completa de sus intenciones, hasta que un buen día, en una de esas charlas medio en broma medio en serio le saqué de mentira a verdad lo que todo el tiempo me decía sin querer decirme nada.
Y una vez segura de que así era no pude reprimir la calentura que me agarré con él.
Ahora las indirectas eran en serio y se hacían cada vez más intensas a medida que se acercaba el día de la reunión, hasta que al final decidimos lo que pasaría, o más bien dicho cómo sería.
Iríamos a ese cóctel como cualquiera, la excusa perfecta para poder salir a vernos sin problemas, pero una vez concluido nos quedaríamos en la habitación reservada a nuestro nombre en ese mismo hotel, a solas...
Sabía que esa noche sería la única oportunidad que tendría y sabiendo lo calientes que estábamos el uno con el otro quería hacerle pasar una noche realmente para el recuerdo
De manera que aquel viernes, después del horario laboral cada una fue a casa como un día cualquiera pero a prepararse para una noche muy particular. Luego de una buena ducha elegí mis prendas con todo el cuidado pero a la vez dispuesta a ‘matar’ a José, así que me puse un portaligas blanco con las medias blancas, una cola less muy finita blanca transparente y con dibujos de telas de araña, pero sin corpiño. Arriba un vestidito de lycra negro sin hombros, hasta los pies y muy ajustado, con cuatro grandes cortes que llegaban muy hasta arriba y que dejaban mis piernas por completo al descubierto al caminar, casi dejando apenas a la vista los ganchitos que sujetaban mis medias al portaligas. Por último mis sandalias negras de taco aguja terminaron con mi vestuario.
Pero la otra parte de la sorpresa estaba oculta dentro de mi cartera: me llevé el consolador que tan bien supe ganarme aquella noche en el sex shop, donde sentí por primera vez un orgasmo por el culo con una cosa así completamente atorada la concha.
Maquillada y perfumada como nunca, llegué a la entrada del Hilton, al sector donde se encontraban mis compañeros y tras unos minutos de saludar a unos cuanto conocidos y de recibir algunos elogios busqué con disimulo a José con la mirada, hasta que lo vi y haciendo un gran esfuerzo por controlarme fui a su encuentro.
Al verme pude observar como me calcinaba lentamente con la mirada mientras yo lo desvestía con la mía, intentando disimular la oleada de calor que me vino al cuerpo de sólo verlo.
José era alto y bien formado, de hermosos y expresivos ojos celestes y llevaba el pelo castaño prolijamente cortado, pero su atuendo resaltaba aún más todo el porte de caballero y la elegancia que lo caracterizan. La reunión transcurrió de forma animada y muy divertida, durante la cual nos reímos y creo que hasta nos pasamos un poco de copas, bailamos y cuando se hizo tarde vimos como la mayoría empezaba a retirarse.
A los veinte minutos, cuando casi no quedaba nadie, un empleado del hotel me avisó que un caballero me esperaba en la suite N. 42. Con el pulso aceleradísimo fui al ascensor y una vez en el cuarto piso busqué la segunda habitación, cuya puerta estaba sin llave. Una vez adentro cerré la puerta con llave y lo encontré sentado en un sillón con un vaso de whisky con hielo en la mano mirándome fijamente, tras lo cual se paró y fue a una mesita a servirme uno a mí, que ya estaba avanzando hacia él. Al llegar me dio mi vaso y tras tomar un buen sorbo los dejamos en la mesa le rodee el cuello con los brazos y nos dimos un beso profundo y muy cargado de toda aquella calentura contenida, ahora liberada.
Lo besé ansiosa a la vez que él descubría mis enormes pechos debajo del vestido y me comía la boca en un gran beso que terminó mordiéndome el labio. Sin dejar de besarlo agarré su gran bulto, a penas soportado su peso por el slip, moviéndolo y estimulándolo desde afuera mientras sus manos me apretaban las nalgas. Di media vuelta hasta darle la espalda, logrando que me besara el cuello hasta marcarme y mientras me dejaba llevar por sus caricias casi no supe cuán desnuda estaba hasta que en un segundo mi vestido cayó al piso dejándome todo a la vista.
Abrazó mi cintura colocando su evidente erección en la hendidura que forma la unión de mis redondas y firmes nalgas y yo suspiré profundamente al sentir el bulto rozarme el culo, di un respingo hacia atrás y comencé una oscilante ondulación que no hizo otra cosa que aumentar más nuestra calentura con ese roce. Sus manos se concentraron en mis grandes y hermosos pechos, acariciándolos, sopesándolos, mientras su lengua en suaves pinceladas me lamía el cuello y su boca me mordisqueaba el lóbulo de la oreja, percibiendo como mi respiración se aceleraba.
Así de espaldas como estaba sentía sus manos recorrer mi cuerpo de principio a fin, acariciándome desde la punta de los pies toda la pierna hasta darme un fuerte apretón en mis firmes caderas mientras yo me derretía en sus brazos del deseo.
Sus manos volvían sistemáticamente a mis tetas, a las cuales ya desnudas completamente, frotaba desde abajo hacia arriba juntándolas en el medio, rozando los pezones con la yema del dedo medio. Alternaba esto con suaves pellizcos, hundiéndolos de vez en cuando, y sacándolos hacia afuera como quien ordeña para sacar leche... a esa altura, ya la calentura hacia estragos en él, traduciéndose en chupones en mi cuello y en mí convirtiendo mi vagina en un mar de flujo.
Ardiendo como loca di media vuelta y me arrodillé frente a él, bajándole apenas el slip para encontrarme con su terrible pito a escasos centímetros de la boca. Al bajarlo mostró una tremenda erección que lo hizo salir bruscamente por debajo del elástico, quedando casi vertical de lo parada que estaba y por demás inflamada. Con un largo promedio y un grosor más que aceptable, una colorada cabeza coronaba la punta haciéndolo ver en conjunto como un miembro muy apetecible de comer, del que colgaban dos robustos huevos listos para mí.
Sin esperar más abrí bien la boca y cerrando los ojos empecé a comerlo despacio, rodeándolo con los labios y saboreando cada centímetro desde la cabeza hasta los huevos, metiéndomelo en la boca hasta sentirlo en la garganta. Ya tenía la cara pegada a su vientre plano y sus huevos tocaban ya el comienzo de sus bolas, y me quedé así durante un par de minutos, disfrutando de toda su pija alojada en mi garganta.
Me la saqué de la boca completamente para darle una buena mamada, aún despacio como a él le gusta; primero lamiéndole los huevos hasta la punta de la verga, después sólo en la cabeza jugando con mi lengua, envolviéndola con los labios, para luego ir chupándola de a poco hasta la mitad. Se la chupaba con todo mi arte de puta, tan inocentemente como una nena con una golosina mientras lo miraba a los ojos, viendo como se estremecía de gusto. Tenía el pito ardiendo y muy parado, cosa que aproveché para acercarme un poco más y ponerlo al calor de mis tetas, justo en el medio de ellas para luego juntarlas y taparlo casi por completo, sólo la cabezota quedaba a la vista.
Bajó la mirada al sentir el cambio y enseguida vio y sintió mis desmesurados pechos frotándole el pito suavemente, con movimientos largos que iban de la base hasta la cabeza. Me agarraba las tetas y las juntaba al frotar cuidando de que no se saliera la enorme verga que llevaban entre medio al tiempo que sus gemidos se hacían oír cada vez más.
No pude con mis ansias y tras agarrarle la verga se la chupe entera de principio a fin, rápido y sin parar, tragándola toda tan vorazmente como pude, hasta que me frenó para no hacerle acabar ahí mismo.
No, todavía no. Antes tenía pensadas muchas cosas para mí...
El deseo pudo más que él y me llevó de la mano hasta hacerme sentar en el borde de la cama, tras lo cual llevó las manos a mi cintura y empezó a bajarme la bombacha desesperadamente, cosa que sin duda le hice más fácil y de la que me liberó en segundos. Nos mirábamos fijamente a los ojos mientras yo iba de espaldas hacia el centro de la cama, hasta que al llegar a la cabecera me incorporé un poco y terminé abriéndome impúdicamente de piernas para él, mostrándole mi concha rosada y babosa y más abajo el objeto de su eterno deseo... mi ano.
Se subió a la cama hasta mí y acercándose a mi entrepierna boca abajo la empezó a acariciar, pasando suavemente sus dedos sobre mi vulva, jugando con mis labios mientras esparcía los jugos que brotaban de ahí por todos lados. En un segundo vio el fuego que me inundaba y sin dudarlo empezó a cogerme la concha con los dedos, metiéndolos uno a uno, hurgando cínica y descaradamente en mi feminidad, el rincón más íntimo de mi cuerpo... Metía los tres dedos más largos y me masturbaba con ellos mientras su otra mano me pellizcaba los pezones y los retorcía, enloqueciéndome de gusto, complementando el manoseo con hábiles lamidas que me hacían delirar de placer. Me volvió tan loca que no me contuve al agarrarle la muñeca y forzarle la mano en un entrar y salir de dedos más brusco y duro que casi hizo que me la metiera hasta los nudillos.
Gozaba como una puerca de aquella violación consentida con los ojos cerrados y mordiéndome el labio inferior, cuando no pude por menos que sonreír al sentir como uno de sus dedos comenzaba a untarme mis propios flujos en el ano.
Cuando vi que ya tenía la colita lista para él me di vuelta hasta quedar boca abajo y luego de abrir las piernas un poco me separé las nalgas con las manos, entregándole mi culo muerta de deseo por ser por fin poseída desde atrás, tan desesperada por eso como él por hacerlo y darme el gusto.
Se subió a la cama y caminando de rodillas se me fue acercando hasta quedar casi sentado sobre mis caderas, entre las que apoyó la verga para fregarse y hacerme sentir todo aquello que estaba por meterme. El mero contacto de su miembro sobre mi agujero me excitó sobremanera, mojándome mas la entrepierna y dilatándome el culo para la cogida.
Ya estaba lista y en unos segundos mi colita se abrió ligeramente, como esperando la penetración que al fin llegó, y viendo como mis manos le dejaban el camino libre a mi indefenso ano apoyó la colorada cabeza sobre el y lo fue hundiendo sin piedad, estirándolo cuan ancha era su cabeza y una vez dentro empezó a empujar el tremendo tronco sin demoras para dejármelo por completo enterrado.
Lo sentía entrar dolorosamente centímetro a centímetro, cada vez más enrojecido por la pija que me entraba hasta que el esfínter parecía latir para tolerar mejor la invasión, cuando al fin terminó de entrar y la cabeza se alojó muy profundamente dejando sus huevos pegados a mi ano.
Haciendo caso omiso de mis quejidos de dolor se meneaba sobre mi, haciéndome sentir su verga hinchada y dura, preparada para destrozarme. Parecía estar disfrutando del dolor que me suponía haber sido empalada de tal forma y de la casi humillante manera en que me le entregué para ser sometida, tan sumisa y obedientemente como a él le gustaba, hasta que lo miré como pude para decirle sólo una palabra: cogeme.
La cara se le encendió de lujuria y tras inclinar su pecho sobre mi espalda levantó las caderas para asestarme la primera estocada, tan profunda que sentí mi ano estirado como jamás en mi vida. Me hizo dar un respingo y me dejó boquiabierta de la sensación; dolió un poco al principio pero mentiría si dijera que no me gustó, tras lo cual no hice ningún esfuerzo en ocultarle una amplia sonrisa de gusto que le dio a entender que no quería que parara. Rápidamente empezó a bombearme diestramente, tras lo cual solté mis nalgas y me apoyé con los brazos para incorporarme un poco, dejando caer mis voluminosas tetas sobre la cama. Me excitaba de una forma increíble de sólo ver como se movían mis tetas por las sacudidas que me daba José al cogerme, viendo y sintiendo como mis pezones se endurecían y despuntaban en carnosos y gordos picos creciendo desde el centro de su gran aureola. No pude más de la locura que me invadía y agarré sin saber cómo sus dos manos y llevándolas a mis pechos le obligué a agarrarlos y amasarlos al ritmo del estupendo bombeo que me daba.
Hacía lo que quería con ellos; los apretaba, los manoseaba y para terminar de volverme loca del gusto aprendió y me hizo enseguida aquello que me gusta tanto: apretando el piquito del pezón con la mitad de sus dos dedos más largos lo doblaba hacia un lado y lo estiraba cuanto podía hasta hacerme gritar del dolor. Yo misma le pedía que de esa forma levantara el peso de toda la teta para hacerme doler mas mientras no dejaba de dármela por el culo sin compasión, haciéndome arder como un infierno de placer.
En un determinado momento me las agarró desde abajo y apretándolas bien fuerte se afirmó a ellas y me penetró más profundo y rápido hasta dejarme el ano casi insensible, que me daba un terrible ardor por la tremenda cogida pero también me estremecía de gusto. Habrán pasado unos cinco minutos mas o menos antes de que empezara a gritar y a gemir cada vez más y más alto, cogiéndome muy fuerte y profundo pero casi perdiendo el ritmo de tan buen bombeo, hasta que al fin me la enterró del todo y apretándome las tetas hasta el dolor me largó un abundante chorro de esperma que me maltratado culo se tragó de inmediato. Al estar así de abierto y penetrado bien hasta el fondo como estaba no había manera de que me perdiera ni una gota, y detrás de ese primer chorro vino otro todavía más abundante y caliente que siguiendo el camino del primero me hizo sentir como se me colaba en los intestinos. La verga de José daba pequeños empujoncitos cada vez que me inyectaba un poco mas de semen, incluidas las dos o tres grandes gotas que me dejó a lo último. A mi me palpitaba el corazón y estaba totalmente desbocada, muerta de deseo por haberlo sentido acabarme tan profusamente dentro del culo y por una de las mejores cogidas que recuerdo. Todavía sin soltarme las tetas se recostó sobre mi espalda, besándome el oído y lamiéndome el cuello en busca de más sexo.
Me di vuelta con él encima hasta quedar boca arriba y tomándolo de los hombros lo hice bajar hasta dejarle la boca a la altura de mis tetas, dirigiéndole la boca hasta mis pezones para que empezara a chuparlos y así dejarme aún más caliente.
Ya sin ayuda de mis manos bajaba por su propia cuenta rozándome con los labios todo el camino hacia abajo y entre las tetas, hasta que de repente se incorporó y tomándome de las muñecas me hizo levantar hasta quedar sentada. No sabía lo que hacía hasta que se puso justo sobre mis piernas boca arriba, moviendo la lengua rápidamente sobre sus labios a escasos centímetros de mis pezones erectos. Tal actitud me dio una oleada de ardor increíble; el terrible dominador por el que me estaba dejando someter ahora venía a mi, para que le diera de mis pechos como a una criatura...
Con una mezcla de lujuria y malicia accedía a su pedido mientras él se dejaba llevar por mí con la misma mirada. Levanté cuanto pude mis tetas y me llevé los pezones a la boca para que se pusieran totalmente erectos al contacto de mi lengua y tras masajearme un poco los pechos los dejé listos para él, que me miraba atentamente. Ya lista para el amamantamiento y sin poder resistirme le levanté la cabeza con una mano mientras con la otra agarraba mi teta y le acercaba el pezón a la boca hasta que ambos se encontraron y uno fue engullido por el otro. Empezó a chupar con la voracidad de un recién nacido, dando chupones largos y profundos haciendo que mi pezón se contraiga y luego se estire hasta desaparecer en su boca, con tanta desesperación que hasta me dieron puntadas de tanta succión. Chupaba con las ganas de quien no lo hizo jamás y su mano había hecho presa de mi otra teta, levantándola, apretándola, estrujándola a voluntad, hasta que agarró el pezón por la aureola y sin dejar de mamar repitió con los dedos el movimiento de sus labios. No sólo me mamaba sino que también me ordeñaba, creando una escena de amamantamiento tan impactante y ardiente que casi podía sentir la leche bajar y supurar por mis pezones. No podría recordar cuanto pasó antes de que cambiara de teta, pero lo cierto es que esa escena tan sensual se vio interrumpida cuando no pude evitar dar un grito ahogado que me hizo abrir los ojos de repente: mientras yo disfrutaba de sus labios haciéndose las delicias en mis senos, José había ido separándome lentamente las piernas hasta que con el lugar suficiente, no dudó en meterme la mano en la concha de nuevo, ensanchándola hasta hacer pasar la mano entera hasta la muñeca, sin importarle mis gritos de súplica.
Me hizo sentir de nuevo su mano moviéndose dentro de ella, retorciéndome de gusto por unos momentos hasta que me dio un empujoncito para dejarme acostada.
Acercándose a mi de rodillas se ubicó entre mis piernas abiertas y sin darme tiempo a nada me fregó el pito endurecido por la vulva hasta que la cabeza encontró mi manoseado y dilatado sexo y en un segundo me penetró. Con una sonrisa mezcla de asombro y placer lo veía cogerme la concha atónita, viendo como me levantaba las piernas hasta poner mis tobillos sobre sus hombros. Estaba como loco, y sin dejar de moverse me besaba los pies y me pasaba la lengua sobre las medias, lo que parecía calentarlo sobre manera. Tras sacarme la verga de la concha me bajó las piernas y diciéndome que ya estaba lista me hizo darle la espalda de rodillas para sodomizarme otra vez. Sólo que ahora la sorpresa se la iba a dar yo.
Ante su mirada perpleja rebusqué en mi cartera el consolador que había guardado antes de salir, y poniéndome en cuatro patas como él quería me abrí un poco de piernas y fui metiéndomelo lentamente en la concha hasta que hubo desaparecido por completo. Aunque mi vulva lo tapaba totalmente y no se podía ver nada si no era manoseándome con los dedos hasta descubrirlo, se apreciaba a simple vista que tenía algo de gran tamaño atorado bien adentro de la concha, dejándome el culo bastante estrechito.
Aún penetrada y llena como estaba, de mi conchita seguía manando flujo para mejorar la estadía de aquel placentero invasor, pero juntando un poco con los dedos también lo usé para untármelo en el ano y con un poco de masaje conseguir algo de dilatación. Cuando yo me sentí realmente lista para la monta se lo dije y enseguida pude ver por el espejo en la pared como se le caía la baba, henchido de lujuria y ardiendo como una brasa, mostrándome su peor cara de deseo cínicamente hambrienta de carne como el violador que esta por abusar de su víctima. Y yo, sumisamente entregada y en posición para dejarme someter otra vez, esperaba ansiosa el momento de la sodomización porque estaba segura de que ahora me iba a coger hasta romperme el culo.
Se fue colocando agachado sobre mis caderas hasta que su pito durísimo quedó apuntando justo a mi culo y entonces apoyó la colorada cabeza sobre mi ano y empezó a empujar. Enseguida lo sentí abriéndome el culo para entrar, ya que a pesar de que me culeó muy bien hacia un rato, estaba penetrada muy profundamente por el consolador, lo que me dejaba la colita un poco estrecha. Pero eso era lo que yo buscaba: darle a Josecito el placer de coger y romper un culo estrecho como si fuera virgen y que me la fuerce hasta lograr enterrármela bien adentro y que las cabezas de ambos pitos se encontraran en mi interior, fundiéndome la concha con el culo hasta hacerme estallar de placer. Ya me había metido la cabeza con cierto esfuerzo mientras yo gemía al sentir como el grueso tronco se metía más y más y él se encendía terriblemente al escucharme. Al tenerlo casi adentro del todo empezaron las molestias pero me moría de ganas por que siguiera adelante, cosa que hizo sin dudar y a los pocos segundos largué un grito, mezcla de sorpresa y temor, cuando de un empujón me la terminó de meter bien adentro y la doble penetración fue un hecho.
Me la hizo sentir un instante, para que recordara siempre lo que se sienten dos pitos a la vez dentro del cuerpo, y en un instante se inclinó sobre mi espalda, se afirmó de mis tetas y empezó a montarme, culeándome duro y parejo. Me retorcía de gusto pero a la vez no podía evitar gritar con un poco de dolor con cada arremetida que me daba; tenía la concha llena con el consolador y las contínuas y fortísimas estocadas que José me daba por el culo me hacían derretir del placer. Me clavaba las uñas en las tetas de lo ardiente que estaba y yo no podía más que disfrutar y apenas gritar sintiendo como el bombeo incansable de José me partía el culo, enrojeciéndolo y estirándolo cada vez más, llegando al límite.
Mi placer aumentaba enormemente a cada empujón que recibía enloqueciéndome de gusto hasta que de repente sentí una fuerte puntada en el ano seguida de un desgarro que hizo que la verga de José se metiera hasta tan adentro de mi que sus huevos tocaran mi ano, ya sangrando por la rotura. Tenía el corazón latiendo desbocado y tras un par de empujones más en ese estado llegué a un profundo orgasmo que explotó en mi entrepierna y subió hasta mis enormes tetas, hinchadas y con los pezones como piedras, haciéndome gritar como una marrana del terrible gozo que sentí.
Lo gocé unos minutos muy intensos donde también sentí como mi ano supuraba algo tibio (sangre, como supe después), tanto por el desgarro como por otras pequeñas roturas que no advertí hasta entonces.
El bombeo de José fue aumentando cogiéndome el culo sin piedad, ya roto y estirado, hasta que su gran cabeza empezó a llegar tan profundo como pudo para hacerle gritar un orgasmo fortísimo y muy placentero. Me inyectó grandes y espesos chorros de esperma, llenándome el culo con los ojos en blanco del placer.
Estaba como extasiado y no paraba de gozar mientras su esperma seguía fluyendo dentro de mi culo a borbotones, escupiendo grandes gotas en cada empujoncito que su verga me daba al acabar, hasta que mi culo no pudo mas y por la rotura empezaba a caer mucho semen mezclado un poco de sangre en gruesas gotas que bajaban por mis medias hasta la cama.
A pesar de haberme cogido y acabado como los dioses, José seguía bombeándome; no tan fuerte como antes, pero todavía lo hacía como para disfrutar un poco mas de su eyaculación y de la sensación de haberme roto el culo en una cogida brutal que me hizo literalmente estallar en éxtasis.
Yo mientras tanto sentía lo último de aquel orgasmo terrible que José me provocó cuando me rompió el culo con el consolador en la concha y luego me hizo acabar, haciéndome disfrutar como una puerca total mientras me sodomizaba sin piedad para luego inocularme su semilla.
Me dejé caer vencida por el cansancio y mi amante se desplomó sobre mi espalda, teniéndome todavía penetrada, como negándose a que su abusadora masculinidad abandonara mi cuerpo. En esa situación empezó a besarme el cuello y luego el lóbulo de mis oídos mientras sus manos encontraron mis pechos debajo de la sábana para amasarlos a los dos juntos.
Sin siquiera abrir los ojos le pedí por favor que me sacara el consolador.
Accedió gentilmente y al meterme los dedos en la concha lo agarró como pudo y lo sacó lentamente, para que al terminar se quedara contemplando el espectáculo de mi vagina tremendamente abierta. Enseguida dejó mi juguete por ahí cerca y se recostó unos minutos a mi lado a descansar antes de ducharnos.
Al cabo de bañarnos juntos nos vestimos y partimos hacia la planta baja del hotel, donde se ofreció a llevarme a casa en vista del cansancio que yo mostraba.
Ya estaba. Ya lo habíamos hecho. Los dos viajábamos en el auto con esa sensación mientras charlábamos, sólo que yo ya pensaba en cuándo sería el próximo cóctel...

domingo, 23 de agosto de 2009

relato erotico BOCA VS SAN LORENZO

Seria por alla de finales de los 80's trabajaba para la televisora local de mi ciudad que me enviaron a cubrir un importante partido de la liga argentina, del famoso equipo Boca juniors contra el popular San Lorenzo de Almagro. Para esto ya habiamos contactactado con la televisora encargada de transmitir el juego para que me recibieran en el palco de transmisiones.Llegue en vuelo directo del Distrito Federal ( la ciudad de Mexico) a Buenos Aires , me recibio Ricardo el comentarista deportivo encargado del mencionado partido. Me regalo la camiseta del Boca con el numero 10. me dice quiero que la portes en el partido ( yo no sabia que tan fanaticos eran alla . asi que por las dudas me lleve una playera del America de Mexico).
Llegamos al estadio el Gasometro de san Lorenzo a eso de las 2 de la tarde el partido estaba programado para las 5 de la tarde , subimos al palco de transmisiones , muy amplio. con una gran vista . pero estaba dividida por una pared falsa que separaba los comentaristas de los espectadores invitados por ellos. Acomode mi maleta donde llevaba mi libreta y mi videocamara para grabar algunas acciones del partido en el lado de los visitantes , conversaos un rato y Ricardo estuvo preparando todo el equipo a eso de las 4:30 pm le dije voy por algo para tomar y comer aqui vuelvo enseguida.
Baje a donde venden los snack pero iba apreciando la belleza de las mujeres de esa ciudad. llegue al restaurant (asi le podria decir ya que tenian de todo) me dispuse a esperar mi turno cuando mi mirada se topo con una chica que portaba el uniforme de san Lorenzo pero el uniforme constaba con una minifalda que dejaba aasomar su rico trasero y una playera que solo cubria sus pechos ( un top dijeramos por aca) me quede extasiado viendo ese hermoso trasero hasta que oi las siguientes palabras " te equivocaste de equipo guapo' , levante la mirada y era la chica de la mini que volteando el rostro sobre sus hombros me miraba entretenida , con una sonrisa picara en su cara , le conteste porque equivocado preciosa? mira tu playera contesto/ hasta en ese momento cai en cuenta que traia la camiseta de boca. oh es por esta playera, inmediatamente me quite la playera dejando solo la de mi equipo el America, fue cuando dijo, tengo un turista frente a mi y mexicano. dejame presentarme me llamo Maria Laura, bienvenido , gracias preciosa me llamo Alfredo y no vengode turista engo a cubrir el partido y sobre la camiseta me la regalo un amigo pero veo lo hizo en plan de broma , le comente donde estaba y la invite al palco lo cual gustosa accedio .
Era una chica espectacularmente guapa con una melena larga con cabellos suaves y finos , un cuerpo bien formado con sus buenas curvas , unos pechos de tamaño medio pero firmes y venia con los colores del equipo de san lorenzo. Llegamos al palco les deje sus alimentos y bebidas a Ricardo y compañeros, y me fui al lado de los invitados donde previamente deje a la chica. conversamos sobre su vestimenta y me aclaro que era un de las animadoras de la porra del San Lorenzo, por eso lo sexy de su vestimenta y que habia llegado tarde por eso estaba ahi en el restaurant, , Bueno pues agradezco que llegaste tarde asi te tendre de compañia en este partido pero no creo poner atencion en el , teniendote a mi lado .
Se levanto y coquetamente se para frente a la ventana y me dice y si me pongo aqui no te distraere ? me levanto y me acerco a ella y le digo completamente mientras mis manos se posan sobre la barandilla de proteccion del palco rodeando el cuerpo de ella para que no escape , le doy un beso que corresponde calidamente introduciendo su lengua en mi boca mientras nuestros cuerpos se juntan mi miembro empieza a crecer dentro de mi pantalon . Maria lo nota y me separa , se da la vuelta y me acerco a su nuca , ' te gusto preciosa ? mientras mi pene dentro de mi pantalon se restrega en su trasero y Maria voltea con las mejillas encendidas . No se que decirte pero desde que te vi me gustaste demasiado y solo te tengo por unos instantes asi que aprovecha,uniendo la accion a la palabra me avienta sobre el asiento y se monta sobre mi , quitandose la playera dejando al descubierto unos senos perfectos redondos y coronados en un pezon precioso, me los restrega en la cara y los lamo fuertemente mordiendo suavemente el pezon entonces ella baja hacia mi entrepierna y me desabrocha el pantalon , bajandolos seguidamente dejando libre a mi pene que cais choca con su rostro , ella se hinca frente a mi y lo toma con sus manos lo masajea , cerrando y abriendo el capullo de mi glande , se lo lleva as u boca acaricaindolo con sus labios lo introduce en su boca , lamiendo la cabeza solamente , acariciando co n su lenga alreddor de mi glande mmmm rico preciosa , lo saca y recorre de arriba a abajo con sus labios imaginando un rico helado, se levanta , elevando su falda mstrando su hermosa tanguita color negra, la cual se la quito y veo un hermoso sexo depilado , la acerco a mi poniendo mis manos en su rico culo la atraigo y coloco mi cabeza entre sus piernas buscando saborear su sexo mi lengua encuentra su clitoris ya exitado duro lo beso suavemente, lo acaricio con mi lengua mientras mis manos recorren su traasero y un dedo juguetea con su ano. me separa y dice sere tu vaquera amor . , se sienta hermosamente sobre mi pene , ensartandolo despacio , perdiendose en esa gruta de placer mmmm. chica que rico se sienta lentamente y cuando mi pene se pierde en esa gruta , Maria Laura comienza un movimiento con su cadera de atras hacia adelante , ritmico luego cambia hacia los lados y su cara se cotnrae de gusto. mientras yo tomo sus pechos y los muerdo suavemente , se mece y se estremece teniendo un gran orgasmo, apretando con su vagina mi miembro queriendo exprimirlo, ahhh que rico amor , este pene es muy sabroso, sigue moviendose mientras mi pene convulsa dentro de su vagina , amor no te muevas tan rico que me vengooooooooo, suelto un tremendo chorro dentro de ella llenando su vagina con mi semen, quedamos extenuados sobre el asiento, momentos despues ella se levanta aun chorrando semen por su pierna, , vamos a asearnos al baño amor , aqui hay uno privado en esl palco, me subo el pantalon y la sigo ,observando su hermoso trasero ( pensando tiene que ser mio) mi ereccion no baja aun . deseando tener ese rico premio . Maria Laura se voltea y me dice lo haremos de nuevo en los servicios amor , te iras con un buen recuerdo de este partido.Y nos encerramos en uno de los servicios.
- ¿Estás segura? - Le preguntó antes de besarla de nuevo.
- Sí - responde ella con seguridad empezando a desbrochar la cremallera de mi pantalón.
Antes de que me de cuenta, su mano ya se ha metido dentro y está acariciando mi sexo por encima del slip. No puedo perder tiempo, así que subo su falda, acaricio sus nalgas, introduzco las manos dentro de sus braguitas y paso mis dedos por su raja. Ella suspira, su mano ya se ha introducido dentro de mi slip y empieza a acariciar mi verga. Le quito las braguitas, se agacha frente a mí, saca mi sexo y empieza a lamerlo. Cierro los ojos y echo la cabeza hacía atrás cuando siento su boca húmeda alrededor de mi sexo. Es una sensación maravillosa, sobre todo porque es su boca la que lo está haciendo. Cuando mi verga ha conseguido la consistencia deseada, ella se pone en pie, se gira dándome la espalda, se sube la falda y se baja las bragas en un gesto indecente, y apoyando sus brazos sobre la cisterna me dice:
- ¡Venga, vamos, métemela! Seguidamente, acerco mi verga a su sexo, primero lo palpo con un par de dedos, está húmedo, muy húmedo, se nota que ha soñado con este momento millones de veces, así que sin más, llevo mi verga hasta ahí, y la penetro. Ella protesta:
- ¡No, la quiero en el culo!
- Espera, primero es mejor esto, para lubricarla.
- ¡Ummm..., bien! – acepta gimiendo placenteramente al sentir mi polla entrando y saliendo de su húmeda vagina.
Doy unas cuantas embestidas, siento las paredes de su vagina estrujando mi sexo y me siento en la gloria. Me aprieto contra ella, huelo el aroma de su pelo, pero no debo desconcentrarme, su novio la estará esperando y ella desea que la haga mía de nuevo, con urgencia.
Sacó mi sexo del suyo, lo llevo hasta su entrada posterior, ella se sujeta firmemente sobre la cisterna, espera, contiene la respiración. Yo empujo, siento como poco a poco mi miembro entra en el estrecho agujero, ella empieza a suspirar, y cuando ya la tengo toda dentro, la sujeto firmemente por los senos, pegándome a ella y empiezo el lento mete-saca. Ella gime, suspira, mientras yo no dejo de moverme cada vez más rápidamente haciendo que sienta toda la extensión de mi verga entrando y saliendo de su estrecho ano. Los gemidos se intensifican poco a poco. Su cuerpo se tensa. Nosotros seguimos a lo nuestro, y ahora, no sólo ella gime, también lo hago yo, porque siento como mi verga se hincha poco a poco, siento como las paredes de su ano se contraen alrededor de mi polla. Está a punto de correrse, y en realidad no tarda en hacerlo, grita, gime, su cuerpo se contrae, se convulsiona y finalmente explota en un ruidoso orgasmo. Sigo empujando, loco de placer y deseo, embebidos en el suyo y finalmente yo también exploto en un sonoro orgasmo que me obliga a gemir y jadear cerca de su oído mientras embisto su culo una y otra vez.Mi pija empieza a bajar de intensidad y resbala hacia afuera de culo , arrastrando semen de el hermoso agujero aun abierto por el tamaño de mi verga se voltea y me dice , ' te gusto tu premio Alfredo, mi hermoso turista mexicano , no solo me gusto ,me encanto , me dice ella bueno amor tengo que ir abajo con las demas chicas , espero que algun dia vuelvas y tengas puesta una playera de San Lorenzo de Almagro, dandome un rico beso salio del palco tomando las escaleras hacia el campo de juego . Tomo mi maleta y me voy al lado de los comentaristas del juego, Ricardo al verme dice ah ya llegaste y la ricura que estaba contigo, ya bajo fue con las demas chicas , si dice Ricardo es la mejor de todas ,ademas es hija del accionista mayor de San lorenzo Don David fernandez y sobretodo es la consentida por ser quien tiene el gusto por este deporte. Terminado el partido espere inutilmente volver a verla, pero este partido siempre estara en mi mente , aun cuando solo lo vi por los videos de mi amigo Ricardo , ya que el salvo mi trabajo al proporcionarmelos y yo hacer mi reporte, espero volver a ver a Maria Laura en otro partido para ano-tarle 3 goles .

miércoles, 12 de agosto de 2009

relato erotico " por andar en las pandillas"

Soy Karina soy una chiquita de 18 años, que ando en la moda del regaeton y esas cosas, a mi me gusta vestir como se visten las chicas de los videos, con los shorcitos pequeños y con tenis con calcetas, la blusas entalladas notando los pechos preciosos que tengo y por supuesto las colitas que me hago en el cabello que tengo teñido con mechas.
No tengo un gran cuerpo hasta tengo algo de barriguita, pero mi carita de niña y mi manera de ser me hacen parecer de lo mas putita.
Y no lo era tanto hasta que conocí la vida de la calle, mis padres nunca han tenido un gran cuidado de mí, la mayoría de las veces ni siquiera saben en donde ando. En la escuela a la que asisto no prestan mucha atención a los alumnos así que si voy o no, no pasa nada.
En la escuela conocí a Paula, que también andaba en las mismas que yo, y ella anda metida en esas cosas de las bandas. Ella era chica bonita muy parecida a mí en la forma de vestir y de ser.
La primera vez que me invito a conocer a sus amigos de la banda, sentí un poco de miedo pero al final me convenció sin mucho esfuerzo, nos salimos de la escuela por la parte de atrás y nos fuimos a un baldío, donde esperamos un rato hasta que se fueron juntando todos los chavos, y me sorprendí de la cantidad de chavas que iban llegando.
Pusieron música de daddy yankee en la grabadora y comenzó el cotorreo.
Estuvimos bailando un rato, cuando escuchamos el ruido de un carro que se acerco, vi a mi amiga sonreír y me dijo que era ricki, el líder de la banda.
Ricki es un chavo como de 25 años, moreno, con el cabello desteñido como si fuera lanchero. Se ve que hacia ejercicio pues se veía delgado y muy simpático.
Llego saludando a todos con los modos característicos de las bandas. Y se fue acercando a nosotras, mi amiga sonreía coqueta, y el fue directamente a ella.
La abrazo y la beso con descaro metiéndole la lengua hasta la garganta mientras recorría su cuerpo con lujuria.
Yo me quede mirándolos con deseo, y mi cosita se humedeció rápidamente.
El se separo de ella, y me miro curioso y le pregunto quien era yo.
Es una amiga –respondió ella- y le sonrió picara.
Y dirigiéndose a mí me pregunto que cuantos años tenía, le dije que tenía 15.
Miro a mi amiga y le sonrió mientras le decía – sabes lo que me gusta –
Sin mas agarro a mi amiga de la cintura y se la llevo a un galerón que estaba al fondo del baldío donde estaba la fiesta. Yo me quede sin saber que hacer hasta que se me acerco otro de los chicos y me dijo que fuéramos a bailar.
Olvidándome momentáneamente de mi amiga me puse a bailar con el chavo que me había invitado.
Sin embargo yo no podía dejar de pensar en mi amiga mas que nada por que sabia que ella estaba con ricki y lo mas seguro es que estuvieran haciendo algo.
El chico con que bailaba, al notar que no dejaba de mirar hacia el galerón me dijo:
no te preocupes, se están divirtiendo
Intrigada a mas no poder, deje de bailar y me dirigí hacia el galerón, el chico me dijo que no lo hiciera pero no me importo y continué decidida.
El lugar no estaba lejos, y cuando llegue vi la puerta entreabierta y sin pensar entre llamando a mi amiga.
Lo que vi al entrar no me sorprendió mucho:
Paula estaba sentada en una silla desnuda de la cintura para arriba con las piernas abiertas y ricki la sostenía de los tobillos mientras su cabeza se perdía entre ellas.
Los gemidos y gritos que daba no dejaban lugar a dudas de lo que estaba disfrutando.
Desde donde estaba no podía ver bien la mamada que Paula estaba recibiendo por lo que me fui acercando sin el menor pudor.
Ella noto mi presencia y contrario a lo que pensaba me sonrió.
Tomo a ricki de la cabeza, lo separo de su cosita y le hizo una seña para que volteara, cuando el volteo y me vio, también sonrió.
Ricki se paro dado que se hallaba de rodillas y extendió el brazo hacia mi me acerque, y me beso en la boca con una calentura que casi me vengo, sentí en la boca el sabor al sexo de mi amiga que el tenia impregnado, eso me calentó mas.
Metió su lengua en mi boca hurgando hasta mi garganta, de pronto me soltó y dejo escapar un suspiro.
Mire a Paula y la encontré con la verga de ricki en la boca dándole una mamada profunda como solo ella sabia y que después me enseño a dar.
Ricki me acariciaba los pechos sobre la blusa mientras me besaba y Paula seguía con su trabajo bucal.
Yo no podía dejar de mirar a mi amiga, como se perdía la verga en su boca, daba ligeros bufidos cuando la sacaba e inhalaba cuando se la volvía a meter, la verga estaba llena de saliva, ella se la chaqueteaba usando su propia baba como lubricante, se la sacaba de la boca y la escupía.
Mientras se la jalaba le besaba y chupaba los huevos con unas ganas impresionantes, el ricki estaba pendejo, solo atinaba a sobarme las tetas y emitir sonidos como si le estuviera sacando el cerebro por la verga.
Sin esperar mas me quito la blusa dejando mis chiches al aire, yo le ayude con el short y los calzones, en un dos por tres estaba completamente desnuda.
La boca de Paula seguía necia mamándole la verga a ricki como si tuviera vida propia, el sin pensarlo mucho llevo su mano a mi cuquita y metió sus dedos en mi rajita ya completamente encharcada. No se cuantos dedos me metió pero sentí una sensación de llenura que casi me vengo.
Estuve así por unos segundos, cuando vi mi amiga ponerse de pie.
Ricki sacando los dedos de mi toto, me tomo de la parte trasera de los muslos y me levanto en vilo, yo cruce mis brazos por su cuello, y lentamente me fue dejando caer, sentí su verga golpear con mi vulva, pero sin poder penetrarme.
En eso sentí la mano de mi amiga por mi entrepierna que desde atrás guiaba la verga de ricki hacia mi rajita.
Cuando estuve centrada sentí la reata abrirse paso deliciosamente dentro de mí, di un largo gemido que creo se escucho hasta donde estaba la fiesta.
Con una facilidad que no pensé que el tuviera, me hizo subir y bajar sobre su verga hasta tenerme bien ensartada.
Me puso la espalda contra la pared para tener mejor apoyo, y continúo con el ataque de su verga contra mi cosita.
Me acribillaba de una manera deliciosa sentía cada centímetro de su reata perforarme, por un momento pensé que me llegaba hasta el útero.
Yo gritaba como una perra, y disfrutaba la mirada perdida de el.
De momento me la saco y me dejo pararme, sentía una comenzón en el sexo que no había sentido nunca.
Paula mientras tanto volvió al ataque devorándose el miembro limpiándolo de todos los jugos que le había dejado mi sexo.
Ricki no la dejo mucho tiempo seguir con eso, tomándola del cabello la levanto y la puso de cuatro patas sobre un sillón desvencijado que estaba ahí lleno de polvo, ella se dejo hacer sin reparar en nada. Al ver a mi amiga en esa posición mi calentura aumento.
Ricki se acerco y la tomo de las caderas y dirigió el tronco hacia su rajita que se abrió ante el invasor de carne que la estaba atravesando. la cogida que le estaba dando era de miedo, Paula gemía como una loca con cada estoca que ricki le daba.
La tuvo así por varios minutos hasta que el fue deteniéndose poco a poco.
Saco su verga de la puchita de mi amiga, y tomándome del cabello me llevo hacia su nabo, no puse resistencia, me agache, y lamí su verga desde los huevos hasta la cabeza, para de un solo golpe tragármela toda.
Volví a sentir el sabor del sexo de Paula mezclado con el sabor de la verga, chupe y chupe hasta dejarla limpia.
- Escupe ahí – me dijo señalando el culo de Paula que continuaba de cuatro patas
Me acerque a ella y me llego el aroma a su sexo que ya conocía perfectamente pues me lo había tragado dos veces.
Sin dudar agarre a Paula de las nalgas, se las abrí y lance un escupitajo al centro de su anillito, mi saliva se corrió lentamente hacia abajo, sin pensarlo la esparcí con mi lengua por su ano arrugadito, podía sentir en mi lengua cada uno de los pliegues de su culo mientras se lo iba lamiendo. El me miraba divertido mientras se jalaba la verga.
Me separe del culo de Paula que ya se encontraba bien lubricado con mi saliva y le di una ultima chupada al nabo de ricki.
Ricki se coloco nuevamente detrás de mi amiga y abriéndole las nalgas con una mano, con la otra agarro su verga y la dirigió hacia su ano, cuando ella sintió que la verga hacia contacto con su esfínter dejo escapar un gemido de resignación, el sin inmutarse presiono la cabeza del miembro contra el esfínter, que nunca me imagine que presentara tal resistencia, el empujaba sin piedad y no lograba abrirse paso en el anillo trasero de mi amiga, acerque mi rostro y deje caer mas saliva en la cabeza de la verga que trataba de romper ese culito, mire a Paula y vi su rostro descompuesto por el dolor, tenia los ojos cerrados y los labios crispados mientras dejaba escapar sonoros gemidos, acaricie su cabello, le di un beso en la mejilla y regrese a su trasero para seguir viendo como la atravesaban.
Ricki ya había logrado meter la cabeza, el anillo de Paula se hallaba distendido, el tamaño que tenia cuando se lo lamí, había aumentado un poco mas al tamaño de la cabeza de la reata que la atravesaba, tratando de ayudarla, abrí sus nalgas a todo lo que daba.
Ricki me sonrió, y con suaves movimientos hacia delante dejo ir perdiéndose el tronco de la verga dentro del culo de mi amiga. Centímetro a centímetro fue entrando toda hasta que su pelvis quedo pegada a las nalgas mi amiga.
Con las manos firmemente colocadas en las caderas redondas continuo con los movimientos de mete y saca cada vez mas rápido.
Los gemidos de Paula se habían convertido en gritos, no podía creer como le entraba toda la verga en el culo me parecía increíble por el tamaño que tenia, ella movía las caderas hacia atrás ayudándolo con la penetración, hubo un momento en que el se detuvo y ella fue la que rítmicamente se balaceaba hacia delante y atrás dejando entrar y salir al trozo de carne de su ano.
Yo estaba que no podía con mi calentura, sentada como estaba junto Paula con las piernas abiertas me acariciaba el clítoris, y metía mi dedo en mi cosita, pero no era suficiente, quería volver a sentir la verga de ricki atravesándome el sexo.
Sin embargo el seguía perforando a mi amiga sin piedad, ella se encontraba en otro mundo, se había quedo quieta y el seguía con los movimientos invasivos de su miembro,
La piel de las nalgas de Paula se erizaron incontrolables, la oí gritar y perder el sostén de sus piernas cayendo desmadejada sobre le sillón polvoso, se estaba viniendo, el orgasmo que la invadió fue impresionante, de sus ojos brotaban las lagrimas, mientras sus labios trataban de curvarse en una sonrisa.
Ricki le saco la verga de un solo golpe, ella soltó un gemido de alivio, y acerco su verga a mi rostro, y sin el menor asomo de asco me la metí a la boca mínimo hasta la mitad, sentí un sabor diferente, pero no me disgusto, al contrario, provoco que yo la saboreara a un mas.
No tarde mucho mamándosela, el ya estaba pronto a venirse, y sin ninguna delicadeza me tomo con las dos manos de la nuca y continuo metiéndome la verga hasta la garganta al mismo ritmo que lo había hecho en el culo de mi amiga.
De pronto coloco su mano en mi frente haciéndome para atrás, y me ordeno abrir la boca y sacar la lengua. Lo vi chaquetearse con frenesí y a los pocos segundos sentí lo caliente de su leche regarse por mi lengua, mis mejillas y mi cara entera.
Me trague lo que había caído en mi lengua, saboreando hasta la última gota leche.
Se dejo caer sentado en el sillón junto a Paula, y la empujo hacia a mi que seguía sentada en el sillón, Paula se acerco y me lamió la leche de la cara para tragársela con gusto.
El sonreía mientras nos miraba, abrace a Paula y le di un beso.
Ricki cerro los ojos y se fue quedando dormido, yo me recosté en el sillón junto a el mirándole la verga que había perdido su dureza, pero aun conservaba su buen tamaño.
Paula me dijo que lo dejara descansar, que no me desesperara, que sabia que yo no me había venido y que el no tardaría en darme gusto.
Así ella me tomo del rostro acariciándome y me beso con mucha ternura, su lengua estaba dentro de mi boca haciéndome unas caricias muy diferentes a las que había sentido cuando el me había besado.
No me había imaginado nunca tener sexo con otra chica, pero con la calentura que tenia en ese momento toda cabía en lo posible.
Sus manos suaves se apoderaron de mis pechos que acariciaba y pellizcaba en los pezones, dejo mi boca para dirigirse a ellos y los chupaba suave pero firmemente, era delicioso sentir su lengua en mis senos.
Llevo su mano a mi puchita y con sus dedos acaricio mi clítoris haciéndome sentir un placer que no había imaginado nunca, la experiencia que tenia como mujer me hizo encontrar sensaciones que nunca había experimentado.
Sus dedos atacaron mi cosita, metiéndome no se cuantos dedos me masturbaba deliciosamente, lo mas exquisito fue cuando dejándose caer entre mis piernas, abrió los labios de mi vagina y sentí su lengua recorrer todo el contorno hasta llegar a mi clítoris.
Lengüeteo sobre el sin detenerse por varios segundos, chupaba mi botoncito firmemente como si se tratara de la verga de ricki, el mete y saca que tenia en mi vagina combinado con su lengua en mi clítoris me acercaba a un orgasmo inminente, mi corazón latió con mas fuerza y sentí que se me vaciaban las entrañas en un orgasmo interminable.
Cuando las contracciones de mi vagina pasaron, Paula saco sus dedos de mi sexo y con una sonrisa lujuriosa se los metió a la boca chupándolos con deleite.
Mi orgasmo no mermo mi excitación y decidí devolver el placer a mi amiga que gustosa lo acepto, la tome de los hombros colocándola de en la misma posición que yo me encontraba, sin mayores preámbulos fui hacia ella que ya me esperaba con las piernas abiertas, pase mi lengua lentamente por su cosita abriéndola de par en par, hasta detenerme en el clítoris dándole largas lamidas y chupadas.
Estuve chupándola por varios minutos, de pronto sentí unas manos apoderarse de mis nalgas, sobandolas y estrujándolas, mire a un lado y no vi a ricki por lo que supe que era el que estaba detrás de mi.
Me puse de cuatro patas con el culo en alto sin dejar de chupar a Paula, sentí que mis nalgas se abrían y el contacto húmedo de la lengua pasarse por la raya de mi trasero hasta detenerse en mi culito virgen, ricki paseaba su lengua por mi ano de arriba abajo deteniéndose solo para introducirla en mi huequito trasero, era simplemente delicioso.
La lengua se separo de mi ano y fue cuando sentí el dedo que trataba de entrar, un ligero escozor tuvo lugar en mi culo pero fue momentáneo.
El entrar y salir del dedo con la saliva no fue difícil, y no lo fue tampoco cuando introdujo otro y otro más, la sensación en mi recto era deliciosa
Sin aguantar mas separe mi boca de la pucha de mí amiga y volteando le dije a ricki:
méteme la verga ricki, por favor , méteme la verga-
quieres que te la meta? Me respondió
si amor métemela en el culo.
Pídemelo por favor -contesto
Papi por favor métemela en el culo – respondí
Paula me tomo del rostro y me dio un beso.
Una sensación diferente me llego al ano, era frió, volví a sentir el dedo de ricki en círculos dentro de mi, paula me dijo que era lubricante, los dedos de ricki se perdieron en mi recto una vez mas.
Inmediato que los saco sentí la cabeza de su miembro en la entrada de ano, el empujo nuevamente, y me prepare para resistir el embate recordando el rostro de Paula, sin embargo mi sorpresa fue grande al sentir como me iba entrando la verga sin que mi esfínter pusiera gran resistencia, una ligera molestia me invadió pero no duro mas de unos segundos.
Ricki fue deslizando su reata suavemente dentro de mi recto hasta que lo sentí pegado a mis nalgas, me acaricio el cabello, y el mete y saca que pensaba seria imposible comenzó.
La verga entraba y salía deliciosamente de mi culo sin causarme ningún dolor ni molestia, solo una ligera sensación de querer ir al baño, mi piel se enchino y pude notar que mis pezones se erguían y endurecían.
Deje mi cabeza sobre las piernas de Paula que me acariciaba el rostro mientras miraba sonriente a ricki.
El no dejaba de bombearme para esos momentos con más fuerza, entraba y salía sin piedad de mi.
Nunca pensé que seria sodomizada de esa manera y sin sentir ningún dolor, la sensación me encantaba, estar así, de cuatro patas con el culo en alto, con el rostro en la entrepierna de mi amiga, y berreando como perra y apenas era una chiquilla, un aire de libertad me invadió, lo que me esperaba de la vida.
De pronto ricki comenzó a bombear con mas fuerza, y mis berridos aumentaron al ritmo de la embates de ese pistón de carne, el lanzo un grito ahogado y sentí que su reata crecía dentro de mi, después de dos embates lo sentí estallar dentro de mi.
La sensación caliente de su leche recorrió mi recto que pensé que llegaría hasta mis intestinos.
Mi orgasmo no se hizo esperar, líquidos calientes comenzaron a manar de mi cosita mojando mis muslos, una sensación extraña me invadió cuando el me la saco del culo.
En verdad pude sentir mi culo abierto, y la leche de ricki saliendo de el, no pude evitar un ligero ruido del aire que ricki me había metido con su rico bombeo.
El se dejo caer nuevamente en el sillón, Paula me ayudo a pararme y me sentó junto a ella diciéndome:
te gusto amiga?
Si fue delicioso, creo que me he convertido en una putita anal – le respondí
Claro que lo eres, yo quisiera poder hacerlo como tu, pero aun me duele –
Gracias -le respondí-
Paula y yo somos inseparables y somos las consentidas de ricki, nadie puede meterse con nosotras, y hasta la fecha continuamos disfrutando los tres, algunas veces juntos otras entre nosotras solas.

relato erotico " lo estreno mi exmarido"

Mi aun esposo y yo salimos a tomar una copa a un bar de la ciudad, hablamos de la situacion en que se encontraba el proceso de divorcio, de nuestra bebe y terminamos hablando de momentos felices, tema que no queria tocar porque estaba cansada de decirle que lo nuestro no puede continuar, porque yo estoy con otra persona. Me beso a la fuerza y no pude resistirme y le correspondi senti un mar de emociones en mi interior como si volvieran a surgir de no se donde...el comenzo su tarea... me comenzo a poner cachonda con sus propuestas y su idea de hacerlo por ultima vez como una despedida a lo que era nuestra relacion... la verdad no me pude resistir... el sabe mejor que nadie que es el unico que me hace tocar el cielo cuando haciamos el amor. Y esa tarde habia estado con mi actual pareja pero me dejo con mucha ganas de sexo.
Sali del bar no muy convencida de estar haciendo bien, pero el deseo de calmar mis ganas y la tentacion de sentirlo otra vez era mucho mas fuerte que la razon... llegamos a uno de los mejores autohoteles de la ciudad, entramos a la habitacion y nos comenzamos a besar (por un momento se cruzo por mi mente que solo estaba usandome, pero al fin de cuentas yo tambien lo haria) Nos desvestimos rapidamente y recorrimos nuestros cuerpos con caricias y besos. Comenzamos con un riquisimo 69, me ponia mas caliente el ver como mi ex se comia mi sexo que horas antes habia recibido una buena descarga de mi pareja (por supuesto que no se lo dije, para mi era fascinante, era como una especie de venganza). Cambiamos de posición donde me penetro lo mas que pudo y volvi a disfrutar de ese vaiven, de ese mete y saca de su rico chilin, nos besamos como locos...asi estuvimos un muy buen rato... hasta que lo saco y nos pusimos de perrito (esta posicion me encanta hacerla con el) comenzo a meterla poco a poco aunque yo estaba muy mojada entraba y salia con muchisima facilidad... sus manos recorrian mi espalda al igual que su boca y mi piel se erizaba, sus manos tambien apretaban por momentos mis pechos hasta que se aferraron a mis caderas y entonces supe que venian las mejores embestidas...las que hace meses no disfrutaba y comenzo a darme nalgadas sin dejar de meter y sacar yo estaba muy excitada gemiamos como locos y no pude retener mas el orgasmo,,, los dos nos venimos al mismo tiempo... nos quedamos unos minutos pegados y por fin nos tiramos en la cama.
Hablamos de cosas sin importancia y entonces me propuso darme un masaje, no pude decirle que no (porque me derriten los masajes) y comenzo a acariciar mi linda espalda con sus manos grandes, besaba mi espalda, me susurraba cosas al oido (eso me pone a mil) y me puso como el queria bien caliente de nueva cuenta mi concha estaba supermojada y vibraba de deseo al igual que yo al sentir el roce de su pene por mis nalgas... no aguante mas y me levante le ordene que se acostara boca arriba y lo monte, me clave su pene lo mas que pude y comence a cabalgar, lo hice de menos a mas, frotando lo mas que se pudiera mi clitoris a su sexo, el no paraba de acariciar mis pechos y me atrajo hacia el yo frotaba mis bubis contra su pecho, nos besabamos y el comenzo a tocar la entrada de mi ano, eso me supercalienta, y saz! ya tenia un dedo dentro que entraba y salia... asi seguimos y ya eran dos sus dedos dentro de mi. Yo rompi con el silencio y le dije que si no queria hacermelo por el culo que no aguantaba y que ardia de ganas por hacerlo (en todo el tiempo que estuvimos casados siempre me arrepentia a que intentara meter ese pedazo de carne por ahí) entonces ni tardo ni perezoso comenzo a dilatarlo y me dijo que si estaba lista. Lo fue metiendo con muchisimo cuidado, muy suave.... me dolia, el trataba de relajarme, pero la verdad si tenia algo de miedo y le dije que mejor ya no, cuando de pronto que lo mete todo y comenzo a meter y sacar ....no puedo describir lo que sentia era una mezcla de dolor con placer... poco a poco me olvide del dolor y ahora mis gemidos se iban convirtiendo en gritos de placer desconocido para mí... estuvimos asi un tiempo hasta que el lo saco y lo volvio a meter a mi vagina para terminar dentro de mi.
Estaba agotada y muy satisfecha por fin...., asi que nos metimos a bañar, el queria hacerlo otra vez pero ahora dentro del baño... le dije que no porque ya era muy tarde... llevabamos un poco mas de cuatro horas en ese cuarto del placer y yo tenia que regresar a mi casa.
Cuando llegue a mi cama quede rapidamente dormida porque ya tenia un buen tiempo que nadie me hacia gritar de placer. Ahora no se si haya alguien que pueda superar a mi ex y me haga vibrar igual o mas que el... pero por lo pronto seguire disfrutando del sexo muy rico que tengo con mi actual pareja.

relato erotico " el trasero de carmen"

El trasero de Carmen era esquivo, renuente, prohibido –igual de evasivo y mojigato como su dueña. No siempre fue así, sólo al principio. Su dueña, mezcla de temores y tabúes, en nuestras primeras incursiones amatorias había establecido un cerco en torno a su culo; razones, según ella no le faltaban: "aunque mi hermana y una de mis amigas me han comentado que el sexo anal es muy rico, tal vez mas que el vaginal, he leído en libros sobre las posibles consecuencias, y eso me da miedo; también me han dicho que si no se sabe hacer duele, duele mucho, eso me aterra bebé; mejor porque no lo haces frotando a vergi en mi colita, sólo en la entrada con la puntita de tu palo y luego lo metes en la puchis desde atrás", eran algunas de sus razones.
Pero vayamos por partes. En uno de sus viajes a México fuimos a Chapultepec, recorrimos el museo de Antropología, el Castillo y una larga exposición de fotografías colocadas sobre las llamadas Rejas de Chapultepec, por supuesto que el tremendo recorrido hizo sus efectos, la argentina pidió reposo. Buscamos una banca vacía y en ella descansamos un poco, ahí mismo nos besamos un rato, ella apretando mi erección sobre mi pantalón en tanto que yo intentaba meterle la mano bajo el vestido, pero ella apretando las piernas no me dejó pasar, aquellos escarceos hicieron que llegáramos ardiendo al hotel. No aceptó darse un baño ni nada, se desnudó rápido apurándome a hacer lo mismo y cuando apenas me acostaba en la cama la madura se posesionó de mi, montándose encima pero en sentido inverso, esto es, lista para hacer un 69; mientras su ávida boca se tragaba mi verga bien erecta yo le mamaba su pucha jugosa y muy olorosa, sólo que me faltaba concentración pues tal vez por haber sudado o caminado mucho, su culo, que quedaba justo arriba de mi nariz, apestaba bastante. Pese a ello dejé que me mamara hasta casi hacerme venir, y para no dejarla en seco le mordí delicadamente el clítoris mientras, como no queriendo, le metía un dedo en el ano. Mita se vino gritando de placer, para luego quedar desfallecida sobre mi, que tuve que soportar sus más de 63 kilos de peso.
Luego nos metimos a la regadera para quitarnos el olor y el sudor de la cogida. Pero Carmen seguía caliente: "anda bebé, quiero saber qué se siente montar", y al llegar a la cama sin decir más se montó en mí para clavarse en mi verga parada, y mientras yo le mordía los pezones, ella brincaba como posesa sobre mi que le amasaba las firmes nalgas, "ay papaíto estoy montando, qué rico es montar sobre vergi, te siento todo dentro de mi"; se me ocurrió una idea: dejarle ir el dedo por el culo. Creo que no lo sintió, pues ya casi cuando le llegaba el orgasmo le dejé ir dos dedos en su culito, que ya no estaba duro, sino bastante flexible, elástico, amigable, y así se vino, de nuevo gritando un "aaarrrrgggg, papaíto que me vengo, aaahhh, hummmmm, más, me viene más, papi no… te detengas, sigue, sigue, mételo más, todo, aaahhhh, otra vez… me veeeengo". Mientras se venía le removí la verga en la pucha mientras mis dedos seguían danzando dentro de su intestino, eso le provocó otro orgasmo que me contagió, pues me vine en seguida. Descansamos un rato y luego le dije:
--"¿Te gustó el dedito en el culo?".
--"¿Qué dedito?".
--"El que te metí en el culito mientras estabas cabalgando a vergi".
--"No digas mentiras, no sentí nada, no se, no creo que hayas podido, mi cola esta muy apretada, me hubiera dolido, no te creo", dijo ella mirándome extrañada.
--"A lo mejor no sentiste cuando entró porque estabas muy excitada, ya casi te venías montando a vergi…".
--"¿Montar a vergi?, si, es la primera vez que hago eso, fue muy rico papaíto, pero no creo que tú… con tu dedo en mi cola".
Y para probárselo le llevé mi dedo hasta su nariz, al principio no comprendió, pero cuando el penetrante olor de su excremento le llegó, exclamó: "¡¿qué cerdo?!, eres un degenerado, sucio, eso no se hace, mira que darme oler mi cola, fuchi, cochino!", y se levantó corriendo rumbo al sanitario.
Luego regresó apenada, esquivando la mirada, se acostó junto a mi. Quise convencerla: "anda Mita dame tu cola".
--"No papaíto, tengo miedo, mucho miedo, algo le puede pasar a mi ano; los libros dicen que eso no es normal y que la mujer puede sufrir consecuencias; me han contado que el ano se deforma y que puedo tener no se, consecuencias… no, eso no, ya sabes".
No quise insistir. Nos vestimos y nos fuimos a cenar. De regreso la dejé en su hotel y me fui a mi casa un tanto frustrado.
En las siguientes citas no volvimos a hablar del asunto de su cola, hasta que una tarde luego de pasear por el Centro Histórico, al llegar al hotel Mita se desnudó y se puso de rodillas en la cama mostrándome sus ricas nalgas, volví a pensar en su culo y acercándome a ella por detrás empecé por acariciarle los cachetes de sus nalgas firmes y carnosas, luego las abrí un poco para descubrir su rosado culo, apretado, rodeado de pliegues y de escasos vellos castaños, cortitos, aquella visión desató mi excitación y a besos me comí sus nalgas que ella removía con picardía gimiendo hasta que lamí su ano que me supo amargo y olía bastante, por momentos sentí repulsión, eso me hizo ir por una toalla al baño y con ella le limpie el culo usando mi saliva para lavarle ahí en esa zona; Mita estaba quieta, arqueando la espalda para elevar más el culo, dejándose lamer la cola aunque por momentos gemía moviendo las nalgas y para hacer más intensa la caricia le paseaba mis dedos por su pucha viscosa y cálida, hasta que con dos dedos le penetré la concha, entonces Mita sintió llegar al orgasmo: "ay papaíto, qué rico siento, que rico, más, besa más, ahí, en la colita, hummm, siento que todo se abre, puchis y mi colita palpitan bebito, lame, besa, ahí, tus dedos, más, hummm, siento que me viene, ay chiquito de mi vida qué me haces, aaaahhhh", seguí titilando su ano con mi lengua pero no la deje venir; enderecé mi cuerpo y le apunté la verga en la pucha que entró toda, fácilmente, hasta que quedé pegado a sus glúteos, y me la estuve cogiendo como perra, entrando en ella con violencia, haciendo brincar su carne, sus nalgas que chocaban contra mi pelvis, seguí así hasta dejarla desfallecida, casi sin sentido, era mi oportunidad, le saqué el miembro chorreando de jugos y se lo apunté en el culo, creo que no lo sintió, pues cuando casi el glande penetraba el duro ano ella gimiendo apenas dijo: "¿qué haces?, duele papaíto lindo, ay, no, deja, eso no por favor, ay bebé duele, duele mucho, nooooo", pero no hice caso a sus suplicas y mantuve la presión de mi verga en su culo hasta que el hoyo se fue aflojando, ella gimiendo y su culo dando de sí, hasta que media verga estaba dentro de su intestino y me detuve, Mita preguntó: "¿ya bebé?, ¿entró todo?, anda termina que me duele mucho" y como para comprobar pasó su mano hacía atrás tocando mi verga parcialmente metida en su culo, "ay papi, falta mucho, ya no, déjalo ahí, termina así que me arde todo, ¡me matas bebé!", sentí que la presión de su ano sobre mi pinga disminuía un poco y me agarré a sus nalgas, moviendo un poco el miembro, delicadamente, poco a poco, y sin meterlo más, así me la estuve cogiendo, sacando apenas un poco de verga, luego sentí bajo de mi la mano de Carmen que me tocaba los huevos y se acariciaba ella misma en la pucha, volví a presionar y la verga entró más, ya casi la tenía toda; Mita seguía frotándose con los dedos en la panocha, gimiendo tal vez de dolor o de placer, hasta que toda la verga estuvo dentro: "ya papi, te siento dentro, todo dentro de mi, eres un pillo, malo, malote, nunca me lo habían hecho así, nadie antes entró ahí querido mío, me robaste la cola, me desvirgaste por ahí, anda muévete un poco, siento cosas dentro, un placer diferente, muy rico, muévete papaíto lindo" y para cuando Mita decía aquello ya mi verga iba y venía con facilidad en su culo, ahora flexible, flojo, caliente; sentí que la leche se me iba y aceleré las metidas, sacando el miembro hasta el glande y sepultándolo de golpe en el agujero abierto que era ahora el antes apretado culo de Mita, "dale, dale más, dame la leche, ¡dámela, la quiero en la cola, dame leche en la cola bebito lindo aaaaahhhh!, ¿qué siento?, ¿qué me haces?, riquito mío, dámela ya…, ya…, leche, quiero tu leche bebé, dámela, más, hummmm, la siento, ¡ay qué rico!, los chorros, el semen dentro mío, sigue papaíto, hummm, más, otro más, palpita tu rica verga bebé", y eyaculé dentro de Mita sintiendo como el intestino palpitaba al unísono con mi verga, succionándola, sacándome el semen. Al terminar de venirme caí sobre ella y quedé acostado sobre su espalda todavía con mi tronco clavado en ella, juntando los rostros, besando su cuello y sus mejillas: "¿qué hiciste tontito?, loco, eres un loco adorable, ¿qué me hiciste hacer?, yo no quería, la cola sólo sirve para evacuar, lo sabes, pero lo usaste para cogerme y fue rico, nunca imaginé que fuera así, tan diferente, caliente, entre dolor y placer, tan delicioso, huummm, todavía lo siento dentro", dijo la madura dándole con el ano algunos apretones a mi verga, ahora flácida, y apretando la fue echando fuera, escupiéndola junto con el semen. Luego de unos minutos Mita protestó: "anda ya quítate, déjame ir a la ducha, huele mucho a eso…", le saqué la verga del culo y se levantó corriendo al baño, momentos después la alcancé ahí y la encontré de espaldas al espejo mirándose la cola que abría con las manos: "me duele, bebé, duele mucho, lo destrozaste, mira, lo dejaste rojo, muy irritado, me arde y está como abierto, flojo, casi no tiene pliegues", dijo ella; "no te preocupes, el dolor es pasajero, en unas horas lo volverás a tener apretadito, luego del baño te aplicas un poco de crema para la piel y eso es todo", le contesté.
Más tarde fuimos a cenar al Mesón del Cid, y aunque la cena fue exquisita ella se quejó: "ay bebé me duele más ahí cuando estoy sentada, eres un loco", y de regreso pasamos por una farmacia, ella se extraño pero no preguntó nada, en los anaqueles encontré un "gel lubricante" y lo compré, llegamos al cuarto y nos acostamos, fue entonces que preguntó: "¿qué compraste?"; "un gel para ponerte en la cola, así entrará más fácil la próxima vez"; "¿qué pretendes?, ¿lo quieres hacer así de nuevo?, ¡ni loca aceptaría!, todavía siento que la cola me arde, no bebé, ya accedí a tus caprichos, deja mi ano en paz" y con un mohín de disgusto me dio la espalda, me acerqué a ella colocándole mi verga erecta entre las nalgas, ella lo sintió: "está duro tu pene, ay bebé, eres un loco, hace rato lo hicimos y ya quieres más, eres insaciable bebito loco" y se volteó quitando las sábanas de la cama hasta desnudarme, amorosa se acercó a mi hasta quedar hincada sobre mis piernas, su cara muy cerca de mi pinga: "me gusta tanto tu pene, es adorable, mira, acaba de comer y ya esta parado, duro, listo, queriendo más guerra el bribón!!", y con su mano derecha acariciaba el miembro delicadamente, deslizando sus dedos en forma de anillo sobre el lomo de la verga para desnudar el morado glande: "¡es graaande!, ¡enorme!, tu pinga se ve amenazante, pero linda y suave a la vez, la piel se desliza muy rico y la cabecita, tan roja, casi morada, se te pone muy buena, ¡ay bebé siento cosas!, en puchis y… en la colita dolorida, pero no lo quiero hacer así, al menos hoy no bebé, me duele mucho todavía, tal vez otro día, no se, quizá…, pero a partir de hoy mi culo es tuyo papaíto, todo tuyo, sólo tú haz entrado ahí, puedes estar seguro".
--"No te creo, pienso que tú ya habías culeado".
--"Te juro que no, eres él primero ahí, en puchis ya sabes, te conté hace tiempo, pero mi ano está nuevo, nunca antes acepté esas cosas, nunca me penetraron así".
--"A lo mejor ya antes te lo había pedido".
--"Si, alguna vez, hace tiempo, todos los hombres lo desean… si, pero fue hace tiempo, hace años".
--"¿Quién?".
--"No tiene importancia, ¿para qué quieres saber?, no tiene caso, soy tuya, ahora más, que me haz poseído contra natura".
--"Quiero saber".
--"Uno de mis escasos novios, Juan, ya te he platicado de él".
--"¿El que te enseñó a mamar, el que te recargaba en la pared y lo dejabas venirse en tu pucha haciendo a un lado el calzón?, ¿el que te mamaba la panocha en el auto?".
--"Jo, jo, jo, sí, pero ya no sigas, no me recuerdes cosas, no me gusta hablar de otros".
--"Si, pero quiero que me digas, ¿qué hacían?, ¿cómo fue que te pidió la cola?".
--"Casi no recuerdo, no me gusta decir esas cosas, fue hace tiempo, bastante; él era muy insistente, andaba muy caliente por mi, pero nunca acepté acostarme con él, quería casarme, pero insistía, se enojaba porque yo no aceptaba, luego se contentaba y regresábamos, jo, jo, jo, un día me dijo que lo dejara venirse en mis pompas, yo no quería; pero venía muy excitado y yo tenía la regla, así que entre unos arbustos del jardín de mi casa le di la espalda, él alzó mi vestido y me bajó un poco la panty y puso su miembro ahí, entre mis glúteos; hizo que me empinara un poco y así estuvo un rato, yendo y viniendo con su pinga gorda entre mis glúteos, hasta que sentí que eyaculaba en mis nalgas, a partir de ese día se volvió más insistente, quería que le diera mi cola, pero yo sólo lo dejaba que pusiera a su pene entre las pompas, él buscaba mi colita con su pene, pero yo la apretaba para no dejarlo entrar, se ponía furioso pero al final se venía echando el semen ahí, en la puertita secreta, por fuera de la cola".
--"¿Y tú que sentías?".
--"Cosas, ya sabes, sentía rico, como placer y a la vez ternura, por dejar que él terminara de esa forma, me gustaba sentir como palpitaba su miembro al eyacular, luego me daba su pañuelo para limpiarme el semen, me levantaba el calzón y nos despedíamos con un beso, a veces en mi recámara, antes de dormir, me quitaba la panty, estaba húmeda y oliendo a semen y pensaba, me excitaba pensando en su… miembro, lo deseaba, pero yo quería casarme con él, no ser su amante, sino formar una familia, eso fue todo con Juan".
--"Pero alguno más te lo pidió ¿o no?".
--"Bueno, si, tal vez, pero nunca me penetraron, al menos por ahí".
Carmen suspendió la plática para inclinar más su rostro y tragarse mi pene erecto, lo estuvo mamando un rato, tratando siempre de mantenerlo bien metido en su boca, pero no lo aguantaba y terminaba por tener accesos de vómito. Luego nos quedamos dormidos.
Al día siguiente tuve trabajo por terminar y cuando llegué por ella no estaba en el cuarto, eso me extrañó, bajé al bar para hacer tiempo y media hora después subí al cuarto. Mita ya estaba ahí, le pregunté a dónde había ido y me dijo que había salido a hacer unas compras y me mostró una pequeña bolsa de plástico casi transparente. "¿Quieres saber qué compré", me dijo con coquetería y sacó varias cosas de la bolsa, primero ví un tubo de gel: "me lo recomendó la chica de la farmacia, dijo que era para lubricar mejor el ano en las relaciones anales y esto –me mostró un paquete de condones— son preservativos para sexo anal, dijo que son más resistentes y así se evitan las infecciones por una mala higiene durante el acto sexual, ¿entiendes?, así si me lo haces por atrás te pones el condón, luego si quieres cambiar de lugar nomás te quitas el condón y me penetras por puchis", dijo sonriendo coqueta.
--"¿Y cuándo quieres probar todo eso?", le pregunté.
--"Cuando lo desees, si quieres ahora", dijo dándome la espalda.
Verla de espaldas bajándose su pantalón gris me calentó de inmediato, pero cuando estaba por quitarme la ropa me detuvo: "no, espera, voy al sanitario a lavarme ahí". Cuando regresó ya la esperaba bajo las sábanas con el pene erecto, se sorprendió al notar el bulto que formaba mi erección bajo la ropa de cama y haciendo un coqueto mohín dijo: "ay papaíto, ¿siempre eres así de caliente?, ¿nunca te llenas?, ¿siempre eres así de intenso?".
--"A veces, cuando la chica me calienta, así como tú, me excitas y desatas todas las ganas que traigo dentro, ¿y tú?".
--"¿Yo?, no lo se, pero desde que nos conocimos por internet desee conocerte y estar a solas contigo, dejarte que me hicieras de todo, también me calientas mucho, me estás convirtiendo en una loca, loca por tu… pinga, jo jo jo", dijo Mita acostándose junto a mi.
Nos abrazamos con urgencia, Mita ofreciéndome su boca abierta, acariciando con su mano derecha mi verga bien parada; estuvimos besándonos algunos minutos hasta que fue capaz de separarse para decir: "quiero tu… verga, anda ya bebito, dame veeeeerrrrga!!!!"; me separé unos momentos para montarla, ella abrió las piernas en compás y miró como mi verga iba al encuentro de su pucha entre abierta, siguió mirando cuando la empecé a penetrar y exhalando el aire de sus pulmones siguió viendo como la pija entraba lentamente, toda, en su panocha viscosa, hasta que nos quedamos pegados, yo sobre ella que enlazaba sus piernas en mi cintura atrayéndome hacia ella; luego de estar quietos unos momentos la empecé a bombear con arremetidas lentas pero profundas, sacando casi todo el miembro para luego sepultárselo de golpe, haciéndola brincar en la cama gimiendo: "aaahhh, siii, así bebito, fuerte, dame verga, la quiero toda, más, dame más, aaahhh, aahhh, no pares, no pares por favor, así, así…", luego de unos breves minutos Mita gritaba de placer cuando el orgasmo le llegó, y se vino gimiendo y apretando mi verga con los espasmos de su vagina, tratando de sacarme el semen, hasta que desfallecida cerró los ojos suspirando quedamente. Dejé que se recuperara y cuando le iba a sacar el miembro para culearla protestó: "no bebito, no la saques, quédate así, dentro mío, dame más, quiero tu verga, macho, anda papaíto dale verga a esta argentina caliente, sigue bebito, quiero más…", y me la seguí cogiendo hasta sacarle dos orgasmos más que la dejaron adormecida y sofocada, transpirando, entonces sí la desmonté acostándome junto a ella que permanecía con las piernas muy abiertas, mostrando la pepa abierta y chorreando jugos, con los ojos cerrados y respirando acompasadamente; no protestó cuando dí vuelta a su cuerpo hasta ponerla boca abajo y miré su cuerpo perfecto, bien formado, la espalda fuerte, la curva sabrosa donde termina la espalda e inicia su culo, sus nalgas bien formadas y firmes que amasé con ambas manos haciendo círculos con mis manos encada glúteo, así por minutos en los que Mita permaneció quieta y silenciosa, hasta que por voluntad propia fue alzando el culo, levantando las nalgas como buscando que mis caricias se hicieran más intensas, fue entonces que acerqué mi rostro a la abertura, al valle rosado entre sus nalgas y mi lengua recorrió el camino, de arriba abajo, hasta titilar con la lengua el estrellado conjunto de pliegues; fue entonces que la madura gimió un "oooooohhhh papaíto, más, lame, ahí…. Ssssíiiii, hummmm, tu lengua ahí, sí, más, juega ahí, en la puertita, ay bebé qué me haces… mi cola palpita, qué rico siento, más, aaahhh", y mientras lamía su ano sentí que ella, a voluntad, lo distendía y lo apretaba; me separé por momentos para mirar como el culo de Mita se contraía en espasmos que hacían desaparecer los pliegues o formarlos al apretar con fuerza el anillo del culo; volví a pegar mi boca al culo que seguía moviéndose, titilando, tratando de penetrar con mi lengua filosa, haciendo gemir a la argentina: "hummmm, hhhaaaaa, hummm", seguí lamiendo el culo de Mita unos momentos más hasta que ella lo pidió: "ya papaíto, hazme la cola, dame pinga por el culo, ya quiero pito, lo quiero, mételo ya!", poniéndose en cuatro patas y abriéndose las nalgas con ambas manos.
Ver a Mita en esa posición despertó la furia sexual que tenía contenida, apenas le apunté la verga en el ojete y empujé con fuerza, un "aaaaaayyyyy" doloroso escapó de la mujer cuando la penetré de un solo golpe, luego me quedé quieto, bien pegado a las nalgas de la argentina que gemía dolorosamente, luego sentí algo diferente: el culo de Carmen palpitaba, fue entonces que inicié una furiosa sucesión de arremetidas contra el ano distendido de la madura que sólo atinaba a gemir de dolor o de placer, no lo sabía, en eso la leche escapó de mi verga y le llené de semen los intestinos, y me abandoné para disfrutar del inmenso placer. Sólo reaccioné cuando el culo de Mita me apretaba con espasmos deliciosos el pito; volví a agarrarme a sus carnosas nalgas y arremetí contra su culo, ahora flojo, viscoso; ella volvió a gemir y a suplicar: "sssssiii, papaíto, dame más, quiero verga… dame pinga, dame más, quiero más leche bebé, dame más, quiero más, hummm, así, fuerte, más, jálame del pelo, sssiii, así con fuerza, cógeme bebé con tu pinga grandota", y obediente que soy me seguí cogiendo a la vieja calentona hasta que desfallecido le dejé ir todo el pito para volver a eyacular dentro de su culo, y nos quedamos pegados mucho rato, ella apretaba el culo para no dejarme salir de su ano, yo sobre ella con sus cabellos enmarañados en mi cara, suspirando, mientras que el olor a excremento inundaba la habitación. Rato después cuando ambos nos limpiábamos los olores y humores con una toalla, sentí su mirada sobre mi: "¿sabes bebé?, hay cosas que no te he dicho… ¿me vas a perdonar?... ¿si?... es que… mi colita no era virgen cuando… tú… la penetraste… es que… bueno… ya lo había hecho por… ahí… y… fueron varios… tres o cuatro… pero ya lo había hecho así, anal, dos, creo, fueron mis amigos y dos de ellos mis novios, ¿me perdonas?... ¿sí?", y miré sus ojos suplicantes y su cara triste que acaricié con mi mano, y añadió: "pero… ¿sabes?, nunca había sido tan rico, tan delicioso como contigo, lo juro, de verdad te lo juro!". La confesión sólo generó en mi una ligera sonrisa y… algo de coraje, pues comprobé que todas las mujeres mienten, y sin contenerme le di una fuerte nalgada con la mano y ordené: "¿Ah sí, puta argentina?, pues seguro que tus novios luego de culearte te pidieron que les mamaras la pinga, así con semen y caca, pues anda mamacita mámame el pito", y ella obediente se inclinó para lamer, primero, luego succionar el pito flácido hasta comérselo todo, mientras suspiraba diciendo "si, eso también lo hice".